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División en la PPA: la clase media del pádel acusa a su directiva de falta de “empatía"

Las buenas intenciones y la supuesta unidad entre los jugadores profesionales de pádel han saltado por los aires a las primeras de cambio

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Las buenas intenciones y la supuesta unidad entre los jugadores profesionales de pádel han saltado por los aires a las primeras de cambio. Si en el comunicado inicial emitido el pasado mes de octubre, los siete fundadores de la Asociación de Profesionales de Pádel (PPA) hacían un llamamiento a todos los jugadores “para trabajar unidos”, la unilateralidad en las primeras decisiones de su junta directiva ha derivado en una fractura en tiempo récord entre la élite, conformada por los palistas que ocupan los primeros puestos del ranking, y una clase media que comienza a no sentirse representada por los intereses de las grandes estrellas.

El solapamiento en el calendario de pruebas instigado desde la Federación Internacional (FIP) ha sido el principal detonante de la división. Como ya sucediese con el primer torneo WPT Challenger de la temporada disputado en Getafe y la prueba inaugural de la recién creada Premier Padel –impulsada desde la FIP, con el apoyo de Qatar y Nasser al-Khelaïfi–, el ente que preside el italiano Luigi Carraro ha vuelto a contraprogramar (con el visto bueno de la junta de la PPA) al circuito que permite a los jugadores con menor puntuación (a partir de la novena posición del ranking incluida en el circuito femenino, y de la decimotercera en el masculino) sumar puntos y ajustar todavía más la clasificación general de World Padel Tour.

Concretamente, en su tercera prueba de la temporada, el WPT Challenger de Mallorca, que se disputará en la Rafa Nadal Academy entre el 21 y el 29 de mayo, y que fue presentado el pasado fin de semana con el astro de Manacor y Carlos Moyá ejerciendo de anfitriones ante algunas de las mejores palas del torneo como Patri Martínez, Carolina Navarro, Mapi y Majo Sánchez Alayeto, Mari Carmen Villalba, Bea González, Sofi Saiz, Aranza Osoro y Lucía Sainz, en el cuadro femenino; y Javi Garrido, Coki Nieto y Rafa Méndez, en el masculino.

Sin embargo, y después de haber compartido su ilusión por participar en una prueba del WPT Challenger en un escenario como la Rafa Nadal Academy, los dos primeros se verán obligados a desdecirse o a verse expuestos a una expulsión de la PPA, después de que la FIP anunciase horas después y por sorpresa la celebración de una nueva prueba de la Premier Padel en Roma en las mismas fechas. Una decisión que tanto Garrido como Nieto no encajaron de buen grado.

El tercer jugador del cuadro masculino presente el pasado fin de semana en Palma, Rafa Méndez, puede considerarse la primera víctima colateral del solapamiento de pruebas orquestado desde la FIP con la complicidad de la junta de la PPA, y el primero en mostrar públicamente en una entrevista en Radio Marca su “descontento con la asociación de jugadores”.

Ciñéndose al contrato que le une con su espónsor principal (NOX) y patrocinador de WPT Challenger, el palista español decidió no acudir al Major de Doha y representar a su marca en Getafe, circunstancia que le valió la expulsión automática de la PPA. “Fui de los primeros que me asocié”, admite, al mismo tiempo que desvela que este hecho obliga a los jugadores “a comprometerte a disputar las diez pruebas de la Premier Padel”.

Sin embargo, el solapamiento de torneos le obligó, tal y como sucederá en unas semanas con Garrido y Nieto, a elegir. “Lo más importante en el deporte son los valores, y el hecho de que, porque no pude ir al primer torneo de Doha, me digan que tengo que dar un paso al lado y me inviten a salir de la asociación, deja mucho que desear”, aseguró el palista andaluz afincado en Valladolid, quien es de la opinión de que “para que una asociación sea real, tiene que defender a todos los jugadores”.

Asimismo, Méndez lamentó la falta de “empatía” y de “entendimiento” por parte de los miembros de la junta, y cuestionó además que la PPA sea el adalid de la libertad que dice ser para los profesionales del pádel. “¿Realmente hay tanta libertad como se cuenta? Si la hubiese, se tendría que entender mi situación”, concluyó.

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