Los ministros de Emmanuel Macron reforzaron este martes el mensaje del presidente francés, quien anoche trató de apaciguar los ánimos tras meses de crisis por la reforma de las pensiones, con promesas sobre el poder adquisitivo, el reparto de la riqueza y mejores servicios.
"El presidente dice que hay una aspiración, que ha sido escuchada, a una repartición más justa de los esfuerzos. Entendemos ese mensaje", dijo el portavoz del Gobierno, Olivier Véran, entrevistado por la radio pública FranceInfo.
Para Véran, "restringir las preocupaciones de los franceses a la cuestión de las pensiones sería no entender nada", ya que el ciudadano de a pie quiere una redistribución de la riqueza más justa y mejores servicios de proximidad, como escuelas y hospitales.
Un mensaje similar transmitieron otros ministros esta mañana, como el de Trabajo, el de Interior y el de Economía, que defendieron la necesidad de elevar la edad de jubilación mínima y admitieron el resentimiento social.
"El presidente ha reconocido muy claramente las inquietudes, las dificultades de nuestros compatriotas", aseveró Bruno Le Maire, ministro de Economía, entrevistado por el canal BFMTV.
Le Maire aseguró que el Gobierno trabaja en que los precios bajen, otra de las grandes preocupaciones de los franceses, si bien descartó medidas como bajar el IVA o un bloqueo de precios.
Desde la cartera de Interior, Gérald Darmanin prometió mejoras en materia de seguridad y manifestó que lo que es más inquietante del aumento de los precios no es solo ese alza en sí, sino que los salarios no aumenten.
"Es tiempo de decir a las fuerzas del capital que aumenten los salarios", dijo Darmanin en la cadena LFI.
El Gobierno francés buscó así reforzar el mensaje lanzado anoche por Emmanuel Macron en su primer discurso televisado tras tres meses de grave crisis social y política por la polémica reforma de las pensiones, que tiene como eje principal el aumento de la edad mínima de jubilación de los 62 a los 64 años.
Macron se dio 100 días para apaciguar el país y fijó una hoja de ruta que incluye medidas de planificación ecológica, mejora de los servicios y un nuevo pacto social para mejorar las condiciones de trabajo, a la vista de que los franceses deberán jubilarse más tarde para asegurar el equilibrio del sistema de pensiones.
Para reconstruir ese diálogo social, completamente roto con los sindicatos a lo largo de esta crisis, invitó tanto a la patronal como a las organizaciones de trabajadores a dialogar en el Elíseo.
Representantes de la patronal sí acudirán a esa llamada, pero los sindicatos, cuyas peticiones de ser recibidos por Macron fueron desoídas mientras se tramitaba el proyecto de ley, rechazan ahora la invitación de Macron tras los desplantes previos y planean continuar con las movilizaciones.
Anoche, algo más de 15 millones de personas siguieron en directo el discurso de Macron, pero muchas otras salieron de nuevo a las calles y realizaron caceroladas para protestar.
El ministro de Interior detalló hoy que, de acuerdo a los cálculos oficiales, unas 24.000 personas se manifestaron por todo el país durante el discurso y los incidentes que se registraron durante la noche dejaron unas 60 detenciones policiales.
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El Ejecutivo francés busca calmar con promesas sobre precios y reparto de riqueza
"El presidente dice que hay una aspiración, que ha sido escuchada, a una repartición más justa de los esfuerzos. Entendemos ese mensaje"
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