No se trata a priori de debatir su regreso o su continuidad, sino de hablar de todas las opciones posibles, que podría incluir desde una ampliación de las tropas al mantenimiento de las actuales, pero con el único objetivo de dejar claro cuál es la labor que se debe desarrollar en Afganistán. Y se debe hacer no porque hayan fallecido dos militares, que es un riesgo que ellos mismos tienen muy asumido desde que se desplazan a esa zona, sino porque se debe garantizar definitivamente la supervivencia del resto de sus compañeros de armas. Lo que no se puede mantener, como sucede actualmente, es tener un contingente de tropas que acudió a hacer una labor concreta y que, por las vaivenes que se viven en ese país, se vea envuelto en un conflicto armado para el que quizás no esté tan preparado como se debiera.
Por eso, es necesario que sin tensiones ni pulsos políticos se abra ese debate donde cada partido pueda exponer lo que considere más conveniente sobre esta cuestión, se discuta sobre todas las posibilidades posibles, se intente alcanzar el mayor consenso político y, con los resultados definitivos, se actúe en consecuencia de forma clara y transparente, porque así no sólo se garantizará la seguridad de nuestras tropas, sino que la propia sociedad española sabrá realmente qué labor están haciendo y cuál es la que se quiere que se continúe haciendo.