La pesadilla de Jean O’Donoghue ha llegado a su final este sábado. Al menos, ya ha recuperado su vivienda después de que la Guardia Civil lograra localizar al presunto okupa y de que éste se personara en el acuartelamiento de la Benmérita en Arcos a las diez de la mañana para hacer la entrega voluntaria de las llaves, que han sido entregadas posteriormente a su legítima propietaria por la autoridad judicial. Ahora le corresponde a Jean reconocer el inmueble y detectar si se han producido daños o echa en falta objetos de valor, ya que no se descarta la imputación de nuevos delitos al investigado, contra el que se había abierto una instrucción por una supuesta usurpación de identidad.
Una situación con la que se pone fin a un mes de angustia, sufrimiento e impotencia, y hasta “surrealista”, como ella misma llegó a calificarlo, después de 17 años de felicidad absoluta y tras encontrar el amor en la provincia por partida doble. De un lado, el de su pareja, un gaditano afable y cordial. Del otro, el del paisaje y la tranquilidad de Arcos. Hasta el punto de que decidieron instalarse en las afueras del pueblo, en la zona del Pinar de la Plata, junto a la carretera que conduce a El Bosque. Allí adquirieron una parcela de 2.500 metros, con chalet, una pequeña casa auxiliar y piscina, donde han vivido felizmente durante los últimos 17 años, hasta que hace unos meses él falleció a causa de una grave y fulminante enfermedad. Sin el consuelo de familiares cercanos, decidió viajar a su Irlanda natal para pasar unos días en compañía de su hermana. Sin embargo, aquel dolor que pretendía aliviar no fue sino el prolegómeno a una pesadilla a la que se ha enfrentado durante algo más de un mes, cuando, aún estando de viaje, recibió la llamada de una vecina alertándola de que alguién se había introducido en su vivienda para ocuparla.
Pocos días después, a su regreso, pudo comprobarlo en persona: alguien había cambiado la cerradura -incluso contratado un servicio de alarma- y no encontraba la forma de entrar. Por las indicaciones recibidas, se trataba del hijo de una vecina. Contactaron con ella para que mediara, pero esa noche, y todas las siguientes desde entonces, Jean las ha tenido que pasar alojada en una habitación del Hotel Mesón de la Molinera, mientras interponía las correspondientes denuncias ante la Policía local y la Guardia Civil, aunque no fue hasta hace poco más de una semana, cuando el periódico Viva Arcos y 7 TV Sierra se hicieron eco de su caso, y trascendió a nivel nacional, cuando comenzaron a acelerarse las gestiones en su favor.
“Al principio pensábamos que era una turista que estaba de vacaciones en Arcos -cuenta Estefan Verhoeven, director del Hotel Mesón de La Molinera-. Pero a medida que pasaba el tiempo y veíamos que comía sola todos los días empezamos a interesarnos por ella y nos contó lo que le había ocurrido. Desde entonces hemos sido como una familia para ella, porque vimos que necesitaba apoyo. De hecho, le hemos hecho un precio especial por todo el tiempo que ha pasado en el hotel”.
Allí, en el hotel, ha ido recibiendo la visita de vecinos y conocidos que le han dado su ayuda y apoyo, además de llamadas de ciudadanos británicos que viven en la provincia y que han conocido su caso por los medios; incluso empresas y particulares que le han ofrecido sus viviendas para que dejara el hotel.
Inmaculada Maínez, que fue la vecina que la puso al corriente de los hechos, permaneció atenta desde el inicio de la ocupación de la vivienda a los movimientos del inquilino y terminó por hacerse cargo de los enseres que había sacado al exterior. “Nos dirigimos a él y le pedimos que no lo hiciera, que era una propiedad privada, pero no nos hizo caso. Fuimos también a hablar con su madre. Otro día organizó una barbacoa en la casa con unos amigos y le trasladamos las quejas, y al final nos amenazó con ponernos unos altavoces pegados a nuestra casa”.
Posteriormente, y a raíz del anuncio de una concentración vecinal a las puertas del inmueble, que tuvo que ser cancelada por falta de los permisos correspondientes, el okupa dejó de aparecer por la vivienda e incluso había trasladado su intención de devolver las llaves, aunque no ha sido hasta su localización por la Guardia Civil cuando ha accedido a hacerlo. Hasta la fecha había esgrimido a la Policía local que la pareja de Jean le había dado las llaves de la vivienda para que se la cuidara, de ahí que los agentes no pudieran hacer nada. Tampoco pudo hacer nada la Guardia Civil, salvo tramitar la denuncia en el Juzgado, mientras que a lo largo de los últimos días, y de la mano de una empresa dedicada a expulsar okupas de viviendas privadas, se han acumulado presuntos indicios delictivos que agravarían la situación de los hechos. Según Daniel Estévez, de Desokupa, “estamos hablando de un presunto delito de allanamiento de morada, otro de usurpación de identidad para colocar la alarma y otro de presunto robo”, a los que hay que añadir el de extorsión, ya que según Jean O’Donoghue, le llegó a pedir 3.000 euros para que le entregara las llaves.
Para Jean, lo que ha sufrido “no tiene explicación”. En su país “la policía habría actuado de inmediato desalojando al okupa. No entiendo cómo la ley no puede proteger a las personas que están sufriendo cosas así. Parece ser que se protege mejor a los delincuentes. Todo esto es increíble, no me lo puedo creer aún”, subrayaba indignada, aunque desbordada asimismo por las muestras de apoyo recibidas. “Estoy muy agradecida. No puedo dar gracias suficientes. Me emociono mucho, porque no me lo esperaba”, señalaba estos días tras reconocer que lo peor ha sido el “gasto emocional”. Ya, por fin, podrá retomar su vida y su romance con el pueblo del que “me enamoré hace muchos años”.