El Ayuntamiento de Granada ha decidido la suspensión en la calle de sus tradicionales Cruces de Mayo, aunque ha abierto un proceso participado con la ciudadanía para que estas puedan celebrarse desde las casas, a través ventanas y balcones.
El Consistorio de esta capital andaluza ha anunciado este jueves que diseñará este año la programación del Día de la Cruz en colaboración con los ciudadanos y ha puesto en marcha un proceso dirigido a conseguir que la ciudad no se quede, debido al estado de alarma, sin disfrutar de una de sus tradiciones más populares.
El alcalde, Luis Salvador, ha indicado en un comunicado que se ha preparado un proceso participado abierto a la ciudadanía para que, entre todos, se logre envolver las ventanas y balcones de la "ciudad de la alegría" y el ambiente de convivencia que caracteriza a esta fiesta.
El equipo de gobierno trabaja en la organización de una programación especial con la que quiere que, pese a la complicada situación generada por la pandemia de la COVID-19, toda la ciudad viva en sus hogares de forma entrañable esta tradición.
"Va a ser un Día de la Cruz más familiar que nunca y nos va a permitir que todos, mayores y niños, recuperemos en casa un momento tan único como es construir y decorar una Cruz y escuchar y bailar la música tradicional de nuestra fiesta", ha incidido.
La concejala de Cultura, Lucía Garrido, ha avanzado que los ciudadanos podrán dirigir sus propuestas a través de un correo electrónico del Ayuntamiento hasta las 12.00 horas del próximo 22 de abril, momento en el que tras estudiar las iniciativas vecinales se dará a conocer a toda la ciudadanía la programación municipal diseñada para el Día de la Cruz 2020.
"Se trata de que este Día de la Cruz quede en el recuerdo de todos y que completemos una programación de actividades que, por su originalidad y por la ilusión que entre todos le vamos a poner, se va a convertir en una celebración muy especial", ha remarcado la edil, quien ha animado a "no poner peros y sacar mantones y adornos al balcón para unirse a la festividad".
La historia local recuerda que, a principios del siglo XX en los barrios del Albaicín y del Realejo, los jóvenes construían pequeños altares con una cruz, que eran decorados con mantones de manila, cacharros de cerámica, peroles de cobre y un pero (manzana) con una tijera clavada.