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Escrito en el metro

El misterio de Cassandra

Si Cassandra, como parece, deambula por el metro, a buen seguro volveré a tropezármela, porque hay mitos vivientes

Publicado: 05/07/2024 ·
10:06
· Actualizado: 05/07/2024 · 10:06
  • Representación de Miguel Ángel de la Sibila délfica. -
Autor

Salvo Tierra

Salvo Tierra es profesor de la UMA donde imparte materias referidas al Medio Ambiente y la Ordenación Territorial

Escrito en el metro

Observaciones de la vida cotidiana en el metro, con la Naturaleza como referencia y su traslación a política, sociedad y economía

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Voy subiendo por la escalera mecánica, desde el andén, cuando alguien me llama por mi nombre. Me vuelvo y no logro ver con claridad entre la muchedumbre de quien se trata. Al llegar al descansillo ente empujones, me encuentro a una mujer, con sonrisa hierática, de rostro en el que difícilmente era capaz de adivinar si se trataba de una persona joven o mayor. Me cuestiona si no recuerdo que fue alumna mía. Por cortesía le digo que su cara me suena, y entonces me pone a prueba preguntándome por su nombre. Le pido una pista y me dice que empieza por C. Le digo sin parar hasta una decena de ellos, sin dejar de expresar con su cabeza la negación. Mientras me dirijo hacia la salida de La Paz y ella hacia la de La Luz, le sigo insistiendo hasta que altisonante me exclama Cassandra. Vuelvo a girarme y ya no la veo. A un amigo conductor, que está de guardia en la estación, le pregunto si había visto a la chica con la que hablaba. Me dice que no y me sonríe ¿se llamaba Cassandra por casualidad? Se lo confirmo. Ante mi cara de asombro me aclara que no soy el único, que otros pasajeros y hasta varios compañeros y vigilantes se han tropezado con ella. Les predice cosas que no pueden creer, pero que acaban por cumplirse. Cierto es que, en el escaso tiempo en el que pude ver su cara, me recordó a la Sibila délfica como la retrató Miguel Ángel. Aquella imagen me abrió la memoria para pensar que a lo largo de la historia han sido muchas veces las que Cassandra ha reaparecido, convirtiéndose en un mito vivo. De sobra es sabido que si bien sus oídos límpidos le permiten oír el futuro, la maldición de Apolo le conllevó a que nadie nunca la creyese ¿Qué quería adelantarme, que quiso advertirme? Estas preguntas sembraron en mi un desasosiego creciente. Tal vez, eso mismo, la incertidumbre del futuro. Si Cassandra, como parece, deambula por el metro, a buen seguro volveré a tropezármela, porque hay mitos vivientes.

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