Las selecciones de Argentina y Alemania disputarán el próximo domingo en Maracaná (21.00 horas) la tercera final de la historia entre ambos en un Mundial, después de las que se jugaron en México 1986 e Italia 1990, en las que se repartieron el balance de triunfos.
Alemania descuartizó a Brasil en la primera semifinal (1-7) y Argentina necesitó la tanda de penaltis (2-4) para apear a Holanda --vigente subcampeona del certamen-- en la segunda 'semi'. Los germanos jugarán su octava final; la albiceleste, su cuarta.
Y de esas tres finales que ha jugado Argentina, tres han sido con Alemania, que le persigue en su historial. Sin embargo, la primera experiencia entre ambas se saldó a favor de los sudamericanos, que se llevaron el título en México tras vencer (2-3) en la final.
Aquél fue el Mundial de Diego Armando Maradona, la consagración del 'pelusa', la mano de Dios, el gol que recorrió todo el campo y que todo el mundo conoce. Así conquistó el mundo aquella Argentina que fue digna y justa campeona en el último Mundial de los '80.
Cuatro años más tarde, en el Olímpico de Roma, Alemania se cobró la revancha en lo que ha sido la última conquista germana (a nivel mundial) hasta la fecha. Los Matthäus, Völler, Klinsmann y compañía dejaron a la Argentina de Diego con la miel en los labios.
Un penalti de Brehme, a diez minutos para el final, desterró a aquella Argentina dirigida por Carlos Bilardo muy cerca de conseguir el que hubiera sido su tercer Mundial. El domingo tendrán la oportunidad de vengar a aquel grupo y coronar a un nuevo dios. Messi lo espera desde hace mucho tiempo.
Para Alemania sería su cuarto título, el primero desde la reunificación y la caída del Muro en 1989. El equipo entrenado por Joachim Löw, tras la exhibición en semifinales, acude a la cita más descansado y con la necesidad histórica de reivindicar el valor de la 'Mannschaft'.