Los fogones, planchas y sopletes no son para el verano
Soldadores, panaderos, albañiles y camareros saben cómo lidiar con las altas temperaturas
Durante las últimas semanas, Cádiz ha entrado varias veces en alerta amarilla por altas temperaturas. En esas jornadas de calor agobiante, quién no ha mirado por una ventana y se ha acordado de los obreros, jornaleros o camareros que a esas horas estaban sudando la gota gorda trabajando a pleno sol.
Y es que es en estos meses cuando más trabajo se genera en el sector servicios por la llegada de turistas, y también en la construcción, de cara a que todo esté en orden para el invierno y la llegada de las lluvias.
Bienvenido González es un joven gaditano de 25 años que se tiene que levantar todos los días a las seis de la mañana para ir a Sevilla a trabajar en una obra. Asegura que en las dos semanas que lleva allí ha perdido ya casi tres kilos: “Es insoportable, aquí se echa un huevo en el asfalto y se fríe sólo, pero qué vamos a hacerle, hay que ir donde esté el trabajo. Eso sí, la playa la tengo más presente que nunca y eso que no la veo”.
Manuel es cocinero de la Freiduría y Marisquería El Stop. Lleva seis años trabajando en la empresa y asegura que el año de más calor lo vivió hace cuatro años. También está acostumbrado a perder algunos kilos en verano, ya que en la cocina suele hacer 12 o 13 grados más de lo que marcan los termómetros en la calle: “La peor hora es la de la comida, desde las dos hasta las cuatro de la tarde, porque trabajamos a destajo, con un calor impresionante y rodeados de fogones y sartenes”.
A lo largo de todos estos años Manuel ha aprendido a hacer frente al calor, refrescándose con agua y saliendo cada cierto tiempo de la cocina: “Aquí no puedes estar todo el tiempo metido, porque te asfixias, menos mal que la cocina es grande, está ventilada y no tenemos problemas para movernos ”.
Francisco Javier Hernández es solador. A sus 26 años está acostumbrado a trabajar con calor durante todo el año, pero cuando llega el verano las altas temperaturas se convierten en insoportable.
Virtudes es panadera de la tienda Horno Artesano, ubicada en García Carrera. Lleva una década regentando este negocio y asegura que el verano más caluroso que recuerda dentro de la panadería fue el año pasado. Eso no quiere decir que no esté pasando calor. Justo a la espalda tiene un horno que está la mayor parte del tiempo funcionando. Con semejante bochorno, las bromas con los clientes están a la orden del día: “Hay quien me dice que le tire el pan hasta la puerta para no tener que entrar en la tienda”, comenta Virtudes.
La panadera intenta capear el temporal hidratándose y utilizando ropa ligera y de algodón. Su peor hora del día es la tarde, porque le da el sol de pleno.
En la tintorería Bahía Blanca, emplazada en la calle Tamarindos, también están sufriendo un verano de todo menos fresquito. Jesús, uno de sus trabajadores, calcula que dentro del establecimiento pueden estar a 5 o 6 grados por encima de la temperatura que marca la calle. El peor momento del día para ellos es de 5 a 7 de la tarde porque las dependencias del comercio se convierten en una sauna. Para combatir el calor lo tienen claro: abren las ventanas, salen a la calle para cambiar de aires y beben mucha agua. Con tanto sudor pierden peso durante el día, pero como dice Jesús, “se recupera cuando salimos del trabajo y nos vamos tomar una cervecita”. Lo importante es trabajar y más en los momentos que corren.
Las empresas deben facilitar el trabajo
Si es importante que los trabajadores tengan en cuenta las recomendaciones a la hora de evitar efectos secundarios por la alta exposición al calor, también es fundamental que las empresas colaboren para proteger a sus empleados. En el sindicato UGT aseguran que aún queda mucho camino por andar en este sentido. Fuentes de este sindicato afirman que muchas empresas ni siquieran facilitan cremas solares ni ventiladores para refrescar a sus trabajadores.
