Nervión esta vez sí regaló puntos cuando menos se podía esperar.
Y es que el encuentro que no pudo arrancar peor, pues ni dos minutos de partido se cumplían cuando una falta botada por Illarramendi era rematada de manera impecable con la testa por Markel Bergara, quien pegaba al porte derecho una pelota imposible para Sergio Rico, adelantando así al conjunto vasco.
El cuadro de Emery, desdibujado por completo sobre el terreno de juego, únicamente puso en apuros al meta rival con una doble intervención a lanzamiento de Kevin Gameiro de disparo cruzado, que en segundo y tercer término, no pudieron tampoco ajustar ni Reyes ni Cristóforo.
Sin embargo, el equipo que sí estuvo metido desde el minuto uno, fue el conjunto txuriurdin, que a balón parado, por segunda vez en los primeros 45 minutos, sacaba tajada del desconcierto total a nivel defensivo de los locales; que en esta ocasión, Krychowiak y Sergio Rico terminaron escenificando con el gol en propia meta del medio polaco.
Pero a pesar de la distancia en el marcador y del pésimo juego mostrado por los nervionenses; un penalti transformado por el delantero galo del cuadro rojiblanco, ponía el partido menos cuesta arriba de lo que cabría pensar al final de la mitad inicial.
Con más empuje que fútbol sobre el césped, los de Emery lograron merodear con mayor asiduidad la meta sevillista; si bien la puntería en este caso no obtendría la recompensa de otros días.
Y así es como, 17 partidos después, el Sevilla volvería a perder en la Liga un encuentros en el Sánchez Pizjuán.