Los ciclistas José Castellano, Daniel Caballero y Daniel Patino han conseguido el sueño de terminar con éxito una de las pruebas más duras y extremas del calendario internacional de la bicicleta de montaña. Se trata de la exigente prueba Powerade MTB Series NON STOP Madrid-Lisboa de 770 kilómetros. El equipo ROTA Bikes RM EMURSA contó con la asistencia técnica de José Manuel Reales y Francisco José Castellano, encargados del traslado y organización de cada una de las duras etapas. Una carrera épica con la participación de 278 equipos con más de 2.000 personas entre corredores, asistencias y técnicos llegados de todo el mundo, especialmente de España, Portugal, Gran Bretaña, Alemania, Francia, Italia, Dinamarca, Suiza, Bélgica, Ecuador, México, Paraguay y Colombia entre otros.
El reto de las 55 horas fue superado por estos héroes por mucho, con un tiempo de 43 horas, 20 minutos y 32 segundos, aupándose a la nonagésima tercera posición, superando a equipos de cuatro corredores. Los ciclistas roteños recogieron el fruto de la preparación tanto mental como física que se necesita para afrontar este tipo de pruebas.
El equipo se trasladó a la población madrileña de Las Rozas la tarde anterior a la prueba para la retirada de los dorsales, registro de seguros, revisión médica, identificación de la asistencia técnica, autorización para los vehículos y otras formalidades necesarias para el buen funcionamiento de la competición. Ya desde ese momento se podía respirar el nerviosismo ante la presencia de los equipos profesionales y la gran cantidad de caravanas para el apoyo técnico. La prueba comenzó a las doce del mediodía tras la reunión previa con la organización, necesaria para recibir las oportunas instrucciones y advertencias. Muy significativo las concernientes a la baliza de GPS que tenía que portar el corredor durante toda la prueba. Había habilitado un centro de control que se comunicaba con el corredor o el equipo desde el primer instante que se verificaba que se desviaba de la ruta o bien por la ausencia de movimiento durante más de 5 minutos, para verificar si el corredor necesitaba algún tipo de asistencia.
La prueba se desarrolló durante diez etapas sin paradas, con salida en Madrid-Las Rozas, y estaciones de hidratación y relevos en los municipios de Robledo de Chavela, Burgohondo, Navalperal de Tormes, Navaconcejo, Cañaveral, Alcántara, Cedillo, Ponte de Sor, Coruche y meta en Lisboa, con una media por etapa de 80 kilómetros con más de 1.500 metros de desnivel acumulado por los distintos puertos de montaña. Desde el primer instante que se dio la salida, el equipo técnico se tenía que trasladar con la caravana al siguiente municipio con la suficiente celeridad para evitar los atascos en la salida y llegada al lugar. Para ello era necesario seguir el libro de rutas de la carrera y localizar en cada municipio el área destinado para los vehículos y los puntos de hidratación y relevos.
La dureza de la prueba llegó cuando los corredores empezaron a echar en falta las horas de sueño. Prácticamente era imposible descansar en los traslados y el cúmulo de tareas preparatorias te impedía tomar un pequeño descanso. La etapa con mayor dureza por su perfil y kilómetros acumulados fue la séptima etapa. El equipo era conocedor de lo importante que era superar esta barrera y por ello designó al corredor con mayor fortaleza para tratar de superarla con éxito. Al término de dicha etapa, el corredor del equipo tuvo que ser asistido por la ambulancia dispuesta en meta para su recuperación. Esto obligó al resto de componentes a realizar un cambio de planes con respecto a la última etapa, con llegada a Lisboa, ya que uno de los otros dos corredores tendría que hacer dos etapas con un descanso mínimo entre ellas.
Gran parte del logro conseguido ha sido fruto de la buena sincronización y compañerismo de cada uno de los integrantes del equipo y de la asistencia técnica. Ha sido una aventura de 43 horas en carrera donde tuvieron que resolver cada una de las situaciones imprevistas de forma rápida y efectiva. El corredor necesitaba llevar operativo un GPS con la ruta de la etapa, iluminación delantera y trasera, baterías adicionales para todos los dispositivos, líquidos para poder afrontar toda la etapa sin avituallamiento y un kit de herramientas para poder resolver cualquier avería que pudiera surgir, lo que dificultaba y endurecía aún más el estar encima de una bicicleta. Tuvieron averías importantes, incluso les reventó una rueda de la caravana, pero ninguna de ellas pudo con el objetivo de llegar a Lisboa como fuese.
Agradecer el patrocinio de Bikes RM, Ermusa, Ernesto Ruiz-Mateos de Herbalife y Grupo Ciclista Los Segundones de Rota por haber contribuido y apoyado a esta bonita aventura que muy posiblemente se vuelva a repetir en futuras ediciones con la incorporación de un segundo equipo de la localidad de Rota.