Los primeros diez aspirantes demócratas a la Casa Blanca en participar en el debate que da inicio a la carrera electoral en EEUU atacaron este miércoles las políticas migratorias, la reforma fiscal, la diplomacia y el retroceso en la lucha contra el cambio climático del presidente Donald Trump.
A la espera de que este jueves suban al estrado otros diez candidatos en una segunda entrega del debate de la cadena NBC en Miami, apenas se mencionó al republicano, pero si se criticó directamente las principales medidas de su Gobierno.
El resumen del mensaje demócrata lo hizo en su intervención final el exsecretario de Vivienda Julián Castro, quien aseguró en español que harán todo lo posible para "decir adiós" a Trump en las elecciones de noviembre de 2020.
El único hispano entre los aspirantes no fue sin embargo el único en hablar en español, idioma en el que se expresaron en varias ocasiones el excongresista Beto O'Rourke y el senador Cory Booker.
Mientras Trump realizaba su viaje para participar desde este viernes en la cumbre del G20 y decía lo "aburrido" que era el debate, los diez aspirantes criticaron buena parte del corazón de su presidencia.
La senadora Elizabeth Warren, la única de las candidatas del debate de hoy entre los cinco primeros favoritos de los sondeos, abrió este foro histórico porque por primera vez hubo más de una mujer, en concreto tres junto con las congresistas Amy Klobuchar y Tulsi Gabbard.
El debate empezó centrándose en la economía, el punto del que más presume Trump, con un ritmo de crecimiento anual del 3,1 % en el primer trimestre y un desempleo del 3,6 %, en niveles no vistos en casi medio siglo.
Pero Warren atacó por la desigualdad que se mantiene en el país con una "porción cada vez más pequeña" que disfruta de la bonanza, gracias a la rebaja fiscal para las grandes empresas, mientras que no le está "yendo tan bien al resto de los estadounidenses".
Las críticas a esta situación fue común entre los aspirantes, como O'Rourke, que sorprendió a todos al decir en español que es necesario "incluir a todos en esta economía".
En el mismo sentido se mostró el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, que dijo que "hay mucho dinero en el mundo, pero está en las manos equivocadas".
El congresista Tim Ryan hizo hincapié en la necesidad de que los demócratas conecten y den soluciones a la clase trabajadora.
En este sentido, el excongresista John Delaney dijo que el Partido Demócrata no debería centrarse tanto en Trump y la posible injerencia rusa en las elecciones de 2016, sino en los problemas diarios de la población, como el empleo o calidad de vida.
Sobre salud saltaron las propuestas más progresistas de esta campaña demócrata, como la atención sanitaria universal, algo que hasta hace no mucho era impensable en el país.
Tanto Warren como Gabbard aseguraron que la salud es un "derecho humano básico" y, con matices, mayoritariamente se apoyó la idea de atención sanitaria pública para toda la población, aunque O'Rourke y Delaney se mostraron más partidarios de permitir a la gente continuar con sus planes privados de salud.
Otro punto en el que los moderadores no lograron la discrepancia fue el aborto, tema en el que recibió una notoria ovación Castro al decir que no cree solo en la "libertad reproductiva", sino en la "justicia reproductiva".
Castro volvió a tomar protagonismo cuando se habló de inmigración al destacar con pasión que fue el primero de todos en presentar un plan migratorio que evitaría casos como la muerte del padre salvadoreño Óscar Alberto Martínez y su hija pequeña este fin de semana en el río Bravo.
Sus muertes, y la de otros muchos inmigrantes, se deben, estuvieron de acuerdo los demócratas, a las duras políticas migratorias de Trump.
Este tema fue el motivo del primer gran enfrentamiento de la noche, entre el propio Castro y O'Rourke, en concreto por una sección que criminaliza el cruce ilegal de los indocumentados, lo que dificulta su intento de quedarse legalmente en EEUU.
Su propuesta es que deje de ser delito porque no se puede "criminalizar la desesperación" y echó en cara al texano que se haya mostrado en contra de esta medida, a lo que O'Rourke dijo que esa posibilidad podría alentar a los traficantes de personas.
Gabbard fue la más rotunda cuando el tema llegó a la escalada de la tensión diplomática con Irán al decir que todos los estadounidenses deberían "levantarse" para rechazar una posible guerra con Irán", que, en su opinión, sería más devastadora que la Guerra de Irak (2003-2011) y exacerbaría la crisis de refugiados en la zona.
Booker fue el único que no coincidió en que Washington no debió retirarse el año pasado del acuerdo nuclear con Teherán y explicó que si bien era un buen trato, aprovecharía la oportunidad como presidente para lograr uno mejor.
Gabbard dijo luego que el principal reto que enfrenta el país es un posible conflicto nuclear, mientras que el gobernador del estado de Washington, Jay Inslee, señaló a Trump como la principal "amenaza", idea que Klobuchar reforzó al decir que Trump está a "10 minutos" y "un tuit" de involucrar al país en un conflicto armado con Teherán.
Mientras se celebraba la primera tanda de este debate, que el jueves tendrá otros diez aspirantes, incluidos el exvicepresidente Joe Biden y el senador Bernie Sanders, que lideran las encuestas, en el exterior del Adrienne Arsht Center de Miami un grupo de cubanos protestaron con carteles de "No al comunismo" y consignas en favor del capitalismo.
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Los demócratas atacan a Trump en inmigración y cambio climático
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