El trabajo, elaborado por profesionales del Centro de Asistencia Primaria de Amadeu Torner de L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona), ha analizado las diferencias nutricionales que hay entre los purés industriales y los caseros, al constatarse un aumento en el consumo de estos productos como consecuencia de los cambios sociales y familiares.
Según los autores del trabajo, publicado en el Boletín de la Sociedad Catalana de Pediatría, pese a que se explica continuamente a los padres cómo se hacen estos purés para garantizar una adecuada alimentación, muchos no lo hacen porque ni siquiera cocinan para ellos, y ya se ven casos de niños de 10 meses que nunca han probado una papilla casera.
Aseguran que cada vez hay más familias que sustituyen una o más comidas de los que tradicionalmente se cocinaban en casa por preparados comerciales, y que aunque un uso racional puede ser de gran ayuda, es necesario un esfuerzo investigador e inversor de la industria para que los productos se ajusten más a las necesidades de los niños.
Para el estudio se elaboraron tres purés estándar caseros de verdura con ternera, fruta y verdura con pescado, que se analizaron desde el punto de vista nutricional, teniendo en cuenta su aportación calórico-energética, los carbohidratos, proteínas y lípidos, según las tablas del Centro de Enseñanza Superior de Nutrición y Dietética de la Universidad de Barcelona (Cesnid).
Los resultados señalan que los niños alimentados habitualmente con potitos de fabricación industrial tienen un aporte de carbohidratos inferior al recomendado, con un exceso de carbohidratos simples.