El hombre acusado de dejar morir ahogado en una balsa de los Montes de Málaga al hijo de 3 años de su pareja, en febrero del 2015, será juzgado a partir de este lunespor un jurado popular.
Antes de la celebración de la vista, se tendrán que elegir los once miembros -nueve titulares y dos suplentes- que formarán parte del Tribunal del Jurado.
La fiscalía malagueña ha solicitado para el acusado una pena de veinte años de prisión por un delito de asesinato, según el escrito acusatorio, al que ha tenido acceso Efe, mientras que su defensa ha alegado que huyó de la zona y no socorrió al menor "impulsado por un miedo insuperable".
Por todo ello, la defensa está disconforme con el escrito del fiscal y considera que los hechos son constitutivos de un delito de homicidio imprudente con un delito de omisión del deber de socorro, ya que "no existe un plan previo o propósito criminal", según el escrito, al que ha tenido acceso Efe.
El fiscal mantiene que la relación entre el acusado y la madre del menor era "complicada, con frecuentes discusiones que alguna vez terminaron en separación temporal" y que el procesado era "muy celoso", aunque su relación con el niño era "buena".
El acusado "resolvió deshacerse del menor, bien sea por celos, bien por entender que era un estorbo en su relación con la madre" y a finales de enero del 2015 se puso en contacto con el padre del niño y, a través de mensajes de WhatsApp y llamadas telefónicas, "intentó convencerle con diversas excusas de que se lo llevase a Ceuta y se quedara definitivamente con él", según el fiscal.
El procesado llegó incluso a ofrecerse como testigo en un posible procedimiento civil sobre modificación de medidas, aunque ocultó esta iniciativa a la madre del menor.
Como no logró su propósito por esta vía, decidió acabar con la vida del niño, y el 9 de febrero del 2015 se dirigió en su coche a recogerlo del colegio, como hacía en ocasiones.
En lugar de regresar al domicilio de la madre se desplazó al mirador Vázquez Sell de los Montes de Málaga, un paraje "recóndito y muy raramente transitado", donde hay una balsa de recogida de agua contra incendios.
Después de aparcar el coche y caminar por una zona de gran desnivel, ambos llegaron a la balsa, que estaba circundada por una verja metálica, aunque utilizaron una rotura en un lateral para acceder.
Una vez dentro, el acusado, "sabedor de que el menor no sabía nadar, lo arrojó sin miramientos al interior de la balsa, dejando que se ahogara sin ofrecerle el menor auxilio, ayuda que en todo momento pudo prestar, pues el acusado era capaz de flotar en el agua", añade el fiscal en sus conclusiones.