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España

2009: segundo año en crisis

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La España de 2008 ha asistido atónita al nacimiento de una crisis desconocida que comenzó a gestarse años atrás gracias al mal hacer de gobernantes, empresarios y especuladores. La España de 2009 comprobará que los efectos de la crisis , la que el Gobierno de ZP negó y negó hasta que no pudo ocultar más las pruebas del delito, están todavía por llegar ya que las previsiones más optimistas, precisamente las del presidente del Gobierno, hablan de tocar fondo durante este año. La realidad será más cruda porque ninguna de todas las previsiones de ZP y sus ministros se cumple. Todas deben ser revisadas una y otra vez. Es normal teniendo en cuenta que eran los únicos que no querían aceptar la realidad. Y en parte, ni ellos, ni los culpables que se sentaban en los Gobiernos de Aznar, terminarán de asumir la responsabilidad de llevar a España al límite obnubilados por un crecimiento vertiginoso.

Por eso los ciudadanos van a notar más la cuesta de enero, aderezada por varias subidas de impuestos que afectarán, cómo no, a las clases menos pudientes. Por eso los españoles van a tener que pagar más al Estado para que se paguen millonadas a los ayuntamientos para crear 400.000 puestos de trabajo temporal, principalmente en la construcción, mientras se rozarán o incluso se superarán los tres millones de desempleados y se rompa la barrera del 15% de parados. La construcción y la automoción son los grandes perjudicados en los titulares de los medios, pero los millones de parados no son obreros y peones. La inmensa mayoría no pertenece a grandes industrias ni a sectores estratégicos. Son simples trabajadores que han perdido su sustento al cerrar miles de empresas. Este negro panorama es el que tiene que aliviar los Reyes Magos, a los que no se les pueden reclamar milagros. Por eso, en vez de una solución fácil, sería más lógico pedirles que los políticos trabajasen unidos aportando ideas desde la derecha y desde la izquierda, con coherencia y pensando sólo en cómo arreglar los problemas de los ciudadanos. Pero por desgracia, eso también parece ser un milagro.

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