El tiempo en: Conil

Jerez

La adicción a los móviles, la nueva droga del siglo XXI

Los casos de adolescentes tratados en el programa ‘Proyecto Joven’ de Proyecto Hombre se han cuadriplicado este año y le han llevado a poner en marcha un programa de habilidades parentales

Publicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai Publicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai

Proyecto Hombre prestó tratamiento en 2014 a un total de 621 personas, entre las 296 que fueron atendidas en los centros de sus adicciones y las 325 a las que se les asistió en los centros penitenciarios de Puerto I, Puerto II y Puerto III y de la prisión de Algeciras. Así se desprende del avance de la Memoria 2014 en la que trabaja esta asociación  Entidad sin ánimo de lucro dedicada al tratamiento y prevención de las drogodependencias.
A falta de actualizar los datos, el director de Proyecto Hombre, Luis Bononato, incide especialmente en la tendencia a la alza que vienen registrando en los últimos años  el número de usuarios que participan en el denominado Proyecto Joven, destinados a jóvenes entre 12 y 21 años que acuden al centro con problemas de adicciones a sustancias  al ser consumidores incipientes o esporádicos. Algunos ni siquiera han tomado drogas aún, pero están al borde. Así, mientras que en 2013 atendieron a 64 jóvenes con estos problemas, el pasado  año el número llegó a los 72 y los especialistas están convencido de que estas cifras irán a más.
De hecho, como explica, en este programa hay un colectivo amplio de chicos con problemas de comportamiento, consumidores  que abusan de las nuevas tecnologías. Estos últimos casos, subraya Bononato, están experimentado un crecimiento que si bien a simple vista cuantitativamente hablando es difícil de apreciar porque los números son muy bajos, sí conviene estar atentos porque pueden derivar en problemas graves y abrir la puerta a la ludopatía. “Si antes atendíamos a uno o dos al año por su adicción a las nuevas tecnologías (internet, smarthphones, etc.) las cifras del último año se han cuadriplicado, porque de ninguno,uno o dos de los últimos años hemos pasado a cuatro, es un número bajo pero muy indicativo de lo que está ocurriendo”, señala. A ello hay que sumar los que no recurren a buscar ayuda, con lo que los datos reales son mucho más elevados.
En la mayoría de los casos, son jóvenes que acuden al centro por el consumo de sustancias pero también reconocen que abusan de las nuevas tecnologías debido al mal uso que hacen de estas. “La adicción es un síntoma de que algo le ocurre a las personas y así vamos a encontrar un tipo de adicción u otra: al alcohol, al hachís, a los juegos, a las nuevas tecnologías, a la compras compulsivas, al sexo...Hay que dejas de ver a Proyecto Hombre como un dentro para desengancharse o para los heroinómanos”.
En cualquier caso en Proyecto Hombre han observado que casi siempre detrás de los jóvenes ‘enganchados’  a los móviles, y en definitiva,  a internet, puesto que los teléfonos hoy más que nunca son una “ventana abierta al mundo” (redes sociales, whatsapps, juegos), hay “problemas de comportamiento” que que pueden derivar en situaciones de agresividad y de falta de respecto hacia los mayores. Unas circunstancias más habituales de lo que parece y que están poniendo a los padres en una tesitura complicada al no saber cómo actuar. “Al centro nos vienen niños con 12 o 13 años con este problema, que no son consumidores, pero tienen a sus padres aburridos porque no saben cómo afrontar esa situación”, apunta Bononato.
Por ello, recientemente Proyecto Hombre ha puesto en marcha un programa de habilidades parentales al detectar que cada vez acudían a sus instalaciones más familias para pedir ayuda para sus hijos pero sin ellos, al no tener autoridad si quiera para traerlos.  Partiendo de esta premisa, lo que hacen es abrir un programa tres meses con el objetivo de que los padres tengan recursos suficientes para reconducir la situación con sus hijos  y marcarles unas pautas a llevar en casa si no consiguen que vayan a tratamientos. “Normalmente estos problemas son un síntoma de los problemas en las familias, al no ejercer los padres la responsabilidad de forma adecuada, y darse una falta de autoridad; si los padres cambian estas pautas, probablemente la consecuencia se soluciona”, agrega.
La presión social es un componente añadido para una adicción a los smarthphones de la que no sólo son objeto los adolescentes, sino también los mayores. ¿Cómo hay que frenar esto? En el caso de menores,  “poniendo normas” y “dejándolas por escrito”desde que lo compren. “Junto a la factura el padre en ese momento está firmando el conflicto”, agrega Bononato, cuya asociación cada vez recibe más solicitudes para impartir talleres en colegios para abordar este problema.

Más consumo de alcohol y ansiolíticos por la crisis

La adversa situación económica que han sufrido miles de familias jerezanas por la complicaciones para sacar adelante su casa ha provocado  un incremento de las denominadas “dependencias domésticas”.  Una situación que Proyecto Hombre vincula al aumento de las adicciones a los  antidepresivos y ansiolíticos para afrontar la vida cotidiana y, sobre todo, para dormir. “No nos llegan al centro para pedirnos un tratamiento pero nos consta de que ha aumentado”, explica el director de Proyecto Hombre.También constatan una mayor demanda de alcohol, al tratarse de una adicción “más barata” y “accesible” al haberlo “de todos los tipos” y  “a cualquier precio”.

Proyecto Hombre celebra  los 24 años de su apertura

Proyecto Hombre celebra el próximo viernes el XXIV aniversario de la apertura de su centro en Jerez con un acto  en el Centro Social Blas Infante (Avenida Nazaret s/n), Tras el acto institucional, se llevarán a cabo una serie de actuaciones y una convivencia con toda la comunidad que diariamente colabora con esta ONG, es decir, usuarios, familiares, personal contratado, voluntariado y colaboradores.
Tras casi dos décadas y media prestando sus servicios en Jerez, Proyecto Hombre se ha convertido en todo un referente en la prevención y tratamiento de adicciones, que en la época actual van más allá de lo que es el alcohol y las drogas. Unas connotaciones que todavía a estas alturas, como apunta su director Luis Bononato, suenan en la cabeza de la mayoría cuando se habla de la actividad de esta ONG. “Siempre se relaciona con la droga, con el desengancharse, con la heroína y es mucho más que eso”.
Y es que lo de ligar Proyecto Hombre al toxicómano “enganchado” al que profesionales someten a un tratamiento es simplificar y no hacer justicia con la labor que se realiza en un centro  que lleva a cabo programas precisamente enfocados a todas las problemáticas con las que trabaja: Programa base (tratamiento a personas consumidoras), proyecto joven, (enfocado a jóvenes entre 13 y 23 años consumidores incipientes o esporádicos), reforma juvenil (menores infractores) programas de protección de menores, programas de apoyo, programa de prisión, programa Mírame (se realiza en los Centros  Penitenciarios con el objetivo de que los drogodependientes con Sida/VIH positivo, así como sus familias, sean capaces de afrontar la enfermedad o programa de prevención.
Como el resto de colectivos, Proyecto Hombre tampoco se ha librado de los efectos de la crisis, que le ha obligado a congelar su oferta de programas, paralizar el proyecto de construcción de su nueva sede y no contratar más personal, además de sufrir un recorte en las subvenciones públicas para su actividad. No obstante, el pasado diciembre Proyecto Hombre formó parte de las 50 entidades sociales que firmaron un convenio de colaboración con el Ayuntamiento por valor de 600.000  euros.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN