“A los que decidan emigrar para labrarse un futuro les recomiendo que se lleven el dinero en metálico”. Así de contundente se muestra Fernando García, un joven gaditano que en marzo de este año decidió hacer las maletas e irse a Escocia para aprender inglés y buscar un puesto de trabajo.
A los pocos días de llegar Fernando tuvo que recurrir a un cajero con su tarjeta de ING Direct para sacar el dinero que tenía que pagar para el alquiler del piso donde iba a residir. Intentó extraer 800 libras, pero el cajero no le admitió la operación. Después de varios intentos sólo pudo sacar 400 libras (468 euros al cambio de hoy). A las pocas semanas, examinando los extractos de su cuenta reparó en que el banco le había cargado 800 libras en lugar de 400. A partir de ahí empezó su infierno para que el banco le devolviese el dinero que le había cargado de más.
En los últimos dos meses se ha puesto en contacto hasta en cinco ocasiones con ING Direct telefónicamente, con el coste de la llamada internacional pagada de su bolsillo. En todas le han contestado lo mismo, que llevaba razón y que en una semana le devolverían el dinero. Ya cansado decidió interponer una reclamación “formal” a la compañía a través de un número propio del banco, obteniendo el compromiso de que le responderían a las 48 horas, pero tampoco fue así.
Por último, Fernando ha optado por dar un paso más y denunciar el caso a través de las redes sociales. Hace unos días el banco le pidió sus datos a través de twitter, pero de momento no sabe nada más. Fernando explicó a VIVA CÁDIZ que no pide que le paguen intereses, ni el coste de las llamadas internacionales que asciende casi a 25 euros, “sólo que me devuelvan lo que es mío de una vez”.
