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Jerez

La Vendimia jerezana

La Fiesta de la Vendimia necesita de un impulso por parte del Consejo Regulador y que la crisis se tome también un respiro

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C omo ha pasado casi siempre en esta ciudad, se alumbran los eventos, se ponen en marcha y después desaparecen, mientras que en otras ciudades los copian y permanecen en el tiempo. Eso pasó con el Trofeo de la Vendimia de fútbol, el primero de esa índole que se celebró en España y que después sirvió para que ciudades como Cádiz o A Coruña se montasen en el carro mientras los jerezanos nos bajábamos. Y eso ha ocurrido con la Fiesta de la Vendimia, que después copiaron en Montilla o en Jumilla por poner algunos de los muchos ejemplos que existen. La Fiesta de la Vendimia fue borrada del mapa festivo de Jerez de un plumazo a comienzos de los 80 por decisión del equipo de Gobierno que, en aquellos momentos, lideraba Pedro Pacheco. De la Feria de la Vendimia, en el Hontoria, se pasó a una verbena en la plaza del Mamelón, aún sin el monumento al carruaje y con una explanada que servía de aparcamiento, que no llegaba ni a verbena de barrio. Fue aún peor. Posteriormente amanecieron las llamadas Fiestas de Otoño que terminaron también quedándose en las hemerotecas como recuerdo de lo que fueron y ya no serán. Y ahora este nuevo Gobierno municipal ha hecho una apuesta por recuperarla Fiesta de la Vendimia, aunque obviamente dista mucho de aquella otra, en la que la las bodegas de volcaban, en la que había una Junta Oficial que preparaba una serie de actos, privados para el comercio del vino, sobre el que se sustentaba y no se puede olvidar ello la economía de toda la ciudad, y otros públicos; además de una serie de concursos laborales que servían para poner en valor los trabajos propios de las bodegas, algunos ya igualmente desaparecidos. La actual Fiesta de la Vendimia necesita de un impulso por parte del Consejo Regulador que, no en balde, lo que se conmemora es el nacimiento del nuevo vino, y también que la crisis que azota al país en general y a la ciudad en particular se tome un respiro y el Ayuntamiento pueda no solo apuntalar lo bueno que ya se está haciendo, sino buscar otras alternativas lúdicas, corridas de toros incluidas, que sirvan para que se haga de septiembre un mes festero y turístico.

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