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Torremolinos

Aquella Isabel Manoja de Torremolinos?

En estas crónicas, Jesús Antonio San Martín, desarrolla lo más representativo del ayer y el hoy de Torremolinos.

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El 19 de mayo se cumplió el vigésimo tercer aniversario de la muerte de Isabel Manoja Serra, "Isabelichi" para todos los suyos. Ella se fue cuando la Autonomía venía. Le faltaron tan solo cuatro meses para contemplar el amanecer de su más acariciado sueño, por el que durante largos y duros años, desde su puesto coordinador de la Junta Pro-Autonomía, luchó denodadamente, hombro a hombro, con sus paisanos: el de la Independencia de Torremolinos el 27 de Septiembre de 1988. La antigua Avenida Imperial lleva su nombre. En un rincón ajardinado de la amplia y céntrica vía se yergue el busto en bronce a su ínclita memoria, artística obra del escultor Hamilton Red Armstrong. Torremolinos no olvida a su "Hija Predilecta", merecido título con que el pueblo reconoce su genuina y sacrificada contribución a la noble causa de la Independencia municipal.

Nació Isabel Manoja en el corazón de Torremolinos, en el antiguo Molino de su glorioso apellido. Corría el año 1942. Aún no se había soterrado el Cauce de límpidas aguas que libre bajaba desde los manantiales y corría con cristalina inocencia por el centro del pueblo. Tampoco la acequia donde jugaba y regaba flores aquella ilusionada niña que fue Isabel Manoja, la Isabelichi de los torremolinenses. Hoy la niña no está. Se fue un 19 de mayo: ella se iba y la Autonomía venía. No pudo contemplar el amanecer del Pueblo. Ya el "Cao" había muerto de pena, presagiando la ausencia de su niña. Por el seco y duro enlosado de la calle que fuera el seno de aquel Cauce cuya savia alimentó al pueblo, bajan hoy, amorriñadas, las aguas del recuerdo.
Nos quedan las palabras de Isabel impresas en el Boletín "La Voz de Torremolinos", editado en mayo de 1983 por la Junta Pro-Autonomía. Sus palabras, todo un clásico, pintan una bella y entrañable estampa del viejo pueblo:

"En este primer número de 'La Voz de Torremolinos' me ha gustado la idea de recordar parte de mi niñez asociándola a aquella gran mujer que fue Doña Antonia Miret, maestra con la que aprendimos a leer y escribir medio Torremolinos y a la que tanto debemos toda mi generación.

La Escuela situada primero en calle Hoyo fue más tarde trasladada a calle Cauce…Pues bien, allí junto a la acequia y mientras esperábamos la hora de la clase, jugábamos todos los días a los jardines. Cada una de nosotras teníamos una pequeña parcela de flores de las que crecían al lado de la acequia, la cual cuidábamos y regábamos… diariamente con esa agua directa de los Manantiales y que corría tan limpia y cristalina que hasta se podía beber de ella. También recordaréis conmigo el 'Cao' donde nos bañábamos… Al recordar esta acequia y corriendo por ella aquella agua clara y limpia, me viene a la memoria que precisamente es ella la causa de nuestros males; Málaga se enamoró de ella y aquí estamos, convertidos en sus vasallos, luchando por reconquistar nuestra independencia municipal".

Tu pueblo, Isabel, es hoy una gran ciudad sin haber dejado de ser el Torremolinos que tú conociste y del que también ayudaste a rescatar e impulsar sus tradiciones, particularmente su Romería, que se ha convertido en la primera Romería urbana de España. Y tú sigues latiendo con fuerza en el corazón de los torremolinenses.

Isabel Manoja
(Copla moderada)

Letra y música:
Jesús Antonio San Martín

I

¡Torremolinos,
ay, Torremolinos!,
¿dónde se ha escondido
aquel ayer..?
Hoy es suspiro,
añoranza en vivo,
cándido latido
de niñez.

¡Torremolinos,
ay, Torremolinos,
ay, que se ha dormido
esa mujer..!
Era tu mimo,
el clavel divino
que en tu seno quiso
florecer.

ESTRIBILLO

Isabel Manoja,
del pueblo que a tí te añora
tú eres emperadora,
emperadora.
Donde tú has nacido
tu nombre quedó prendido,
jamás te echará en olvido
Torremolinos.

Isabel Manoja,
el pueblo encendió tu gloria
y eterna prendió la antorcha
de tu memoria.
¡Isabel Manoja,
Isabel Manoja,
tú el sol,
el sol de Torremolinos!

II

¡Torremolinos,
ay, Torremolinos,
Torre de la calle
San Miguel,
albo tu talle,
grácil tu donaire,
almenara madre
Pimentel..!

¡Torremolinos,
ay, Torremolinos!,
tus molinos haces
renacer:
hoy en el cauce
donde tú jugaste
han de enamorarte
otra vez.

(Al estribillo)

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