Están fabricando una app que nos permitirá distinguir las noticias verdaderas de las falsas. A mí me parece una aplicación genial, mucho más eficaz que ese trabajo de estar desmintiendo bulos cuando se propagan barbaridades por la Red. Pero también me ha generado una duda malvada: ¿acaso no se preferirán las noticias a la carta antes que la verdad?.
Quizás la verdad esté sobrevalorada y la aplicación sea un fracaso. ¿Se ha estudiado si es una demanda de la sociedad? Me genera dudas: ¿cómo podremos seguir tirándonos las verdades a la cara cuando haya una sola verdad?
La acepción número siete de la palabra verdad en el diccionario de la RAE es realidad (la existencia real de algo). Ahora mismo andamos fuera de ese plato, moviéndonos por universos paralelos y tan ricamente.
Corren las cadenas advirtiendoque WhatsApp va a compartir tus fotos y que para impedirlo debes enviar diez mensajes diciendo: me niego. Y esa parece una probable realidad porque ésta se mide en probabilidades ante las cuales, mejor ir negándonos, por si las moscas, parece la mejor opción.
En medio de tanto twitter adaptado a nuestras mentalidades, Israel bombardea Gaza, mueren civiles y no llama la atención porque es más impresionante que Pablo Iglesias se corte el pelo. Los días se suceden y las víctimas también, pero la noticia se ha hecho vieja rápidamente.
Marruecos nos hace bullying por atender sanitariamente al líder del Frente Polisario y las fronteras se ven desbordadas. Ceuta pide al Gobierno que la salve de lo que consideran una invasión cuando es una crisis humanitaria. El racismo se extiende por las redes a un ritmo exponencialmente muy superior.
Noticia y realidad sólo tienen que parecerse no es necesario que coincidan.