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Unos vinos para presumir de la tierra de Cádiz

Los vinos de la Tierra de Cádiz han vivido un desarrollo espectacular en apenas una década de la mano de una serie de productores comprometidos con la calidad

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  • Cata de vinos de Huerta de Albalá -

Andalucía es la comunidad autónoma con más vinos amparados por Indicaciones Geográficas Protegidas; de hecho, cuenta ya en su haber con 16 “Vinos de la Tierra” muy distribuidos por su territorio. Desde la entrada en vigor de la OCM vitivinícola, estos vinos, que anteriormente tan sólo contaban con la consideración de “vinos de mesa con indicación geográfica”, han obtenido el reconocimiento comunitario como Indicación Geográfica Protegida, con un nivel de protección equivalente al de las Denominación de Origen Protegida. Son vinos que poseen una reputación, calidad y otras características atribuibles a su origen geográfico, siendo al menos el 85% de la uva utilizada originaria exclusivamente de la zona geográfica protegida, en cuyos límites debe llevarse a cabo la elaboración.

La iniciativa, por otro lado, no sólo ha venido a prestigiar a muchos vinos conocidos hasta hace aún muy poco como “vinos de mesa”, sino que ha propiciado asimismo la aparición de nuevos proyectos bodegueros que, en el caso de la provincia de Cádiz, han colocado sus vinos en las cartas de los mejores restaurantes del país, han abierto mercado en el extranjero y son hoy día referencia imprescindible entre los amantes del buen vino, a partir de una constante apuesta por la calidad y la innovación, que se nutre asimismo de las peculiares condiciones del suelo y del clima.

La denominación fue reconocida por la Junta de Andalucía en el año 2005, aunque fue en 2011, coincidiendo con una actualización de las condiciones establecidas desde Bruselas, cuando se publicó el pliego de condiciones correspondiente a la IGP, fecha en la que se creó igualmente la asociación en la que se integran la mayor parte de las bodegas que operan bajo la misma, presidida por Verónica Pérez, directora de calidad de Bodegas Barbadillo.

“En la actualidad hay trece bodegas incluidas en la asociación -explica su presidenta-, ya que no es requisito obligatorio formar parte de ella”, y basa su principal labor en la defensa del sector,  con cuestiones tan trascendentales como la incorporación de nuevos municipios a la IGP -actualmente sólo se contemplan quince de toda la provincia- y la introducción de nuevas variedades de uva en la producción de nuevos vinos. Una labor que se suma a la satisfacción por los resultados obtenidos en tan poco tiempo. “Contamos con unos vinos de enorme prestigio, buenísimos, reconocidos en el mercado nacional e internacional, y de una calidad que es el resultado del esfuerzo de los enólogos y las bodegas que se han establecido con nuevos productos dentro de nuestra IGP”, resalta Verónica Pérez.

No en vano, de las 16 IGP con que cuenta Andalucía, es la que lidera la actividad vitivinícola; y precisamente en una provincia reconocida mundialmente por la Denominación de Origen Jerez-Xérès-Sherry y Manzanilla de Sanlúcar de Barrameda, lo que hace más meritorio aún su crecimiento y reconocimiento en el sector de los vinos. “El esfuerzo ha tenido su recompensa”, subraya Pérez, quien, por otro lado, matiza que el hecho de que en la misma provincia coincidan la Denominación de Origen del Marco de Jerez y la IGP de los Vinos de la Tierra de Cádiz “no ha sido un impedimento para quienes elaboran sus vinos bajo esta última denominación. Hablamos de unos vinos que se han dado a conocer por sí solos de la mano de su calidad, una calidad que es muy elevada”, por lo que ha sido sólo cuestión de tiempo -muy poco tiempo- el que hayan conseguido el reconocimiento del que disfrutan en este momento. Es más, hay bodegas que operan dentro del Marco de Jerez que han abierto su abanico de posibilidades con la creación de otros vinos de la tierra, como es el caso de la propia Bodega Barbadillo, que cuenta con todo un clásico entre los blancos, como el Castillo de San Diego, y que en el mundo de los tintos ha creado  marcas como Cobijado o Quadis, o de González Byass, que ha desarrollado en Arcos el proyecto de Finca Moncloa.

Como resaltan desde la Consejería de Agricultura, “puede afirmarse sin lugar a dudas que la zona geográfica de producción influye de forma clara en la especificidad de los vinos de la Tierra de Cádiz. Las condiciones climáticas, la composición predominante de los suelos y numerosas circunstancias históricas, han determinado el desarrollo de una viticultura de calidad reconocida. Se puede afirmar por tanto que estos vinos de la Tierra de Cádiz tienen una personalidad diferenciada debida, en gran medida, al resultado de circunstancias históricas combinadas con unos muy característicos factores medioambientales”, que van desde la orografía y el tipo de suelos, al clima, ya sea por el influjo de las temperaturas, de la pluviometría y, por supuesto, de los vientos de levante y de poniente.

