En vísperas del fin del año 2017, el portavoz del grupo municipal y alcaldable “in pectore” del PP, Beltrán Pérez, presentó un proyecto de Presupuestos alternativo a los elaborados para 2018 por el gobierno del socialista Espadas, una iniciativa de la que no se recuerdan precedentes en los últimos tiempos en la Casa Grande.
El propio Pérez calificó de “trabajo de chinos” el realizado por su grupo, la mayoría minoritaria del Ayuntamiento con sus doce concejales, hasta el punto de que dijo haber pasado noches en vela cuadrando sobre el papel las cuentas, a fin de tener listo el documento, con más de 700 folios (cifra que da idea de la magnitud del trabajo realizado), antes del 31 de diciembre y que a nadie se le oculta ha de ser tomado también como la tarjeta de presentación de su candidatura a la Alcaldía. Pérez no ha lanzado sólo el mensaje de que tiene unos Presupuestos alternativos a los de Espadas, sino también en clave interna y dirigido a la dirección regional y nacional de su partido de que hay un alcaldable en las filas del PP y que ése debe ser él y no otro.
Con esta iniciativa, Pérez trata de mostrar además un perfil más institucional, diferente de aquel por el que se le ha conocido hasta ahora de mero opositor duro, de maneras ásperas y lenguaje afilado y poco dado a consensos, ya que no en vano el actual portavoz del PP fue el látigo ejecutor de la oposición intransigente e incluso judicializada de Zoido contra el dúo Monteseirín/Torrijos.
Con estos Presupuestos alternativos, Pérez quiere demostrar que es capaz de hacer otro tipo de oposición al ofrecer opciones distintas estudiadas al detalle, en la línea de Ciudadanos, partido con el que ahora más que nunca tras las elecciones en Cataluña el PP se disputa el electorado de centro-derecha y al que ha procurado arrebatarle el título autoconcedido por la formación naranja de que es la única “oposición útil” en el Ayuntamiento frente al permanente “no es no” que a su manera habían venido practicando los populares hasta la fecha.
Así pues, Beltrán Pérez ha tratado de conseguir varias carambolas de golpe con esta iniciativa presupuestaria: ofrecer un perfil más moderado e institucional, demostrar la capacidad de trabajo de su grupo y la suya personal de liderazgo, proyectar la recuperación del grupo municipal popular y como alternativa de gobierno tras la marcha de Zoido y de parte de su equipo a Madrid y los enfrentamientos internos que acabaron dando el poder a la corriente alternativa en detrimento de la oficialista….
Alcalde en minoría
El portavoz del PP quiere además explotar la debilidad de un Espadas que por su minoría en el Ayuntamiento, donde gobierna con tan sólo once concejales, necesita para sacar adelante los Presupuestos del año clave de su mandato (al siguiente ya habrá cita de nuevo con las urnas) del apoyo o al menos la abstención de más de un grupo municipal. El que ha logrado de Ciudadanos a cambio de aceptarle una serie de medidas y de enmiendas por valor de 50 millones de euros no es suficiente.
Precisaría el apoyo de las fuerzas de izquierda que ya facilitaron su investidura como alcalde, Participa Sevilla e Izquierda Unida, pero es pública y notoria la decepción de las mismas con Espadas y su más que presumible intención de darle esta vez un voto negativo, porque a estas alturas del mandato (camino de los tres años) ya no están dispuestas a otorgarle el beneficio de la duda con una abstención.
Por tanto, ante el presumible rechazo de la izquierda y el insuficiente apoyo de Ciudadanos, el PP lleva una temporada subrayando la minoría en que se halla Espadas frente a su propia condición de fuerza más votada por los sevillanos y de que por tanto el alcalde necesita, sí o sí, su respaldo si quiere contar con unos nuevos Presupuestos para la ciudad en 2018.
El precio
Ahora bien, el precio que exige Beltrán Pérez al alcalde, el cual ha mostrado su disposición a negociar levantando el teléfono y llamando en tal sentido a su adversario político porque habría dicho que ve puntos de encuentro y coincidencias entre las Cuentas de uno y otro, es en principio demasiado caro: que Espadas gobierne pero con los Presupuestos alternativos del PP y no con los redactados por el equipo de gobierno del PSOE.
