El tiempo en: Conil
Publicidad Ai

España

Terror por las bombas y por la persecución lingüística

Publicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai
Dos días después de que el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, afirmara que, tras una gran operación policial, se había desmantelado el comando Nafarroa de ETA  gracias a la detención de cuatro presuntos terroristas –que al parecer estaban preparados para atentar en cualquier momento– y la incautación de cien kilos de explosivos, los asesinos independentistas colocaron ayer un coche bomba precisamente en la Universidad de Navarra, en Pamplona, que ha causado casi una treintena de heridos.

Las últimas informaciones de ayer señalaban que el atentado fue cometido por un comando ubicado en Guipúzcoa, que habría dado un salto de apenas unas horas hasta Navarra para cometer esta nueva brutalidad. Parece razonable advertir que los terroristas han actuado –y con verdadera celeridad– como reacción a las detenciones, además de por el elemento simbólico que supone atentar en Navarra, justo cuando están en plena actualidad la escisión entre PP y UPN y sus futuras consecuencias políticas.

Al margen de estas cuestiones, habremos de congratularnos porque ETA no logró matar a nadie y su acción se saldó únicamente con 28 heridos. Todo hace indicar, y así se recogía ayer en numerosos medios de comunicación, que la banda terrorista pretendía cometer una matanza haciendo estallar un coche bomba cargado con al menos 80 kilos de explosivos en el aparcamiento en superficie de las instalaciones universitarias, donde en esos momentos se encontraba un millar de estudiantes, además del personal docente.

Según informa Interior, hubo un aviso de bomba, pero “quien avisó lo hizo mal intencionadamente o se equivocó”, en palabras de Rubalcaba, ya que el anunciante señaló que la bomba estaba colocada en Álava. Además, otras informaciones señalan que se produjo un fallo en el mecanismo de activación de la bomba mientras la Policía peinaba el campus de Vitoria y así la explosión fue más leve.

Menos sangriento es lo que ocurrió ayer en el pueblo vasco de Berriozar: con los votos de Nafarroa Bai, ANV e IU, el Ayuntamiento aprobó elaborar un fichero de “la población euskaldún”, que la distinguirá de los castellanohablantes. Otro modo, sin duda, de producir terror.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN