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Argentina cierra en silencio una campaña electoral anómala

La sociedad argentina se encuentra a la espera de conocer si el cadáver pertenece o no al joven Maldonado

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  • Macri. -

La política argentina cierra hoy una anómala campaña electoral en la que los partidos decidieron suspender sus actos principales tras la aparición hace dos días de un cuerpo en la misma zona en la que desapareció hace dos meses y medio Santiago Maldonado en una protesta reprimida por la policía.

Mientras los candidatos a las legislativas de este domingo miden sus apariciones públicas y el impacto del caso, que ya es asunto nacional, la sociedad argentina se encuentra a la espera de conocer si el cadáver pertenece o no al joven Maldonado, un desenlace que depende de una autopsia que comenzará mañana y que difícilmente arrojará resultados antes de la votación.

Desde el frente gobernante Cambiemos, que según las encuestas se impondría en unos comicios que renovarán un tercio del Senado y casi la mitad de la Cámara de Diputados, se prefirió adoptar un perfil bajo tras una campaña centrada en pedir respeto a la justicia y no dar por sentada la responsabilidad de la Gendarmería.

Las únicas declaraciones que salieron de la Casa Rosada fueron las del ministro de Justicia, Germán Garavano, que tras reunirse con el presidente, Mauricio Macri, afirmó que este "sigue con preocupación" las novedades de la investigación.

Tampoco se manifestó públicamente Esteban Bullrich, el candidato gobernante a senador por la provincia de Buenos Aires, el mayor distrito electoral del país, mientras que la gobernadora de la región, María Eugenia Vidal -una de las figuras más populares de Cambiemos-, habló de un final "triste" y "raro" de campaña, y calificó de "poco claro" el transcurso reciente de la causa.

La principal fuerza de la oposición, Unidad Ciudadana, liderada por la expresidenta Cristina Fernández (2007-2015), también optó por mantener silencio después de la aparición del cuerpo, tras una campaña plagada de críticas al Gobierno, al que extendían la responsabilidad de la desaparición.

Fernández, aspirante a un escaño en el Senado, afirmó en una entrevista en el canal Telefe horas antes de la aparición del cadáver que ve en el Ejecutivo una "evidente protección y encubrimiento de lo que pasó con Santiago", aunque aclaró que no cree que el Gobierno diese una orden de hacerlo desaparecer, sino que "se complicó con su actitud posterior".

El candidato a senador y líder de 1 País -la tercera fuerza según las encuestas-, Sergio Massa, dijo hoy en una rueda de prensa que es "triste" que los argentinos lleguen a los comicios "cruzados por la violencia, la muerte y las dudas", y cargó contra Macri por estar "más preocupado" por tratar de exculpar a la Gendarmería que de investigar "qué es lo que había pasado".

Y, aunque declaró que le "preocupa que quien tiene que cuidar a la familia (Maldonado) cuide a la Gendarmería", también criticó que el "uso político de un desaparecido" por parte de otras fuerzas de la oposición haya generado una sociedad "dividida".

Por el histórico Partido Justicialista, de orientación peronista, el principal aspirante a senador, Florencio Randazzo, censuró que el Ejecutivo quisiera, en su opinión, exculpar a la Gendarmería en vez de investigar "qué es lo que había pasado".

"Es importante que se sepa qué fue lo que ocurrió con Maldonado. Y sobre todo porque hay una fuerza federal sospechada", apostilló Randazzo.

Las fuerzas de izquierda, las más activas en las manifestaciones de las últimas semanas, redoblaron su presencia en la calle para exigir responsabilidades tanto en el Gobierno como en la policía.

Más allá del caso Maldonado, la campaña después de las primarias del pasado 13 de agosto -en las que se eligieron los candidatos definitivos- se centró en el rumbo económico que ha seguido Argentina desde que Macri llegó al poder hace casi dos años.

Mientras el oficialismo repitió la necesidad de "cambio" tras doce años de kirchnerismo, la oposición se basó en criticar la política de ajustes llevados a cabo por Macri, principalmente las subidas de tarifas en los servicios públicos y la alta emisión de deuda.

Con una oposición dividida, la estrategia de Cristina Fernández en estos dos meses fue intentar aglutinar el voto descontento con el Ejecutivo.

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