La junta directiva de SOJE se reunió en pleno el pasado día 4 de mayo ya que Mauricio Geara presentó su dimisión irrevocable “ya que era hora de hacer el cambio después de casi 20 años de trabajo, junto a compañeros que se han sacrificado en pro de los necesitados de Jerez y su entorno”. Y realizaba su renuncia sabiendo que “dejo el sitio para personas muy capacitadas, de ahí mi tranquilidad y orgullo, sabiendo que el grupo de personas que quedan al frente de SOJE gozan de experiencia y responsabilidad suficientes para llevar la Asociación hacia nuevos horizontes de esperanza”. No obstante “a partir de ahora seguiré como un voluntario más, colaborando con la junta directiva y al servicio de Jerez”.
Un Jerez donde su labor altruista en absoluto ha pasado inadvertida. Él se siente orgulloso, pero más que por él mismo, porque con los homenajes que ha recibido “fui Rey Baltasar en la cabalgata del año 2008 y en 2010 me nombraron hijo adoptivo, además de que en el año 2000 fui al programa de televisión de Consuelo Berlanga, Senderos de Gloria, donde se habló de la labor de SOJE” se homenajeaba una labor de entrega total durante muchos años en favor de los más desfavorecidos de la sociedad. Una tarea importante, de mucho trabajo, a veces hasta el agotamiento, que este médico que tuvo plaza fija desde 1977 y hasta su jubilación en el Hospital de Jerez, ha sabido sobrellevar con una entereza que únicamente tienen los elegidos...
—Solidaridad Jerezana nació a partir de una reunión de las familias lasalianas en Carmona. Cada año, después de Semana Santa, se hace un retiro de tres o cuatro días y hablábamos de las necesidades del mundo, de los problemas que existían...En Carmona hubo una reunión de familias afines a la obra de La Salle en el año 1992 y vimos la idea que había sobre la pobreza en el tercer mundo y reflexionamos pensando que esa misma pobreza existía en América, en Europa y en nuestra propia ciudad, en Jerez. Ya había bastantes necesitados en esos años y pensaba que no podíamos ir tan lejos a ayudar si antes no ayudábamos a la gente que teníamos más cerca. Así surgió la idea de hacer algo benéfico y de ahí nació SOJE, lo que es Solidaridad Jerez.
—Los comienzos me figuro que serían difíciles, como todos los comienzos.
— Comenzamos cuatro o cinco personas. Hubo una que me ayudó a hacer los estatutos. Recibí muchos apoyos, me animaron muchas personas y comenzamos a trabajar en la legalización de la Asociación. Ya en la Feria del Caballo hicimos los estatutos y a los dos meses se presentó la solicitud. Llegó el verano y me fui de vacaciones a Líbano y, a la vuelta, ya tenía una carta en la que se nos informaba que la Asociación estaba aceptada, a la espera de cumplimentar algunos datos. Ya en el año 1993 fue presentada de forma oficial, precisamente en la plaza de Las Marinas, en el salón cultural de la Caja de Ahorros. Contamos con la presencia importante del entonces obispo de Jerez, don Rafael Bellido Caro, y de un concejal del Ayuntamiento que presidía Pedro Pacheco.
—Y a partir de ahí a buscar alimentos....
— En esa misma presentación ya hablamos que precisábamos un local, aunque mientras que el Ayuntamiento nos lo cedía o no, el cura párroco de San Mateo, don Pedro, nos ofreció un casco de bodega allí. Después ya el Ayuntamiento nos dio un local en bruto allí en la Avenida de la Serrana y nos tuvimos que emplear a fondo para hacer algunos arreglos.
—Teníais local, pero aquello había que adecuarlo y amueblarlo.
— Sí, pero ya había socios apuntados y además la gente se volcó y recibimos muchos regalos, desde lozas hasta mesas. Recogimos entre quinientas y seiscientas mil pesetas de apoyo. Así empezamos, pero quedaba lo más importante, que era saber las necesidades reales que existían y buscar la forma de cubrirlas. Fuimos a parroquias como la de San Rafael o Perpetuo Socorro, nos informaban de las necesidades de los barrios y comenzamos a recorrer Jerez de barrio a barrio.
—Si no recuerdo mal había unos autobuses que recorrían la ciudad recogiendo alimentos.
