La Policía australiana se hará cargo de la seguridad en el Parlamento australiano ante la posibilidad de una amenaza terrorista por parte de los grupos yihadistas, informaron hoy medios locales.
El primer ministro australiano, Tony Abbott, dijo este viernes a la emisora local ABC que "las redes de apoyo terrorista han hablado sobre un ataque contra el gobierno y la gente del gobierno y el Parlamento australiano ha sido específicamente mencionado".
"Como resultado, hace una semana más o menos se dio una revisión urgente de la seguridad en el Parlamento nacional", lo motivó la decisión de encargar a la Policía australiana la seguridad de la sede legislativa.
De ese modo, el Parlamento australiano fue identificado como un potencial blanco terrorista hace una semana, poco antes de un gran operativo de seguridad contra el terrorismo en el este de Australia.
Ayer, las autoridades australianas detuvieron a unos quince supuestos yihadistas relacionados con el Estado Islámico (EI) acusados de planear el secuestro y decapitación de civiles para divulgar los vídeos en las redes sociales, de los cuales ya cuatro han sido acusados ante la justicia.
Por su lado, el fiscal general de Australia, George Brandis, señaló que los expertos de Inteligencia creen que el ataque se hubiera producido en "en unos días" si no fuera por las redadas del jueves.
El reforzamiento de las medidas de seguridad en Australia se da una semana después de que se elevara la alerta terrorista a "alta" y en medio de la realización de una reunión de los ministros de Hacienda y los presidentes de los bancos centrales de los países del G20 en la ciudad australiana de Cairns.
Unos 800 agentes de la Policía han sido enviados a esa ciudad del noreste australiano para reforzar la seguridad en torno al G20, en donde ya se les ve patrullando las calles a pié, en bicicleta o en coches.
En el centro de prensa y en el centro de convenciones de Cairns se han colocado controles de seguridad parecidos a los de los aeropuertos.
Según el Gobierno australiano, unos 60 australianos militan en las filas del Estado Islámico, mientras que otros 100 trabajan activamente en Australia para dar apoyo logístico al grupo islámico radical y reclutar yihadistas.
La Agencia Central de Información de EE.UU. (CIA) calcula que el grupo yihadista EI tiene entre 20.000 y 31.500 combatientes en sus filas, entre el doble y el triple de lo que preveía antes de mayo.