Uno no, infinitos. ‘Un fallo lo tiene cualquiera’ anunciaba la comparsa que le precedía, el cuarteto en un quirófano acoge una operación que no hay por donde cogerla. La actuación tampoco.
El ambiente decae ante una segunda parte que no termina de enganchar con una primera que aglutinó lo más destacado. El público demuestra una infinita paciencia.