— Llegaban chavales voluntarios de los colegios y nos concentrábamos en la plaza de toros y de allí a los autobuses, a La Granja, a La Serrana, a San Joaquín. La primera vez cogimos mil kilos, que no estaba mal, pero al año siguiente llegaron entre tres y cuatro mil y llegó un momento que nos encontramos con seis u ocho toneladas de alimentos. Pero aquello, que duró algunos años, era muy trabajoso para mí, casi agotador. Tenía que ir de colegio en colegio hablando con los directores, movilizando a los chavales...era mucho movimiento, y al final vimos que lo mejor era que cada niño llevase un producto y así llevamos ya doce años. La campaña un niño, un kilo, nos deja entre doscientos o cuatrocientos kilos en cada uno de los cuarenta y ocho colegios que colaboran, por lo que estamos hablando de que cada año conseguimos unas diez toneladas de alimentos.
—¿Y el reparto?
— Guardamos los alimentos, como le comenté anteriormente, en un local que nos cedió el Ayuntamiento en la zona de La Plata, en La Serrana. Tenemos unas ciento treinta familias que recogen alimentos. Semanalmente vienen entre quince o veinte familias, lo que indica que una familia puede venir a nuestro local una vez al menos a recoger alimentos.
—Ahora, pienso, que las peticiones habrán aumentado como consecuencia de la crisis que padecemos.
— Ciertamente hay más necesidades y hacemos lo que podemos. Hay veces que no hay forma de llegar a las peticiones ya que la demanda nos desbordan.
—Pero, en ese sentido de ayudar, de proteger a las personas necesitadas, chocaréis a veces con Cáritas, porque la labor fundamentalmente es la misma.
— Me alegra la pregunta, ya que hay un proyecto de unificar la labor de Cáritas, SOJE y alguna que otra asociación benéfica a fin de que la gente no se aproveche de la voluntad de servicio. Tenga en cuenta que algunos van a la parroquia, luego te los encuentras en El Salvador, vienen a nosotros y también van a Cáritas. Pican de los cuatro sitios cuando otros, que no se atreven a dar esos pasos, no tienen nada. Por eso se pretenden unificar los criterios. Que quien llegue lo haga con su documento nacional de identidad y con el de su mujer y eso quede anotado, para que si va Cáritas cuando venga a nosotros ya sabemos que ha sido atendido y así de forma unificada por todas las asociaciones que trabajamos en la caridad. De lo que se trata es de evitar la picaresca. Por cierto que, apunte, que es importante.
—Dígame...
— Desde hace unos cuatro años el Banco de Alimentos de la provincia entrega una cantidad respetable de alimentos. Ocho toneladas a veces. Eso nos hace tener por ejemplo unan tanda de verduras que hace que cuando damos, ofrecemos lo de siempre, más la aportación extra que nos llega. Esa es un ayuda muy buena, por eso no quería que se me escapase.
—¿Se le escapaba antes las necesidades que existían en nuestra ciudad?
— No sabía cómo era aquello, había necesidades y la veíamos en El Salvador, pero ahora llegas a El Salvador y hay mucho más. Sobre todo está el tema de los vergonzantes, de aquellas personas a las que les da vergüenza de pedir, los que antes podían y ahora están a cero. Hay que buscarlos porque esas personas no dan la cara. No van a pedir comida, por ejemplo, a El Salvador. Les cuesta. Hay que echarles una mano porque estoy convencido de que necesitan más que otros.
—Es que esta crisis parece que nos ha cogido con el paso cambiado.
—Si nos concretamos a Jerez me parece que una parte de la culpa la tienen los muchos negocios que existen, que hay una excesiva competencia y los negocios pierden. Si tienes diez trabajadores no puedes sostenerlos, porque está Área Sur, Luz Shooping, Ikea. Si tienes diez droguerías en un momento y luego montan cuarenta pues ya tienes menos caja y se habla de que no echen a los trabajadores, pero esa falta de ganancias justifica los despedidos. No lo critico porque, a lo peor, yo haría lo mismo. La realidad es que esta crisis nos ha venido de buenas a primera y no se entiende.
— ¿Le ve salida?
— Tiene que haber salida, pero va a tardar. El despido de gente va a seguir y se van a beneficiar los directores de fábricas, de supermercados, dentro de dos o tres años donde había ochenta habrá treinta ya que cada día se producen despidos masivos. El problema más grave que nos encontramos es la persona que se queda parada con 35 ó 40 años. ¿Quién le va a contratar con esa edad? Además se ofrecen primas a los que contratan a personas jóvenes. Por eso me preocupa la persona de 40 años, que se queda parado y se condena a quedarse parado de por vida. La persona que va a al paro cuando más mayor sea, en peor situación se encuentra porque sus posibilidades de trabajar cada vez son menores. La crisis así no se va a terminar, pero que hay pensar que habrá una salida a pesar de todo.
—La crisis llega hasta su sector, a las batas blancas...
