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Jerez

“Antes éramos abogados de cabecera de nuestros clientes; eso cambió"

Pasión Fernández, Manuel Ferrer, Fernando Martín e Ignacio Vergara analizan la evolución de la abogacía en Jerez desde los 70

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  • Marcos Camacho, decano del Colegio de Abogados, junto a los cuatro homenajeados -

A los cuatro les avalan más de cuarenta años de ejercicio de profesión como letrados, motivo por el que han sido distinguidos por el Colegio de Abogados de Jerez con la Medalla de Oro. Se trata de Pasión Fernández, adscrita al Turno de Oficio, y quien también formó parte de la asesoría jurídica del Ayuntamiento de Jerez; Manuel Ferrer, actual presidente de la comisión de la Fundación Fórum Astense y director del Instituto de Mediación del Colegio de Abogados de Jerez; Fernando Martín, colegiado en Jerez desde su llegada a la ciudad en 1973, donde comenzó especializándose en Derecho Laboral; e Ignacio Vergara, ligado al citado Colegio desde que se licenció y del que fue decano desde 2003 a 2011. Como suele decirse, la experiencia es un grado, aunque en este caso no sólo por su trayectoria como abogados, sino como testigos de la evolución de la profesión en la ciudad: el incremento del  número de colegiados, el desempeño del turno de oficio, el salto de las consultas directas en el Aranzadi, tomadas a mano, a las consultas a través de internet “con el copia y pega”, el incremento de juzgados y jueces...

Marcos Camacho, decano del Ilustre Colegio de Abogados de Jerez, se sienta entre los cuatro y ameniza una tertulia en la que resalta la “importancia de mirar a nuestro pasado para comprender y mejorar nuestro presente y futuro”.

 

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Y de ese pasado en común es obligado comenzar por el de Pasión Fernández, que en 1975 se convirtió en la primera mujer colegiada y ejerciente en la ciudad. “Todos eran varones -recuerda-. Además, yo tenía 25 años y los demás más de 40, pero siempre me sentí muy arropada entre todos. Siempre ejercí de forma libre mi profesión y la compatibilicé con mi posterior cargo en el Ayuntamiento”.

De aquellos años recuerda su primer juicio. “Me estrené con Marquina como magistrado. Estuve cuatro semanas estudiándome el caso, y como solía ocurrir en aquellos años, cuando se debutaba en un juicio acudían los compañeros a la sala para respaldarte”.

Y si Pasión Fernández tuvo que enfrentarse al hecho de ser la primera mujer colegiada, Fernando Martín lo tuvo que hacer por el de ejercer “a contracorriente”, en defensa de los trabajadores, en los últimos años de la dictadura. “Llegué en el 73 a Jerez, y ejercer la abogacía tenía riesgo si era en el campo del Derecho Laboral y se defendía a los trabajadores. Eso daba connotaciones de conflicto. Jerez, además, era un pueblo, con estructura rural, y tuve que desempeñar mi labor a contracorriente, porque desde el régimen te miraban como subversivo por el hecho de defender a trabajadores, pese a que lo que defendíamos era la legalidad vigente”. Sobre su primer contacto con los abogados que encontró en la ciudad resalta, especialmente, “el sentido de la amistad” que se profesaban, y que “hacían honor a la palabra y al compromiso de lo pactado, aunque fuera verbalmente”.

“En aquel tiempo Jerez era un pueblo grande -apunta Ignacio Vergara- y la abogacía era una profesión en la que todos nos conocíamos y éramos amigos. Era un grupo de personas muy bien avenidas, con un gran nivel cultural. De entonces a ahora, ha cambiado radicalmente”. Aunque matiza, porque no quiere que se entienda de forma negativa: “Éramos menos, nos conocíamos, nos fiábamos unos de otros. Ahora somos muchos más y no nos conocemos, pero te fías igual que entonces”.

Manuel Ferrer, el más joven de los cuatro a sus 66 años, sí concreta que “noté un gran salto generacional entre los abogados que acabábamos de empezar y los de toda la vida. O éramos gente muy joven o muy mayor”. Lo que sí recalca, por establecer distinciones entre los ejercientes de antes y los de ahora, es que “no eran meros prestadores de servicios jurídicos. Ofrecían consejo, eran como abogados de cabecera de sus clientes. Eso ha cambiado, ahora se va más a la prestación del servicio”. Y apunta asimismo a la “agresividad y falta de respeto” que se vive en estos momentos en la profesión, algo en lo que también ha influido la posición de los propios clientes.

De esos inicios aluden igualmente a los que consideran sus “maestros”. Manuel Ferrer, al igual que los demás, apunta a la figura del magistrado José Luis Marquina. “Nos enseñó a todos. Además tenía un humor específico y siempre estaba muy bien rodeado. En mi primer caso ante él me interrumpió para decirme que dejara de leer, que era un juicio oral, no escrito. Y lo solventé bien, pero esos cortes eran los que te ayudaban a evolucionar y a saber reaccionar ante los imprevistos”.

