El pasado domingo se disputó en Vitoria su popular Ironman (3,8 km de nado; 180 km de bici y 42.195 m de carrera a pie), en el que en esta ocasión la representación arcense corrió a cargo del atleta del C.D. La Molinera-Triatlón Oliver Verhoeven en una participación aproximada de 2.500 corredores de 65 naciones. La representación gaditana fue de unos 12 triatletas, estando acompañado Oliver por un compañero bombero de Olvera.
Oliver nadó muy bien el tramo de nado, en un lago (Landa) que se encontraba en perfectas condiciones. Al principio iba rápido por un sitio en el que no había demasiada aglomeración de nadadores, invirtiendo 1h:08’, dos minutos menos de los previstos. La transición también la efectuó con acierto alimentándose bien para emprender la carrera en bici de 180 km, recorriendo una media de 30,33 km en cada hora del recorrido totalizando 5h 55’ en el tramo ciclista. También realizó bien la transición de la bici a la carrera a pie, comiendo adecuadamente y corriendo al ritmo entrenado de 5’45’’ el kilómetro. Las dificultades aparecieron con el sofocante calor, que apareció a mitad del recorrido en bici ya que Oliver empezó a correr a las tres y media de la tarde, donde la temperatura rondaba ya los 36 grados como poco. Iniciada la carrera a pie, Oliver sufrió un ‘pajarón’ en el kilómetro siete con sudor y deshidratación incluida, lo que le quitó las ganas de comer y beber en los avituallamientos y le provocó mareos, teniendo que detenerse durante un rato. Trató de recuperarse andando y corriendo, llegando al km 10 en un circuito urbano por el centro de Vitoria al que había que dar cuatro vueltas. La cosa se puso fea al completar la segunda vuelta debido al bajón físico y psicológico que había padecido y en el km 20 de la maratón tuvo que parar con intenciones de abandonar la prueba, pero los ánimos recibidos por parte de sus amigos y seguidores en las redes sociales, algo que le comunicó su mujer que cuando fue a decirle que se retiraba de la carrera y que lo pusiera en su grupo de whatsapp de triatlón, pidiéndole que le trajese hielo y helado. Se tumbó en el césped para comerse un helado y le dijo a su esposa que se retiraba definitivamente. Esta, antes de aceptar su deseo de abandonar, le indicó que mirara los mensajes recibidos por parte de los compañeros del C.D. La Molinera dándole ánimos para continuar, por lo que tomó la decisión de seguir corriendo. “Empecé a correr despacito, a siete minutos el kilómetro, y me fui encontrando mejor paulatinamente hasta que cogí un ritmo de 6’30’’ el kilómetro y pude correr 16 km seguidos hasta llegar el km 36, pero sin poder comer ni beber al tener el estómago cerrado. Solo bebía un poco de Coca-Cola y de Gatorade, echándome una botella de agua por encima en cada fuente que había a lo largo del recorrido por el centro de Vitoria. A partir del km 36 estuve andando y corriendo hasta que cubrí el km 38 y pensé que había que darlo todo: o me desmayaba o acababa la carrera. Empecé a correr otra vez y a medida que iba cubriendo kilómetros me iba auto convenciendo de que terminaría la prueba. En el km 40, mi mujer se puso a correr al lado mío y pude llegar a la meta, en la que me dio un subidón de moral enorme. Yo tenía planeado hacer el ironman en 12 horas o 12 horas y media y al final me salió en 14”, relató Verhoeven una vez finalizada la competición vitoriana.
La dureza de la carrera a pie hizo mella en una gran cantidad de triatletas debido a las altas temperaturas, que afectaron a un buen número de atletas a lo largo de la prueba, sufriendo vómitos y tendidos en el suelo exhaustos. Los últimos en llegar lo hicieron andando en su mayoría que más parecía el paisaje de una batalla campal que una competición atlética. Algunos de los deportistas entraron en la meta fuera de control pasadas las 16:00 horas, aunque finalizaron la prueba para cumplir al menos el objetivo de acabar el ironman. “Por un lado estoy contento, porque mi objetivo era terminarlo, pero por otro me vengo insatisfecho porque se entrena para acabar la prueba en un tiempo determinado. Da lástima la cantidad de entrenamientos y de horas invertidas en la preparación de la prueba y que luego se te vayan los tiempos un poco, pero estoy muy contento en líneas generales. Gracias a los compañeros del club y de mi mujer, he podido terminarlo. Yo he hecho pruebas duras, pero como esta ninguna. Una cosa tengo clara, que algún año tengo que volver a Vitoria. El año próximo no podré porque son las elecciones municipales, pero al siguiente me quiero preparar para echarle otro tiento”, bromeó Oliver Verhoeven, el segundo atleta de Arcos en cubrir la durísima prueba de Vitoria tras las anteriores participaciones de Francisco Manuel Ortega Serrano “Gavi”.