— Claro, el médico es un funcionario y ahora le descuentan sueldos y cosas como las guardias. Las guardias las hacen los contratados cuando antes un médico hacía 6 ó 7 guardias. Ahora hace uno o dos y lógicamente el dinero que cobra al mes le disminuye. Todos los sectores sufren con esta crisis.
—¿Eso hace que le llamen con más frecuencia?
— Llaman a la Asociación, Por problemas personales he estado dos meses con escaso contacto con la Asociación, pero los trabajadores sociales te mandan cartas de recomendación y te explican la situación de las familias. Hacemos las ayudas puntuales que nos piden. Saben que estamos ahí, pero le llamamos puntualmente o se quedan seis meses u otro un año, según las necesidades que existan en cada caso.
Lleva cinco años jubilado del Hospital. Consiguió su plaza en propiedad en el año 1997. “Yo llegué a España en el año 1967. Lo hice a Sevilla para estudiar la carrera de Medicina. Seis años de carrera y otros cuatro de especialidad. Después solicité una plaza en Huelva, Cádiz, Virgen del Rocío en Sevilla y en Jerez. Tuve la suerte que nadie se presentó y elegí Jerez. Estuve nueve meses de ayudante del cirujano y salió la convocatoria, estaba el doctor Antonio Milla y me quedé en Jerez porque era una ciudad que me gustaba especialmente, por su situación, porque está cerca de la Sierra, del mar, de Sevilla, por su población que era importante. Entré en lo que se llamaba la Residencia de Jerez y he estado allí 30 años, hasta mi jubilación”. Le ganaba, mientras trabajaba en el Hospital, tiempo al tiempo para atender a sus pacientes y para ocuparse de las labores propias de Solidaridad Jerezana. Tiene dos hijos “uno es médico y se encuentra en estos momentos trabajando en la Sierra de Ronda, concretamente en un pueblo que se llama Gaucín, y mi hija es enóloga. Ha estado en Chile, en Nueva Zelanda, en Lérida, trabajando para la firma Codorniu y en la bodega madre Raimat. Ha estado allí un par de años, pero como el novio está en Líbano ha optado por irse allí y está contratada por una bodega”.Jerez lo ha adoptado como hijo, pero sus raíces están en el Líbano “me voy allí los tres meses de verano. Lo hacía antes de jubilarme y ahora voy de vez en cuando, cada vez que puedo” donde incluso le cogió la guerra “fue en 2006, estaba allí cuando estalló la guerra. Ocurrió en julio y nos vinimos para Jerez a comienzos de octubre y bien. Ahora mismo la situación está estabilizada, pero el problema es lo que está ocurriendo en Siria, y esperamos que no termine salpicando al país”. A pesar de todo tiene claro que su residencia “seguirá aquí en Jerez, donde ya llevo 35 años y me siento especialmente a gusto”.
Donde tanto ha hecho. Habíamos quedado bien temprano para tomar un café en un local próximo a su casa. Ya venía del gimnasio, de la ducha y tomaba un desayuno reconfortante. Da gusto hablar con él. Nos conocemos hace ya muchos años. Grato, amable, cordial, siempre dispuesto a darse a los demás y sabiendo perfectamente lo que dice y como lo dice. En nuestra charla, más que entrevista de pregunta y respuesta, saltaron decenas de anécdotas, como la de una señora mayor que se ha quedado absolutamente sin nada, hasta las ayudas que proceden de la Iglesia fundamentalmente.
— Soy religioso y me duelen algunos fallos que tiene la Iglesia, pero es verdad que la ayuda viene de ahí porque es más sensible a la realidad. Al cristiano, religioso, practicante, se le supone que es un ser más sensible. Tú te acercas a ellos, te acercas a la Iglesia porque esperas una buena respuesta.
— Pues los hay que no ven esa sensibilidad especial y quieren que la Iglesia abone el IBI del que está exento...
— Creo que usted no lo ve bien y yo tampoco. Cáritas está cubriendo un montón de necesidades, la gente que colabora con el euro que entrega cuando va a misa. Puede haber algún mal uso en un momento determinando, pero hay que ir a lo general y en lo general es que se está haciendo una labor muy importante en estos tiempos de necesidades. Si tiene que pagar el IBI ya no podrá ayudar de la manera que lo hace. De todas maneras aquí tenemos una suerte tremenda que no tenemos en otros países.
— Al menos algo bueno hay.
— En otros países no hay esta sensibilidad. Tú no vas a hablar con el director de un colegio para que los alumnos vayan de voluntarios a pedir o para que anime a los chavales a llevar un kilo de alimentos para ayudar a los demás. Hacer eso en Francia, por ejemplo, no es posible. Si tienen alimentos lo dan, pero no van pidiendo para darlos. Eso es algo que sí podemos hacer en España.