Fernando Martín también recuerda a Marquina, que le parecía un “magistrado extraordinario. Él fue el que me educó con racionalidad y sensatez”. Aunque también resalta la figura de Isidoro Gutiérrez de la Peña. “Con su comportamiento diario me enseñó a ser un abogado honesto y amigo”.

Ignacio Vergara, por su parte, señala haber tenido “grandes maestros”, como Ignacio Morales, Sánchez Estévez, Antonio Camacho. “Fueron grandísimos abogados de Jerez”.

El recuerdo de magistrado como Marquina, les lleva también a coincidir en cómo ha cambiado la relación de los abogados con los jueces en todo este tiempo. Según Vergara, “antes era muy fluida, incluso de amistad. Eso se ha perdido. No lo digo como crítica, sino porque se ha perdido el trato”.

Martín cree que obedece a la propia situación actual de los jueces. “Antes no estaban tan agobiados por la acumulación de casos y por la escasez de medios”. Algo en lo que Ferrer también incide apuntando a que actualmente hay ya “más jueces y más abogados que antes. En nuestros inicios había más roce con ellos y era más constante”.

La tecnología

Pero no sólo ha habido cambios en la evolución de la profesión, también en la forma de trabajar. Y la más evidente tiene que ver con la incorporación de las nuevas tecnologías, que ha sido todo un gran avance. “Las consultas ya sólo te ocupan una quinta parte de lo que tardabas antes, cuando tenías que recurrir al Aranzadi, buscar en el índice, tomar notas... Hoy lo acotas todo por internet y lo encuentras en nada. Y para redactar las demandas el corta y pega también te permite acortar tiempos, y es un avance”, precisa Pasión Fernández.

En el caso del Aranzadi, Manuel Ferrer sí precisa que “cuando hacías las búsquedas en los tomos tenías la ventaja de encontrarte con sentencias que te podían servir para otros casos. Ahora se va al objetivo”. Martín y Vergara, coinciden por su parte en que las nuevas tecnologías son unas herramientas “necesarias y que nos benefician”, aunque también se han encontrado con casos en los que los clientes ya han hecho sus propias consultas por internet y hasta les discuten sus consejos.

“Nos pasa como a los médicos. Nos llegan autodiagnosticados porque han leído tal caso en internet -apunta Martín-, pero si te paras y empiezas a hablar con ellos ves la desinformación que tienen en realidad, y eso favorece cuando les trasladas los hechos”.

Una de las figuras que han visto evolucionar durante estos más de 40 años ha sido la del turno de oficio. Manuel Ferrer recuerda que él fue el primero en prestar el servicio en Jerez tras su aprobación en la Constitución. “Me designaron y fui a comisaría, y lo cierto es que nadie sabía que era lo que había que hacer. Entonces no había ni lista de guardia, ni retribución”.

Pasión Fernández estaba en aquel turno de oficio, aunque lo dejó al entrar en el Ayuntamiento; hasta ahora, en que lo ha vuelto a retomar. “He visto mucho cambio”. Entre ellos, que ahora corresponde al Colegio prestarlo y que está “subvencionado”, un término que “enerva a quien lo ejerce”, apunta Marcos Camacho, quien entiende que, además “se paga poco”.

“No podemos depender de que la Junta tenga dinero. Eso tiene que ser una dotación anual y que el Colegio se encargue de pagar, para no tener que estar mendigando el pago”, apunta Vergara.

Una cuestión sobre la que tienen puntos de vista comunes, pero, en especial, desde una experiencia acumulada que ahora les ha sido reconocida.

IGNACIO VERGARA

“La pasantía ha quedado como un término nostálgico”

Ignacio Vergara Ivison es el más veterano de los cuatro letrados y precedió a Marcos Camacho como decano del Colegio. Por su trayectoria defiende la pasantía antes que el Máster, aunque admite que ha quedado como un “término nostálgico”.

PASIÓN FERNÁNDEZ

“Uno o dos me dijeron que esto no era para mujeres”

Pasión Fernández fue durante unos cinco años la única mujer colegiada en Jerez, y asegura que siempre se sintió muy arropada por todos sus compañeros, salvo uno o dos “que me decían que ésta no era una profesión para mujeres”.

FERNANDO MARTÍN

“De ética aprendí de Isidoro Gutiérrez de la Peña”

Fernando Martín Mora tiene muy presente de sus primeros años en Jerez al magistrado Marquina, pero asegura que en ética profesional tuvo como profesor a Isidoro González de la Peña. “Me enseñó a ser un abogado honesto”.

MANUEL FERRER

“El Colegio ha avanzado mucho estos años”

Manuel Ferrer Álvarez lleva 42 años colegiado, aunque comenzó haciéndolo en Cádiz. Subraya que la labor del Colegio de Abogados de Jerez ha avanzado mucho en los últimos años, con su Fundación, el Instituto de Mediación y el Máster.

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