Según los últimos datos oficiales publicados por el Ministerio de Agricultura, correspondientes a la campaña 2014-2015 dentro de  las 41 IGP-Vinos de la Tierra existentes en España, la correspondiente a los Vinos de la Tierra de Cádiz reflejan que se cultivaron 1.007 hectáreas de superficie apta, lo que la sitúa en cuarto lugar a nivel nacional. En su IGP operaron 18 bodegas -la quinta de toda España- y la producción obtenida ascendió a 50.389 hectolitros: cuarto lugar, sólo superada por las IGP de Castilla, Extremadura y Castilla y León.

Por lo que respecta a la comercialización de los vinos, el 90% se destinó al mercado interior (más de 40.000 hectolitros) y el otro 10% al exterior (4.670 hl), lo que también la sitúa en cuarto lugar a nivel nacional. Por tipos de vinos, la producción de blancos es la predominante, con más de 36.000 hl, seguida por la de los tintos con 8.822 y los rosados, que sólo suponen 61 hectolitros. No obstante, se da una singularidad especial: en el caso de las ventas al exterior, los vinos más vendidos son los tintos (3.574 hl de los 4.670 que salen de nuestras fronteras).

“Aunque el mercado nacional sea nuestro principal consumidor en este momento, cada bodega se ha ido creando su propio mercado, sobre todo en lo que respecta al mercado internacional”, matiza la presidenta de la asociación provincial.

Dentro de ese mercado exterior, dentro de la Unión Europea, los principales clientes se encuentran en Dinamarca, Alemania, Francia, Reino Unido y Bélgica, pero sobre todo en los dos primeros, mientras que fuera del continente destacan las cifras de Estados Unidos, México y China.
El volumen de negocio generado con la venta directa de los vinos ascendió durante dicha campaña a 13.572.994 euros, la cuarta IGP con mayor facturación de España.

Entre las bodegas que forman parte de la IGP de Cádiz hay algunas históricas, ya sea por su propia trayectoria dentro del Marco de Jerez -caso de las citadas Barbadillo o González Byass-, o por su visionaria apuesta, caso de Paez Morilla, que produce el afamado Tierra Blanca, pero una buena parte surgen como proyectos que se han dado a conocer con la entrada en el nuevo siglo, como ocurre con el caso de la jerezana Bodegas Luis Pérez, autora de nombres hoy día imprescindibles como Garum o Samaruco, con la arcense Huerta de Albalá de Vicente Taberner, que ha alcanzado el reconocimiento internacional con sus Taberner y Barbazul, o con la también jerezana (ubicada en Torrecera), Bodega Miguel Domecq, y sus celebrados Entrechuelos. Una lista en la que también encontramos a las bodegas Puerta Nueva, con su Cortijo de Jara en Jerez; Manuel Aragón en Chiclana; Hermanos Holgado en Villamartín; Bodegas Rivero en Prado del Rey; la Bodega Católico Agrícola en Chipiona; la Hacienda Parrilla Alta en San José del Valle; Ibargüen en Arcos; José Tejero en Trebujena; Forlong en El Puerto... unidas a proyectos como los de la Compañía Vinos del Atlántico, que produce desde Jerez el tinto Atlántida y la tintilla Vara y pulgar, o los del enólogo jerezano Santi Jordi, actual presidente de la Federación Española de Asociaciones de Enólogos, que produce su original Margarito y Amapolo.
A ellos habría que sumar otros grandes vinos, no incluidos aún en la IGP a causa de su ubicación geográfica, pero igualmente reconocidos, caso del Fine tempo (Zahara de la Sierra) o los vinos de Sancha Pérez (Conil).   

Quince municipios integrados en la IGP de los vinos

La zona de producción de los vinos amparados por la mención “Vinos de la Tierra de Cádiz” está constituida por quince municipios de la provincia: Arcos, Chiclana, Chipiona, El Puerto de Santa María, Jerez, Prado del Rey, Puerto Real, Rota, Sanlúcar, Trebujena, Olvera, Setenil, Villamartín, Bornos y San José del Valle. Municipios como Algodonales o Conil están a la espera de verse incluidos.

Las variedades de uva permitidas en la IGP

Las variedades blancas son: Garrido Fino, Palomino, Chardonnay, Moscatel de Alejandría, Montúa, Perruno, Macabeo, Sauvignon Blanc, Pedro Ximénez, Riesling y Verdejo. Para las tintas: Tempranillo, Syrah, Cabernet Sauvignon, Garnacha tinta, Monastrel, Merlot, Tintilla de Rota, Petit verdot, Cabernet franc, Mollar Cano y Graciano. También se está a la espera de poder introducir algunas más.

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