La reconciliación y el manejo del postconflicto son fundamentales para el éxito de un proceso de paz dijeron hoy especialistas que participaron en el "Diálogo de Cartagena", un foro para promover la integración entre las dos orillas del océano Pacífico.
Expertos de Perú, Indonesia y Filipinas, países que al igual que Colombia han sufrido conflictos armados internos, debatieron en la ciudad de Cartagena la manera como éstos pueden resolverse y la reconstrucción de sociedades afectadas.
"No hay acuerdo de paz sin reconciliación", dijo el exviceministro de Relaciones Exteriores de Indonesia Dino Patti Djalal, quien explicó el proceso de paz con el que su país puso fin a tres décadas de violencia por el conflicto separatista en la provincia de Aceh, que ocupa el norte de la isla de Sumatra.
Djalal agregó que para terminar la guerra con el Movimiento Aceh Libre, conocido como GAM por su nombre en indonesio (Gerakan Aceh Merdeka), el Gobierno decidió manejarla con una receta de cinco ingredientes: "liderazgo, pragmatismo, mirar al futuro, reconciliación y paciencia".
"En la negociación todo el mundo conservó su dignidad. La negociación debe ser un gana-gana, no un gana-pierde, y lo importante para el Gobierno era que Aceh no se separara de Indonesia" por la acción del GAM, grupo separatista que comenzó su actividad en 1976 y que depuso las armas en 2005.
Para alcanzar la paz, el gobierno aprovechó la "oportunidad" que supuso el tsunami que devastó la región en diciembre de 2004 y que dejó más 250.000 muertos en el sudeste asiático, agregó el diplomático en el debate organizado por el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS, siglas en inglés) y el Ministerio de Defensa de Colombia para analizar las relaciones transpacíficas.
"Hasta 2004 no había señales de paz, pero el tsunami aplanó el territorio de Banda Aceh y vimos en el inmenso sufrimiento causado por la tragedia, una oportunidad para abrir la puerta a negociaciones políticas" que los líderes del GAM aceptaron y en cinco rondas de negociaciones en solo un año se firmó la paz.
La experiencia de Filipinas con el Frente Moro Islámico de Liberación (MILF, siglas en inglés), con el que se firmó un acuerdo de paz en marzo de 2014, fue presentada por Senen Bacani, miembro del panel del Gobierno en esa negociación.
"En cuatro décadas de conflicto no hubo ganadores, sólo víctimas", afirmó Bacani, quien consideró que "no es poca cosa que en Filipinas hayamos podido avanzar en un acuerdo" en momentos en que el mundo proliferan los conflictos armados, principalmente los de corte religioso.
Según Bacani, para que un plan de paz sea sostenible el gobierno debe ofrecer a la población "una vida con dignidad" y de parte de las instituciones la posibilidad de reconciliación.
El manejo de la situación después de la firma de un acuerdo de paz también fue considerado fundamental por el exministro del Interior de Perú, Gino Costa, quien dijo que hay que "evitar el caos en el postconflicto".
Perú logró derrotar en los años 90 a los grupos terroristas Sendero Luminoso y Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), pero del primero subsisten reductos en algunas zonas selváticas, explicó.
Costa se refirió a los procesos de paz exitosos en otros países latinoamericanos, como el de El Salvador con el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y el de Guatemala con la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG).
"El de El Salvador fue exitoso, se incorporó la guerrilla a la vida política, pero el postconflicto ha sido violento por la delincuencia" que se ha organizado en las bandas conocidas como "maras", explicó.
En el debate participó también el ministro colombiano del Postconflicto y negociador de paz, Óscar Naranjo, quien destacó que la paz "es una oportunidad para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y de saldar una deuda con los millones de víctimas que ha dejado este conflicto" de más de medio siglo.
Según Naranjo, el hecho de que el Gobierno esté en la mesa de diálogo con las FARC en La Habana no debe interpretarse como una señal de debilidad del Estado sino todo lo contrario.
"No llegamos a este proceso como resultado del colapso de un Estado fallido. No estamos abocados a una negociación porque nuestro Estado sucumbió" sino como resultado de un "fortalecimiento institucional durante los últimos 15 años" que permitió dar duros golpes a la guerrilla, afirmó.