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Arcos

Como en casa en ningún sitio

Jean O’Donoghue ya tiene las llaves de la vivienda que le fue ocupada hace más de un mes, pero todavía no ha regresado a la espera de cambiar cerraduras

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  • ean O’Donoghue atendió a este medio en el hotel Mesón de la Molinera, donde sigue viviendo a día de hoy, aunque ya con su vivienda felizmente recuperada. -

No. A día de hoy la irlandesa Jean O’Donoghue no está aún en la casa que le fue ocupada hace más de un mes por el hijo de una familia vecina. El pasado sábado el okupa entregó “voluntariamente” las llaves de la casa del Pinar de la Plata a la Guardia Civil, que ya ha realizado una primera inspección ocular al inmueble para comprobar si faltaban pertenencias. Y así ha resultado, pues Jean echa en falta objetos personales como ropa, un router, bolsos, libros, cinturones, corbatas de su difundo compañero sentimental, un ordenador, un teléfono fijo e incluso un abrigo de visón que heredó de su madre.

Pero si Jean tiene claro un sentimiento es sin duda el de agradecimiento. Tal es así que, a través de este medio que fue el primero en dar a conocer su caso, ha querido agradecer a los ciudadanos de Arcos el enorme apoyo que le han prestado durante todo este tiempo; un apoyo real porque numerosas personas, sin conocerla, se han prestado a arrimarle cuanto ha necesitado. Cabe recordar que cuando la vivienda fue ocupada, Jean se quedó sin nada prácticamente para vivir, como su ropa de verano. También está muy agradecida al personal del hotel Mesón de la Molinera que ha considerado como su segunda casa durante el último mes, porque se han volcado con ella para que no le faltara de nada. Y en tercer lugar, gracias a los medios de comunicación cuya presión social ha sido esencial para que su caso llegara a la sociedad y, por tanto, a los cuerpos de seguridad y a la Justicia. “No tengo palabras para agradecerlo. He conocido gente maravillosa; me he sentido protegida y apoyada. A día de hoy tengo esa sensación que me emociona mucho”. No obstante, Jean tiene pendiente una nueva inspección para comprobar qué le falta realmente, aunque en su primera visita se han encontrado, además, la casa sucia y muy descuidada. Espera que durante los próximos días ya pueda cambiar la cerradura y volver, aunque por ahora tiene el sentimiento de que el okupa ha violado su intimidad, sus recuerdos, su vida.  

“Ahora estoy más tranquila dentro de lo que cabe. No sé si podré volver a la normalidad. Recuperar mi vida será algo diferente. Pero seguiré luchando y espero tener la fortaleza necesaria”. Jean confiesa que mira a su casa de otra manera, también por el hecho de estar sola en la vida tras la pérdida de su compañero, Ricardo. El futuro de esta ciudadana irlandesa es complicado, pues no goza de pensión alguna que le garantice la subsistencia, ni por su país ni por España. A este respecto, ahora con mayor tranquilidad, desea iniciar los trámites porque su propósito es seguir viviendo en Arcos, ciudad de la que se siente enamorada. Su vida laboral fue muy corta; tan solo trabajó un tiempo entre Ávila y Madrid, por lo que tampoco dispone de una jubilación.

“No tengo Facebook, pero siento que tengo muchos amigos”, termina Jean, sorprendida realmente por el tremendo impacto mediático de su caso que ha sido publicado por periódicos, radios y televisiones de todo el país.  Ahora solo falta que vuelva a casa, recupere esa vida destrozada en poco más de un mes y sienta ese alivio de estar en su sitio porque, ya se sabe, como en casa en ningún sitio.

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