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CinemaScope

'Tener tiempo', cine para crecer y ver la vida pasar entre batallas de gallos

Rodada con un par de "handycam", la película, pensada como trabajo final para la Escuela de Cinematografía, ha causado sensación en Málaga

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Mario Alejandro Arias, Gabriela Alonso Martínez y Nicolás Martín Ruiz no suman entre los tres edad suficiente para cobrar la jubilación; son veinteañeros, amigos que se conocieron estudiando cine en Madrid y que acaban de firmar una de las obras más sorprendentes del Festival de Málaga, el documental "Tener tiempo".

Rodada con un par de "handycam" (videocámara de mano), la película, pensada como trabajo final para la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid, donde se formaron los tres, es un documental sobre el "freestyle", o eso iba a ser, pero al final les salió un relato generacional, fresco y sincero.

Toda una sorpresa, que llegó a competir en la Sección Oficial del último Festival de Málaga.

"Fue una experiencia muy bonita, porque nos fijamos en un mundo que tenía sus propias normas y que nos era muy ajeno, el del 'freestyle', y al final fue menos una peli de este tipo y más un relato de chavales de nuestra edad", explica a Efe Martín Ruiz.

Ellos presentan así su película: "Madrid, 2021. C Tangana en todas las radios. Los parques vacíos. Elecciones autonómicas. Horas extra. Kiko, Pedro y Jesús han aceptado grabar una película. Aprovechan el tiempo libre para un porrito en el parque y un par de 'freestyles'. Mientras, se plantean qué hacer con su futuro".

Hablan de Pedro Novillo, Kiko Nates y Jesús Palacios, chavales de barrio y artistas de "freestyle", pero en este caso sólo una excusa para explorar una generación que vive en la calle, en los parques, en las paradas de metro. Y las "handy", la herramienta perfecta para pasar desapercibido y captar mil situaciones de intimidad.

La idea partió de Nico, el madrileño, que de "freestyle" sólo sabía que en el parque que sale en la cinta se rapea, como en muchos institutos; unos amigos se pusieron a rapear en una fiesta y se les abrió un mundo, ninguno sabía de batallas de gallos, ni de "freestyle".

"Yo veía a estos chavales en el parque, fumando porros y haciendo chistes de pollas, y luego resulta que tienen unas reflexiones superprofundas", apunta Nico, que se arrepiente de haber sacado del montaje "por un tema de ritmo" una escena que se cuenta, aunque no se ve, pero que "fue tal cual", asegura Martín Ruiz.

Dos chicos hablan de un poeta que conoció uno de ellos, una persona mayor, "de cuarenta años", comenta, y cómo al día siguiente estaban todos los chavales tirados en el parque, como siempre, pero leyendo poesía.

"Queríamos contar una historia acerca de nosotros a nivel juventud y, como un poco inconscientemente, plasmar estas dudas y estos miedos que teníamos de cara al futuro al terminar la escuela de cine", señala Arias, el más escéptico de los tres con el tema elegido, hasta que conocieron a Pedro y "se enamoraron" de él.

Pedro Novillo, protagonista de la batalla de la primera escena, les presentó a su grupo de amigos, que también les encantó, explica la cineasta canaria. "Ahí se inició lo que acaba siendo 'Tener tiempo': una película de amistad, de dudas, de amor, y también de las reflexiones de estos personajes sobre el destino", añade Alonso Martínez.

Son conscientes de que, al ser un proyecto de escuela de cine, no sufrieron las presiones "que normalmente se tienen, como buscar financiación durante meses o ir de foro en foro, buscando ayuda de coproducciones", añade Arias.

Gabriela, Ela, enfatiza que "sólo teníamos que hacer eso y queríamos hacerlo bien. Y teníamos claro dónde rodar, teníamos muchos lugares que nos gustaban porque eran importantes para los chicos y queríamos rodar desde ahí". A los tres, añade, "les iba" contar la película desde el híbrido entre la ficción y lo real: "El cine sin actores".

Partieron de una escaleta y un orden, pero lo mejor llegó por sorpresa.

Rodando en el parque se encontraron con la batalla entre Vic y Climax que recoge la cinta. "Eso no fue planeado. De hecho, era él el que nos llamaba a nosotros. Estábamos en la final de un evento de rap nacional -se emociona Arias-. Nos dijeron, '¿Quieren venir?', y salimos corriendo. Fue llegar y estar ahí a su merced", explica.

Reconocen que el montaje "fue un poco dispararse en el pie, porque teníamos cuarenta y tantas horas y mogollón de rupturas de la cuarta pared. Y tantos juegos formales que luego el montaje fue como, '¿y ahora qué?'", se sincera el ecuatoriano, que, a la vez sigue su carrera como músico.

Nico no descarta seguir con el cine, pero ahora está escribiendo una novela, "en la esfera de la película, sobre un chaval en Madrid, su día a día, y cómo piensa en el futuro", comenta a Efe.

"Ahora estamos cada uno centrado en un proyecto diferente", explica Martínez, aunque los tres colaboran entre ellos; Gabriela está en la postproducción de un largometraje de ficción, que rodará en mayo, "Ménades", un proyecto que "explora cómo sería un mundo sólo habitado por mujeres", apunta. "Igual porque la peli nos quedó muy masculina", remata Martín Ruiz.

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