El Ayuntamiento de Cádiz y la Junta de Andalucía han mantenido una reunión con el propósito de buscar alternativas para la futura ubicación del Centro de Arqueología Subacuática (CAS), con sede actualmente en el Balneario de La Palma. El alcalde de Cádiz, José María González, se ha reunido con el delegado territorial de Cultural, Daniel Moreno, con objeto de plantear opciones para el emplazamiento del CAS, dado el interés del Ayuntamiento gaditano por recuperar ese equipamiento enclavado en la playa de La Caleta para destinarlo a otros usos y abrirlo a la ciudadanía.
Después de que la Junta de Andalucía descartara la posibilidad de trasladar el Centro de Arqueología Subacuática al Castillo de San Sebastián, el regidor se ha sentado con el delegado territorial de Cultura y han abordado diferentes alternativas, y entre las opciones podría estar el edificio de la Ciudad del Mar, en Puerto América. El primer edil ha recordado que esta infraestructura lleva años vacía, y una ciudad como Cádiz, “que tanto adolece de espacio, no puede permitírselo”.
De esta forma, en el caso en el que el Centro se ubicara en este equipamiento, estaría muy cerca de un puerto deportivo con acceso a las embarcaciones, y además se situaría en una zona que, en un futuro cercano, tendrá un gran crecimiento urbanístico y una gran importancia en la ciudad, gracias al desarrollo del proyecto Integración Puerto-Ciudad. Además, la presencia del CAS en esta instalación de Puerto América serviría como motor para la instalación de más servicios en este espacio de la ciudad.
Hace unas semanas, el alcalde de Cádiz, José María González, ya aseguró que no cejaría en su empeño de recuperar el Balneario de la Palma "como punto dinamizador económico para el barrio de La Viña y otros barrios aledaños como El Balón o Mentidero”.
Por su parte el delegado del Gobierno andaluz en Cádiz, Juan Luis Belizón, pidió “tranquilidad” al alcalde de Cádiz “igual que él lleva su gestión al frente del Ayuntamiento”, después de que los técnicos de la Junta hayan desestimado la posibilidad de trasladarse al Castillo de San Sebastián, por no reunir las condiciones ni tener el mismo valor económica. Por eso, explicó que “no podemos seguir adelante porque las consecuencias pueden ser feas, agrias y desagradables”