Leer hoy poesía, por el gusto de leer, es un ejercicio necesario pero reservado a lectores muy especiales y, a mi juicio, en vías de extinción. El martilleo continuo de noticias de los variadosmedios de comunicación sobre la vertiginosa realidad hace casi imposible encontrar la calma y el sosiego necesarios que nos revelen y remuevan lo más recóndito y sensible de nuestro interior: recuerdos que dejaron huella en nuestra vida, la consciencia del inexorable paso del tiempo, el amor aquel que prometía tanto y que se apagó como una bengala en la noche…
Otras veces sucede también que el voluntarioso lector de poesía no halla ese punto de encuentro en el texto lírico que le absorba y le lleve a esos mundos interiores apenas vislumbrados, apenas conocidos. Y se pierde en un “jardín cerrado” y muy hermoso perolleno de flores artificiales y sin fragancia.La lectura de poesía, el lenguaje poético, nos reclama tiempo, conocimiento de unas técnicas literarias básicas y, sobre todo, una sensibilidad a flor de piel. Porque las palabras y su significado se gastan con el uso y es el poeta quien le confiere un nuevo significado, una nueva connotación que las revisten de belleza y de arte.
Viento lejano(2023) es un poemario que nos atrapa desde el primer verso. Porque en él, nada es lo que parece pero todo parece lo que es. Es decir: la historia, el relato de fondo, está hermosamente vestido, muy bellamente expresado pero nunca el lector pierde el sentido de lo que allí se nos muestra y, así, puede vibrar emocionadamente con los sentimientos de amor/desamor del yo poético y, a la vez, deleitarse en la expresión, en las imágenes y técnicas literarias que lo conforman.
Viento lejano es de reciente publicación, abril de 2023. Lo presentó y comentó brillantemente el profesor y escritor antequerano J.A.Ramos Campos. Muy bien editado y diseñado por GráficasBelda, consta de 31 poemas de variada extensión, aunque predominan los breves o muy breves. A mi juicio, Viento lejano es un Cancionero que recoge el recuerdo recurrente de un amor esperanzado en sus inicios, apasionado en su materialización y desilusionado en su desenlace. No obstante, el yo lírico sale fortalecido y curado de ese viento lejano, de ese amor tan próximo en la lejanía y tan lejos en la cercanía que, unas veces en forma de brisa marina, otras en forma de huracán, le hacían la vida monótona e insoportable.
La trayectoria poética de la autora nos revela unas fuentes, unas lecturas clásicas y modernas que van de Petrarca a Juan R.Jiménez, Pedro Salinas, Miguel Hernández… pasando por Garcilaso de la Vega. Encarna Lara, tiene ya una dilatada carrera poética y una larga experiencia que ha volcado magistralmente en este último libro.
La estructura de estos 31 poemas es nítida: 1 + 15 + 15. En el poema que abre el libro, un mar reverberante sirve de azulado marco a la presentación de los amantes. Ella camina por la orilla de la playa en un mundo sin amor y él, herido por el viento, se hace presente como un espejismo. Y lo que era un recuerdo lejano se convierte en un encuentro.
En los 15 poemas que siguen nos presenta el germen de ese amor en la mirada, su destino inevitable hasta llegar al abrazo, su deseo incontenible y el encuentro “conquistando palmo a palmo la tierra de mi débil corazón” y nos anticipa su fracaso y su imposibilidad porque, después, hubo que lamentar tantos abrazos.Y de aquella batalla quedó vencida y podada y quemada, como por un rayo incesantemiguelhernandiano, y cerrada a otras aventuras amorosas. “Las trenzas de una niña se ahoga(ro)n en el agua”.
Los últimos 15 poemas nos evocan la muerte de ese amor tan niño y apenas nacido. Pero, como en Garcilaso, son los objetos (las prendas por mi mal halladas) los que le recuerdan el doloroso naufragio de ese amor que le hace vivir siempre como a la deriva. Y el poemario se llena de términos negativos (morir, mendigo, nada, naufragio…). El pasado persiste atrapado “en el encaje holandés de los visillos, en esta fría tarde de noviembre, en el recuerdo de tus ojos y en el amable rescoldo de tu risa”. Hasta que, por fin, esa noche oscura del alma (la huella que dejó ese amor) se transforma en un alba llena de colores y de vida y en un canto sublime, exultante y amoroso a la naturaleza: hierba, tierra, encinas, caminos, lluvia, espigas, agua…todo aquello que sabe que nunca le defraudará y que siempre le acompañará. En el penúltimo poema (Ahora que regresas) resume el itinerario lleno de altibajos de ese amor que tanta huella le dejó. Y cierra el libro, y no por casualidad, el poema que le da título, Viento lejano, en donde queda patente que, ese recurrente recuerdo de un amor fallido, ya no le produce malestar de día ni insomnio de noche: “Mi mente ya no esquiva la herida de tu olvido”.
Intentar resumir el vaivén de sentimientos encontrados en este bello poemario es una tarea no exenta de riesgos. Darle una línea temporal, un antes y un después, a aquello que se agolpa en un instante en el recuerdo, como fogonazos de un flash, es como querer ponerle puertas al campo…del arte lírico. Esto no es más que lo que un determinado lector, yo, en unas determinadas circunstancias, ha interpretado, ha sentido y ha gozado. Pero será cada lector el que tendrá que recrear estos versos si quiere pasar por esta, para mí,gloriosa experiencia.
Finalmente, el poemario se merece unas palabras alusivas al exquisito manejo de los más variados recursos literarios. Sus versos, mayoritariamente heptasílabos y endecasílabos, son melodiosos como un adagio. Su lectura,sin más, mueve los sentimientos como mueve la brisa las hojas de los chopos.Encarna Lara nos ha dejado una síntesis sentimental y artística de su trayectoria poética con este Viento lejano y ha tocado las fibras de sentimientos universales. Sus ecos resonarán sin duda en cada lector que se atreva a revivirlos.
Juan Verdugo