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Jerez

Alfonso Dastis, un auténtico desconocido entre sus paisanos

Nacido en Jerez, el nuevo ministro de Asuntos Exteriores ha desarrollado su carrera en el servicio diplomático

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Alfonso María Dastis Quecedo, nacido en Jerez el 5 de octubre de 1955, es el nuevo ministro de Exteriores y Cooperación. Su ciudad natal, pues, puede presumir de ministro, pero poco más. Aunque no es militante del PP, ni siquiera entre las filas populares de Jerez se tenía constancia, hasta ayer, de su pasado jerezano, y tampoco de los vínculos familiares que mantiene con la ciudad, puesto que una rama de su propia familia, nacida en Jerez, está asentada en Sevilla.

De momento, lo que ya sí conocemos es su extenso currículo como alto funcionario, emprendido tras su licenciatura en Derecho, ya que poco antes de cumplir los 28 años asumió el cargo de director-jefe de la sección de Política Jurídica Internacional en la Secretaría Gral Técnica, desde donde ha hecho carrera dentro del servicio diplomático. Fuentes del PP lo definen como un hombre “próximo a Mariano Rajoy”, quien lo ha considerado como un hombre clave para España durante los años más duros de la crisis, en los que ha hecho frente a complejas negociaciones como embajador del país ante la Unión Europea. Con 61 años recién cumplidos, el nuevo ministro ve premiada su ardua labor como una pieza clave para España en la capital europea, donde ha estado al frente de las negociaciones de apartados tan delicados como asuntos económicos y financieros, exteriores, justicia e interior. En Bruselas, aunque la última palabra la tienen los jefes de Estado y de Gobierno, previo paso por manos de los ministros competentes, el duro trabajo de forjar consensos recae sobre los hombros de los embajadores permanentes como Dastis y sus equipos.

El rescate financiero, la llegada de los refugiados y la gestión de las tensas relaciones entre la Unión Europea y Rusia son sólo algunas de las crisis con las que ha lidiado en los últimos cinco años, una presión que aquellos que lo conocen de hace años dicen que le hizo acentuar su seriedad, pero nunca perder su amabilidad. Tras más de tres décadas al servicio de la diplomacia española, este jerezano sin apenas acento andaluz es descrito por quienes lo han tratado en Bruselas como un hombre discreto, competente, educado y afable, dotado de un gran sentido del “saber estar”.

Su mujer trabaja en una firma de abogados, tiene dos hijos -uno casado que vive en Madrid y una hija que vive en Bruselas- y confiesa ser aficionado del Atlético del Madrid.

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