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Matrícula de deshonor

El valor del voto

Las votaciones en los últimos años están perdiendo ese valor que tanto esfuerzo y sangre costó a nuestros padres

Publicado: 30/05/2023 ·
10:22
· Actualizado: 30/05/2023 · 10:22
  • Votos en las urnas. -
Autor

Federico Pérez

Federico Pérez vuelca su vida en luchar contra la drogadicción en la asociación Arrabales, editar libros a través de Pábilo y mil cosas

Matrícula de deshonor

Un cajón de sastre en el que hay cabida para todo, reflexiones sobre la sociedad, sobre los problemas de Huelva, sobre el carnaval...

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Según muchos autores, una mayor participación electoral es sinónimo de una buena salud democrática, algo que tiene su base, aunque no es un argumento que me termine de convencer. Lo que sí está claro es que un índice alto de participación sí implica una mayor toma de conciencia de la importancia que tiene nuestro derecho al sufragio universal, y sobre todo, cuando se hace desde la libertad.  

El pasado domingo se celebraron las elecciones municipales en la que Huelva obtuvo un índice de participación por debajo de la media, colocándose en los últimos puestos por delante de Cádiz, con un 45,40%. Cabe destacar que se superaron en 1,53% las últimas elecciones de 2019, hecho que no debería enorgullecernos, aunque a nivel regional, Andalucía se queda en un 48,68% frente al 57,83%, la máxima participación que lograron en la Rioja.

Las votaciones en los últimos años están perdiendo ese valor que tanto esfuerzo y sangre costó a nuestros padres, llegándose a vivir en muchos casos como una mera competición en la que se pierde la esencia de ese valor que implica la voz del pueblo, el derecho a cambiar, a quejarnos, a exigir, a ser importantes para el futuro de nuestra ciudad y no dar por hecho la democracia, en la que otros tomen decisiones.

Más de la mitad de los onubenses con edad para votar olvidaron las urnas el pasado 28 de mayo, una lectura que debería preocuparnos e invitarnos a realizar un análisis serio de la importancia que tienen esos datos. Podríamos justificar dichas ausencias de formas muy diferentes, pero la realidad seguirá siendo la misma, el 54,60% de los onubenses no votaron, así como el 51,32% de los andaluces. Está claro que el derecho a votar debería estar en nuestros genes, ser parte inherente de nuestro estilo de vida. En esta democracia en la que vivimos, nuestros dirigentes centran su atención en pedir el voto al ciudadano; el suyo, el hecho de votar o no, dejó de ser un problema hace mucho tiempo.

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