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Cádiz

Paralizan el desahucio de Antonio Moreno y su familia

Estos vecinos de Cádiz debían abandonar su casa esta mañana, pero han recibido una notificación de manos de agentes de la Policía Nacional que retrasan la salida de la vivienda hasta el próximo 22 de junio, a las 10 horas.

Andaluc�a Informaci�n
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El juez ha dado un pequeño respiro a Antonio Moreno y su familia. Este inquilino de un bajo de la calle Benjumeda, 35 tenía que abandonar su vivienda esta mañana, pero finalmente se ha conseguido retrasar el desahucio hasta el próximo 22 de junio a las 10 horas.

Desde muy temprano la calle se llenó de personas, muchas de ellas del círculo de Podemos, para intentar frenar el desalojo. La procuradora llegó en torno a las 10 de la mañana para presentar la notificación de aplazamiento, pero no la dejaron pasar porque los allí presentes no se fiaban de las palabras de la funcionaria. Fue entonces cuando llegó el candidato de Por Cádiz sí se puede a la Alcaldía de Cádiz, José María González 'Kichi' y la resistencia decidió atrincherarse dentro de la finca y organizar una sentada en el portal. "Gente sin casas y casas sin gente", gritaban, mientras esperaban la llegada de los agentes de la Policía Nacional.

El hijo del desahuciado, Juan Manuel Moreno, volvió a contar la historia de su familia. "Mis padres viven con mi hermana pequeña, que tiene 16 años. Perciben una paga de 350 euros y tienen que pagar 420 de alquiler, lo único que queremos es una vivienda que podamos pagar en función de nuestros ingresos. Yo no puede responder por mis padres, estoy trabajando pero gano 500 euros y decidí independizarme para no suponerles ningún gasto".

A las 12 del mediodía la Policía se personó en el portal sin que la gente dejase pasar a los agentes. El hijo de Antonio Moreno fue el encargado de atenderlos. Lo primero que hizo fue preguntar de cuánto tiempo disponía su familia para encontrar una solución: "Hasta el 22 de junio a las 10 de la mañana", le comunicó la Policía" y fue entonces cuando Juan Manuel respirió aliviado, no pudo contener las lágrimas y se abrazó a 'Kichi' el primero y al resto de las asistentes después para agradecer, uno por uno, su ayuda en este dramático caso.

La historia la dio a conocer VIVA CÁDIZ el pasado viernes. Antonio lleva desde el año 1987 residiendo en este bajo de la calle Benjumeda, 35. Se trataba de un piso de renta antigua que en 2003 se vino abajo y que la propietaria, en colaboración con la Junta de Andalucía, tuvo que rehabilitar. Antonio y su familia (por aquel entonces vivían con él sus cuatro hijos) tuvieron que realojarse en otra vivienda, en el barrio de San Severiano. En 2004, una vez rehabilitado el bloque, Antonio regresó con su familia a Benjumeda, hasta que el año pasado se encontró con la sorpresa de que el contrato de renta antigua había terminado y tenía que empezar a pagar otra cantidad, mucho mayor que la anterior. Este vecino de Cádiz percibe unos 350 euros mensuales y el alquiler ronda los 400. “No es que no quiera pagar, es que no tengo medios para hacerlo”.


Lo dramático de este caso es que Antonio tiene reconocido un 90% de minusvalía, porque desde hace años sufre un cáncer que lo ha dejado prácticamente consumido y además, a sus 57 años, no sabe leer ni escribir. Él mismo reconoce que no se ha sabido mover como debía para obtener ayuda, aunque dice que ha acudido a los servicios sociales del Ayuntamiento y de la Junta de Andalucía en búsqueda de soluciones: “La trabajadora social me dice que busque un piso, que el Ayuntamiento me ayuda con la fianza, y el pago mensual, pero el problema es que nadie quiere correr el riesgo de alquilar su casa”.


A Antonio le preocupa su hija, la única que vive con él, porque el resto se ha emancipado, aunque no pueden echarle una mano. También le preocupa cómo va a alimentarse si finalmente se queda en la calle, porque debido a su enfermedad no puede ingerir alimentos sólidos, todo tiene que estar triturado.

A sus 57 años, su aspecto de macrado y doliente le hacen paracer un anciano. Hasta que cayó enfermo trabajó como peón de albañil. Mientras contaba su historia a Viva Cádiz, con la esperanza de que alguien pueda hacer algo por él, su mujer lo miraba con lágrimas en los ojos, víctima de una profunda depresión.

 

 

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