En el exterior del laboratorio dirigido por el profesor Lee Byeong-chun en la Universidad Nacional de Seúl se pueden escuchar los ladridos de los únicos perros clonados del mundo, un hito en la replicación animal solo conseguido entre estas paredes.
Entre ellos se encuentra Snuppy, un galgo afgano que en 2005 se convirtió en el primer perro clonado de la historia bajo la dirección del polémico investigador Hwang Woo-suk, que dimitió al reconocer que había falsificado datos de investigaciones sobre células madre de embriones humanos clonados.
Ahora este laboratorio de la Universidad de Veterinaria, que fue el centro de todas las miradas de la comunidad científica mundial en 2005, ha cambiado el enfoque de sus investigaciones y se centra en la clonación de perros, una línea de trabajo que se demostró válida y fuera de toda duda.
El último logro del equipo de trabajo del profesor Lee es la creación de un can de raza beagle, nacido en 2009, que revela propiedades florescentes al ingerir un antibiótico que activa su piel lumínica, adquirida por manipulación genética.
El animal se llama Tagon y bajo luz ultravioleta y un filtro especial muestra una característica única en su especie: refleja una fuerte luz verde que además de atraer la atención del público, podría ser de utilidad para estudiar curas a enfermedades.
Según explicó Lee a Efe, igual que a Tagon se le activa el gen que provoca el color verde fluorescente de su piel al administrarle un antibiótico, se puede intentar aplicar un procedimiento similar a dolencias humanas, de manera que al tomar un medicamento inductor se activen funciones genéticas cuando se desee, como un interruptor.
El mismo principio inspiró la creación de Ruppy, otro beagle, cuyo ADN sintetiza una proteína que hace que sus tejidos sean de un color rojo, que a su vez se vuelve florescente.