Reparto de puntos entre el Cádiz CF y el Córdoba CF, que llegaban a su duelo con intereses tan contrapuestos como la búsqueda del ascenso y salvar la categoría.
Los cordobesistas aprovecharon su oportunidad tras encajar el 1-0 con un desafortunado autogol. A partir de ahí, los nervios atacaron a los locales y el empate ya no se deshizo.
Sin Machís ni Manu Vallejo, con sus selecciones, Cervera mantuvo a Lekic en la punta del ataque, esta vez arropado por Querol. En las bandas, Salvi y Jairo se ubicaban como sendos puñales. Arrancó fuerte el Cádiz, con disparos de José Mari, muy desviado, y más cerca de Querol, pero también con poca puntería.
Desde bien pronto demostraba el Córdoba que su defensa es un drama y el lastre que está condenando al equipo a un descenso cada vez más cercano. Y frente a estos problemas defensivos cordobesistas aparecía un Cádiz deseoso de sumar de nuevo tres puntos tras enlazar dos jornadas sin conseguirlo y haberse visto fuera de la zona de play off de ascenso.
Poco a poco fue cayendo el ritmo y las ocasiones de gol amarillas pasaron a ser únicamente acercamientos a la meta de un nervioso Carlos Abad. Era dueño y señor del balón el Cádiz, por un lado dada su mayor calidad y, por otro, porque el Córdoba parecía renunciar a él para centrarse en mantener su portería intacta y soñar con algún contragolpe bien trenzado.
Pidieron mano los cadistas en un despeje de Luis Muñoz, pero no lo vio nada claro el colegiado, que decidió dejar seguir el juego. Con velocidad, pero sin control, los amarillos intentaban meterle mano a un Córdoba que, poco a poco, iba creyendo más en sí mismo. Un empate era oro pese a su pésima situación en la tabla y quién más obligado estaba a ganar era el equipo local. Los nervios caían pues del lado cadista y eso se notaba en un pobre juego ofensivo.
Con arreón final blanquiverde, pero sin peligro alguno, terminó la primera parte de un partido que había ido de más a menos en cuanto a ritmo se refiere. El fuerte viento afectaba a los desplazamientos largos y dificultaba el juego, pero esto no es nuevo en Cádiz y el equipo local no sabía solventar este problema añadido.
Se necesitaba más velocidad, pero no sólo en las bandas, sino en el juego por dentro, donde José Mari manejaba a su antojo el timón, pero con poco acompañamiento en su labor creativa.
Sin cambios se reanudó el partido. Y los ingredientes eran los mismos en un duelo de intereses tan contrapuestos como la búsqueda del ascenso y la salvación. De nuevo arrancó el Cádiz con más ímpetu que un Córdoba cómodo con el resultado y esperando la oportunidad de dar un susto.
Tras perder el balón, Salvi se esforzó en defensa y se lanzó a los pies de Jaime Romero para abortar una jugada de peligro. Buena acción del sanluqueño, no tan acertado en ataque hasta entonces. El Cádiz, negado en ataque, parecía peleado con el gol.
Sin embargo, en el cúmulo de desgracias que se ceban con el Córdoba esta temporada iba a sumarse un gol en propia puerta. Un centro de Álex Fernández fue rematado por Kecojevic, propiciando el desastre absoluto entre Quintanilla y Carlos Abad. Ni el defensa ni el portero se hablaron y en su intento por despejar regalaron el 1-0.
Obligados a atacar, los blanquiverdes se lanzaron arriba. Y no tardaron en empatar gracias a una magnífica jugada de Andrés Martín. El joven jugador entró por la izquierda, dejó sentado a Marcos Mauro y picó el balón sobre Cifuentes y Espino para regalar el gol a Piovaccari.
El Córdoba estaba crecido y Martín se había vestido de estrella. Un genial pase suyo a Bodiger finalizó con disparo al poste gaditano. El partido era otro y el empuje había cambiado de bando.
Reaccionó Cervera con dos cambios arriesgados. Renella entró arriba para dar salida al lesionado central Marcos Mauro. Acto seguido, Jovanovic ocupó el lugar de Lekic. El reloj era ya amigo cordobesista y enemigo de los gaditanos, que veían ampliarse su mala racha en un partido al que salían como favoritos.
Carlos Abad le ganó la partida a Renella a falta de un minuto. Una apertura a la derecha permitió al atacante local marcharse de su par y disparar, aunque muy centrado, facilitando el despeje del portero cordobesista.
De nuevo Renella tuvo la oportunidad. Un centro de Jairo lo remató a bocajarro, pero desviado y sin opción a que llegase Jovanovic.
Y ahí murió un partido que dejó con distintas sensaciones a cada equipo. El punto no sirve para ninguno de los dos, al menos se les queda corto para sus aspiraciones, aunque la peor sensación se quedó en el Carranza de un Cádiz que está dejando escapar el play off.