Entrevistado en Cuatro, Jáuregui, encargado de las relaciones del Gobierno con la Iglesia católica, ha reconocido no obstante que se trata de un "avance" respecto a lo que el propio Benedicto XVI había negado "de manera taxativa" hace sólo un año.
A su juicio, el Papa se ha visto impulsado por una razón de salud pública elemental, pero sería necesario que la Iglesia aceptara el uso del preservativo de manera generalizada para que las comunidades católicas, sobre todo en África, evitaran el contagio del VIH.
En su opinión, no será fácil oír ese nuevo mensaje, ya que implicaría "aceptar la sexualidad como una circunstancia natural del ser humano" y separarla de la reproducción.
Las palabras del Papa sobre el uso del preservativo están recogidas en el libro-entrevista "Luz del mundo", del escritor alemán Peter Seeewald, donde Benedicto XVI señala que puede haber "algunos casos justificados" y cita en concreto la prostitución.
Antes de referirse a las palabras del Papa, Jáuregui ha sido preguntado precisamente por la extensión de las mafias que trafican con mujeres y ha considerado que Europa debería tipificar de la misma manera el fenómeno de la prostitución, "que genera una delincuencia generalizada y una explotación humana absolutamente intolerable para los tiempos que corren".
A su juicio, la disparidad normativa actual, con países que persiguen la prostitución y otros que la tienen regulada, sólo provoca que el tráfico de mujeres se traslade de un lugar a otro.
"Irracional"
Para el portavoz parlamentario de IU, Gaspar Llamazares, la justificación por parte del Papa del uso del preservativo es un paso "mínimo" e "insuficiente" dentro de la posición "irracional" de la Iglesia, cuyo dogma sobre esta cuestión ha provocado "miles de víctimas".
Se trata, según Llamazares, de un "pequeño paso, mínimo", dentro de la posición "irracional e injustificable de la Iglesia" respecto al preservativo y al contagio de enfermedades de transmisión sexual.
Para el portavoz de IU, este paso es "insuficiente", y ha recordado que la jerarquía eclesiástica de la Iglesia Católica defiende un dogma sobre el uso del preservativo que "está provocando, desgraciadamente, miles de víctimas".