De forma más tajante aún que Beltrán Pérez lo expresó hace tan sólo unos días el edil popular Rafael Belmonte, encargado del marcaje a la política económica del gobierno local: el PP no está dispuesto a “un mercadeo de enmiendas”, sino a “corregir la política errática del alcalde a través de nuestros Presupuestos alternativos, que permitan sacar a la ciudad de su viaje a ninguna parte”. Dicho de otro modo, Espadas debe aceptar la enmienda a la totalidad que suponen las Cuentas del PP y que para, por ejemplo, contabilizar 14 millones de euros de ingresos obligarían al alcalde a enfrentarse a la Junta de Andalucía, de su mismo signo político, para exigirle ese dinero a cuenta de la Patrica porque a juicio de los populares Susana Díaz se lo está hurtando a Sevilla.
No es sólo cuestión de números, sino de la política que se expresa y materializa a través de los Presupuestos y de los mensajes con que se “venden” a los votantes sevillanos. Si Espadas ha de admitir los Presupuestos alternativos del PP y no tan sólo unas enmiendas a los suyos propios, debe “comprar” también el mensaje con que aquéllos van envueltos, con el que lo publicitan Beltrán Pérez y Rafael Belmonte y que constituye una desautorización de la gestión del alcalde y de su gobierno.
Los mensajes
Así, Beltrán Pérez declaró en el acto de presentación que “el Presupuesto de Espadas deja a la ciudad estancada y tiene una total ausencia de modelo y de estrategia de futuro”.
Por su parte, Rafael Belmonte ha dicho que el alcalde debe aclarar “si quiere un pacto con la izquierda radical o si prefiere las políticas que desde el PP abanderamos. Es decir -añadió-, si quiere políticas económicas de centro-derecha y que generen empleo, digitalización de la ciudad, conservación del patrimonio, accesibilidad plena, consolidación demográfica, apoyo a las familias, promoción de la natalidad, etcétera. O, sin embargo, si prefiere pactar con quienes están más pendientes de posicionamientos ideológicos que de la utilidad pública. Espadas tiene que elegir a quién quiere”.
El PP da el discurso de que son sus políticas de centro-derecha, que se ejecutarían a través de sus Presupuestos alternativos, y no las de centro-izquierda (Participa Sevilla e IU las califican de otra manera y no precisamente de izquierda) de Espadas las que generan empleo en la ciudad, un argumento difícilmente digerible por Espadas justo cuando acaban de conocerse los datos oficiales del paro de diciembre y que demuestran que el año 2017 se ha cerrado con 4.948 parados menos y que en lo que va de su mandato 11.791 sevillanos han salido de las listas del paro, mientras que Zoido tomó posesión como alcalde habiendo 76.689 desempleados y dejó la Alcaldía con 84.470, es decir 7.781 más.
El PP da el discurso de que sus políticas de centro-derecha generan conservación del patrimonio histórico-artístico en vez de las de Espadas justo cuando se acaba de firmar el acuerdo que desbloquea las Atarazanas, el mismo proyecto que, salvando las distancias, frenó Zoido, con lo que provocó la mudanza del CaixaForum a la isla de la Cartuja, o cuando bajo el mandato de Espadas se ha invertido más que nunca en la restauración de la Fábrica de Artillería y también se ha desbloqueado la recuperación del antiguo mercado de la Puerta de la Carne y culminada la de la estación de Cádiz.
El PP, que sí plantea en sus Presupuestos alternativos destinar 4 millones de euros a medidas para el fomento de la natalidad ante la recesión demográfica de Sevilla, tampoco puede fundamentar su discurso en que ésta se debe en exclusiva a la política de Espadas, ya que con Zoido se pasó de 704.198 habitantes con que se cerró el año anterior a su mandato a 693.878 el año en que dejó la Alcaldía (10.320 menos, mientras que con Espadas se han perdido 4.444).
Así pues, si el alcalde aceptara el discurso de Beltrán Pérez y del PP de que el objetivo de sus Presupuestos alternativos es “generar dinamismo y proyectar la ciudad hacia el futuro”, estaría negando el suyo propio de que 2017 ha sido el año en que Sevilla ha despertado de la crisis y que la ciudad “vive un gran momento”.
Espadas ha de resolver el dilema de arriesgarse a que le tumben los Presupuestos para 2018 con tal de mantenerse fiel a sus políticas o aceptar los Presupuestos alternativos de Beltrán Pérez pero convirtiéndose en un mero alcalde vicario del PP.