El ataque presuntamente xenófobo sufrido el sábado por la candidata a la alcaldía de Colonia Henriette Reker, responsable local de la acogida de refugiados, sacudió sábado a Alemania, mientras se investiga si su agresor era un perturbado o si actuó por motivos políticos.
Las autoridades de Colonia (oeste del país) parten de la base de que el atacante -de 44 años, con pasaporte alemán, desempleado y sin antecedentes penales- actuó por "odio racista", según las versiones de testigos presenciales y su propia declaración, tras ser detenido.
Reker resultó herida de gravedad por arma blanca en el ataque, ocurrido en la víspera de los comicios, ante un quiosco electoral afín a la candidata.
Su agresor iba armado con dos cuchillos y se lanzó contra ella y dos de sus acompañantes, que resultaron heridos, igual que un policía de civil que intervino para reducirlo y dos ciudadanos más.
Según el fiscal del distrito, Ulf Willuhn, "todo apunta a un móvil ultraderechista", de acuerdo a las versiones dadas por los presentes y a que así lo afirmó el propio detenido, de quien por el momento no hay constancia de una militancia política.
Reker, de 58 años, ingresó con heridas de gravedad en el cuello en un hospital de Colonia, donde se ha logrado estabilizarla, aunque sigue sin estar fuera de peligro, añadieron fuentes policiales.
La política dirige el departamento de Migración e Integración y es la responsable de la acogida de refugiados en Colonia.
Concurre a las municipales como independiente, pero respaldada tanto por la Unión Cristianodemócrata (CDU), como por Los Verdes y el Partido Liberal (FDP), por lo que es la favorita a la alcaldía.
Poco después de conocerse el ataque se difundieron en los medios diversas versiones, según las cuales el agresor profirió gritos mesiánicos contra Reker y también contra la canciller Angela Merkel, en ambos casos relacionados con la acogida de refugiados.
El fiscal Willuhn afirmó que no había constancia de que se hubiera referido a Merkel, sino que solo lo hizo contra Reker.
El ataque sacudió al país, tanto en lo que concierne a los comicios locales -cuya celebración se mantiene, según indicaron fuentes de la alcaldía- como a escala nacional.
La propia Merkel expresó su estupor ante la agresión, mientas que la jefa del Gobierno de Renania del Norte-Westfalia, la socialdemócrata Hannelore Kraft, escribió en su cuenta en Twitter que se trata de un "ataque contra todos nosotros".
La llegada de refugiados a Alemania -se estima que este año el país recibirá entre 800.000 y un millón de peticionarios- ha disparado los ataques contra albergues de asilados y las acciones de acoso contra políticos identificados con la acogida a los migrantes.
De acabar siendo el acto de un perturbado, el ataque se inscribiría en la serie de atentados sufridos por políticos alemanes, entre ellos el exlíder del SPD Oskar Lafontaine, herido con arma blanca en abril de 1990 por una enajenada, que se decía perseguida por los extraterrestres.
De mayor gravedad fue el sufrido unos meses después, en octubre de 1990, por el actual ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, entonces titular de Interior del canciller Helmut Kohl, que recibió dos disparos de un esquizofrénico con antecedentes penales en un acto del partido, atentado tras el que quedó en silla de ruedas.