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Jaén

El pederasta abandona Jaén por la presión de los vecinos tras quedar libre

El imputado por abusos sexuales a menores cogió ayer un autobús a las 12,30 horas para salir de la provincia, según informó la Policía Nacional

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Antonio B. G., de 64 años, imputado por abusos a menores ya no está en Jaén. Ayer, cogió un autobús que lo llevó fuera de la provincia, según indicaron fuentes policiales, que no precisaron el destino del presunto pederasta por “orden del juez”. No obstante, deberá seguir presentándose en cualquier juzgado del país todos los lunes, tal y como dictó el titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Jaén, Antonio Valdivia, tras ponerlo en libertad el pasado viernes. Ese mismo día, cuando los vecinos se percataron de su presencia en la vivienda de la calle Hospital de San Miguel, manifestaron su malestar por su puesta en libertad y le increparon hasta el punto que el acusado de abusos sexuales llamó a la Policía Nacional, que lo sacó de su domicilio y lo condujo a Comisaría, donde pasó la noche. El lunes, alojado en una pensión de la ciudad el juez le puso protección y finalmente ayer abandonó la provincia.


“He tenido la desgracia de que han caído las cintas en mis manos y me veo en la obligación de presentarlas dejando que ustedes hagan su trabajo y puedan meter a ese... en la cárcel de por vida”. Así comenzaba un caso que ha conmocionado a la opinión pública de Jaén. Era la nota que el  ‘buen ladrón’ dejó debajo de un coche junto a tres cintas en las que Antonio B. G., abusaba sexualmente de menores de edad, según informó la Policía Nacional. Había entrado a su casa a robar y tras percatarse del contenido de las cintas decidió entregarlas a la policía. Esa fue la versión oficial durante más de un mes y la que llevó al presunto pederasta a la cárcel sin posibilidad de fianza. Sin embargo, la semana pasada, el ‘buen ladrón’ que resultó ser un vecino de 20 años del imputado, se entregó en Comisaría ante su inminente detención. Allí declaró que entró expresamente a por las cintas de video porque tenía sospechas de lo que podían contener. “Sus motivos tendría para robar las cintas”, afirmaba Rosario, una de las vecinas a este periódico.


Esa declaración provocó que el juez Antonio Valdivia dejara en libertad al presunto pederasta, ya que las cintas habían sido aportadas al caso de forma ilícita y no podían ser admitidas como pruebas, a pesar de que no dejaban lugar a dudas de que era Antonio B. G. quien aparecía en ellas abusando de los menores, según confirmaron fuentes policiales.


Además, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) justificó la puesta en libertad del imputado, basándose en que los hechos cometidos sobre tres de las víctimas habían prescrito, y ninguna de éstas ha formulado reclamación judicial. Además añadió en un comunicado, que lo que debería haber hecho el presunto ladrón, era denunciar los hechos de que tenía sospecha  a la autoridad y que así pudiera haberse acordado una entrada y registro judicialmente, lo que hubiera salvaguardado la validez de las pruebas. “Dicha actuación, lejos de beneficiar al descubrimiento, ha provocado un gravísimo perjuicio”, dice el TSJA en su comunicado. Antonio B. G. era entrenador de fútbol a través de la Asociación Juvenil Fénix y podría haber abusado al menos de cinco menores, cuatro que aparecían en las cintas y otro que denunció en Comisaría tras conocerse el caso.

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