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La calidad gana el pulso al desinterés por la buena música

El cartel de 'Arcos Fusión' no contó con el respaldo que se merecía, pero el arte sobre el escenario fue indudable e incuestionable

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Arcos Fusión 2022.

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Lástima de tanto esfuerzo y tanto talento desaprovechados. Esta puede ser la primera lectura, a falta de un análisis más profundo, si cabe, de la segunda edición de Arcos Fusión, un festival que a pesar de su enorme calidad, pero con su inevitable halo de cierto elitismo, no ha contado con el respaldo social necesario. Organizado por Quimeras Producciones y con Diputación como primer patrocinador, el evento apenas reunió a unas doscientas  personas en su noche inaugural, y posiblemente menos en la segunda. Sin embargo, en el cartel figuraba, en el caso del viernes, el excelente cantaor gaditano David Palomar, cuya actuación, con sus cantes caleteros como protagonistas, fue el mejor plato entrante para una velada que acabaría en fiesta, en total comunión entre músicos y un público finalmente ya desprovisto de sus sillas para bailar a orillas del escenario.

La segunda guinda vendría con la cantante Amparo Sánchez, líder de Amparanoia, en un acústico donde revisó algunos de sus clásicos e incluso versionó el ‘Han caído los dos’ de Radio Futura en un claro homenaje al pop de los ochenta. La descalza artista sobre el escenario supo  ganarse al público con su sencillez y con la anécdota de los flecos de su vestido enganchados entre las cuerdas de su guitarra: gajes del oficio del directo.

Su actuación fue la antesala de la llegada al escenario del isleño Álex O’Dogherty y La Bizarrería, músico sobradamente conocido por su faceta como actor y monologuista, de lo cual dio pruebas más que suficientes delante de la fachada de Santa María, primer monumento histórico arcense que a lo largo de la noche mostraría distintos efectos lumínicos para realzar su ya de por sí sola belleza.

El isleño, muy conocido también en los ambientes carnavalescos, se ganó al público a pie de escenario, invitándolo a bailar, a corear e incluso a participar de su desparpajo, en una de esas comuniones artista-público que necesariamente han de darse en todo buen concierto.

Con la actuación de los tres artistas juntos, además del cantaor y saxofonista Antonio Lizana, se cerró una noche en la desolada plaza del Cabildo en la que pudieron ser muchos más los que disfrutaran de tan digno acontecimiento, pero la movida iba por otro sitio...

La segunda de las noches de Arcos Fusión fue prácticamente una calca de la anterior, con poquísimo público pero con los artistas entregados a su oficio. La cantante, compositora y pianista Sheila Blanco; Pascual Cantero al frente del mestizaje propuesto por Muerdo, y Antonio Lizana con sus diabluras al saxo, fueron los maestros de ceremonia para otra velada inolvidable en la que, una vez más, el arte ganó el pulso a la popularidad, aunque eso resulte difícil de entender. Posiblemente, el mejor espectáculo musical del recién llegado verano pasó ‘in albis’, pero a quienes lo vivieron les dejó seguro una gran alegría a modo de buena música en un marco que no pudo ser más agradable y acogedor.

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