En la parte alta de Algatocín, a las afueras del casco urbano de este municipio enclavado en pleno corazón del Valle del Genal, se encuentra la Ermita del Santo Cristo. Desde este alto enclave, situado en un lugar privilegiado, se divisan unas impresionantes vistas del Valle del Genal, la Sierra de las Nieves, Sierra Bermeja, Sierra Crestellina, el Campo y el Estrecho de Gibraltar e incluso de la costa marroquí con el Jebel Musa destacando.
Los vecinos más ancianos de Algatocín relatan que sus ancestros les contaban que los marineros y pescadores que faenaban en aguas cercanas al Estrecho de Gibraltar se orientaban gracias a enormes candiles de aceite que, colocados a las puertas de la ermita, permanecían encendidos las 24 horas del día.
Según explican personas mayores de Algatocín, este punto de referencia y antiguo faro, ubicado en plena montaña, a unos 750 metros sobre el nivel del mar y a alrededor de 50 kilómetros en línea recta del estrecho, sirvió antaño para evitar naufragios y para salvar numerosas vidas, especialmente en momentos de temporal en el mar y mucho tiempo antes del perfeccionamiento de las técnicas y la tecnología de navegación marítima. Por ello era habitual que, a pie o a lomos de bestias, marineros y pescadores se desplazaran hasta la Ermita del Santo Cristo para realizar ofrendas como muestra de profundo agradecimiento. En este sentido, antes y durante la construcción de la nueva ermita, que se llevó a cabo hace varias décadas sobre las ruinas del templo anterior, se hallaron multitud de conchas y caracolas de caprichosas formas y grandes dimensiones así como otros elementos de origen marino. Todo apunta a que estos objetos eran los obsequios que los pescadores depositaron en el entorno de la ermita.
Inés Pérez, vecina de Algatocín, recuerda que hace unos 70 años, cuando aún era una niña, su bisabuela y su tía abuela le contaban estos hechos tanto a ella como a otras personas del pueblo, ya que la familia de Inés solía desplazarse hasta la costa para comprar el pescado que luego vendían para ganarse la vida. Fue en la costa donde les confirmaron la historia del viejo faro a los antepasados de esta vecina, quien también ha desvelado que en muchos casos eran los propios algatocileños quienes se encargaban de aportar el aceite y, en otras ocasiones, los marineros lo traían para que los candiles siempre estuviesen encendidos.
Por otro lado, este es el punto al que el próximo domingo 6 de mayo se desplazarán los vecinos de Algatocín para celebrar la romería del Santo Cristo. Además, ese mismo día el municipio colaborará con el proyecto solidario “Sonrisas hacia la Gran Senda” con la organización de dos rutas senderistas que finalizarán en la ermita.
Por último, desde el Ayuntamiento de Algatocín se ha recordado que, en los últimos años, se han invertido alrededor de 100.000 euros en la adecuación y mejora de la Ermita del Santo Cristo y su entorno a través de la ejecución de tres proyectos. Las obras realizadas consistieron en el ensanche del camino que da acceso a la ermita, la construcción de un muro de contención, el vallado perimetral del recinto, la creación de una explanada junto al templo, unos aseos públicos, una fuente y la habilitación de una zona de merenderos bajo un frondoso pinar.