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Jaén

Nadie se da por aludido (y 2)

Nunca ha estado tan justificado como ahora crear una mesa, un pacto, un plan, lo que sea y en serio, para demostrar que Jaén se puede salvar

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Tras la sensación de impotencia que cada mes nos queda tras conocer los datos del paro, cuando ni siquiera se atisba por lo que a Jaén se refiere una mínima mejoría, por el contrario hace tiempo que entramos en una severa recesión, hemos tratado de conocer otras opiniones sobre el que es, con mucha distancia, el principal mal de Jaén, porque de nada nos sirven los mensajes duermeconciencias de organizaciones políticas y sindicales, por la sencilla razón de que entendemos que absolutamente todos deberían hacer algo más que lamentarse ante un panorama tan desalentador como el que nos toca divisar. Esta provincia está necesitada de exigir al Gobierno de la Nación, Rajoy y sus ministros no se pueden esconder ante la gravedad de las estadísticas y mucho menos deben jugar a escamotear  su responsabilidad. La Junta y Griñán tienen que estar a las duras porque lo que hacen no es suficiente respuesta para una situación extrema. La Diputación quiere hacerlo y nadie le negará su apuesta y empeño, pero en solitario no puede lidiar con este problema. Y los ayuntamientos bastante hacen algunos con sobrevivir, como el de la capital, con 150.000 euros para 14.000 parados, a todas luces insuficiente y decepcionante. Nunca ha estado tan justificado como ahora crear una mesa, un pacto, un plan, lo que sea y en serio, con tal de que alguien nos demuestre que Jaén, que sigue en el furgón de cola, aún se puede salvar. En este asunto clave nos gustaría que los políticos que nos mandan centraran su impuesta obligación epistolar y gastaran todas sus energías.

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