De hecho, indican que para muchos empresarios, una camiseta y una gorra es todo lo que tienen que aportar a las medidas impuestas por la Ley de Prevención de Riesgos Laborales.
El problema se da especialmente en el sector de la construcción y de la viña, para los que curiosamente no existe una legislación específica que lo regule.
En UGT aseguran que los empresarios tienen la obligación de estar atentos a las alertas meteorológicas para adaptar las horas de trabajo. Es más, afirman que hay trabajadores que han pedido cremas solares para protegerse del sol y el empresario se las ha negado.
No obstante, aseguran que poco a poco la ciudadanía se está concienciando de la importancia que tiene la prevención, aunque aún queda mucho por hacer y por trabajar en este sentido.
Como evitar un golpe de calor
Los sindicatos y el Sistema Nacional de Salud facilitan una serie de recomendaciones para aquellas personas que estén obligadas a trabajar a pleno sol. En este sentido, se aconseja controlar la temperatura en trabajos interiores, utilizando aire acondicionado o ventiladores, usar barreras físicas para reducir la exposición al calor radiante y modificar los procesos de producción (un ejemplo podría ser colocar el asfaltado de las carreteras en turnos de noche para evitar las altas temperaturas). Además, se recomienda proporcionar ayuda mecánica para reducir el esfuerzo físico, controlar la duración de la exposición en ambientes calurosos, aclimatar a los trabajadores para el desarrollo de actividades con temperaturas elevadas, proporcionar entrenamiento a los empleados recién llegados a la empresa y agua fresca a toda la plantilla para evitar la deshidratación, adaptar la ropa de trabajo y realizar una vigilancia continuada de los trabajadores. De no tenerse en cuenta todos estos consejos, la exposición directa al sol durante un tiempo continuado puede dar lugar a calambres, agotamiento por calor y golpes de calor e insolaciones.
El golpe de calor puede producirse rápidamente. La presencia de piel enrojecida, seca y sin ninguna evidencia de sudor es una de las señales más importantes del golpe de calor. En este caso, es importante pasar por la consulta del médico.
Y es que es en estos meses cuando más trabajo se genera en el sector servicios por la llegada de turistas, y también en la construcción, de cara a que todo esté en orden para el invierno y la llegada de las lluvias.
Bienvenido González es un joven gaditano de 25 años que se tiene que levantar todos los días a las seis de la mañana para ir a Sevilla a trabajar en una obra. Asegura que en las dos semanas que lleva allí ha perdido ya casi tres kilos: “Es insoportable, aquí se echa un huevo en el asfalto y se fríe sólo, pero qué vamos a hacerle, hay que ir donde esté el trabajo. Eso sí, la playa la tengo más presente que nunca y eso que no la veo”.
Manuel es cocinero de la Freiduría y Marisquería El Stop. Lleva seis años trabajando en la empresa y asegura que el año de más calor lo vivió hace cuatro años. También está acostumbrado a perder algunos kilos en verano, ya que en la cocina suele hacer 12 o 13 grados más de lo que marcan los termómetros en la calle: “La peor hora es la de la comida, desde las dos hasta las cuatro de la tarde, porque trabajamos a destajo, con un calor impresionante y rodeados de fogones y sartenes”.
A lo largo de todos estos años Manuel ha aprendido a hacer frente al calor, refrescándose con agua y saliendo cada cierto tiempo de la cocina: “Aquí no puedes estar todo el tiempo metido, porque te asfixias, menos mal que la cocina es grande, está ventilada y no tenemos problemas para movernos ”.
Francisco Javier Hernández es solador. A sus 26 años está acostumbrado a trabajar con calor durante todo el año, pero cuando llega el verano las altas temperaturas se convierten en insoportable.
Virtudes es panadera de la tienda Horno Artesano, ubicada en García Carrera. Lleva una década regentando este negocio y asegura que el verano más caluroso que recuerda dentro de la panadería fue el año pasado. Eso no quiere decir que no esté pasando calor. Justo a la espalda tiene un horno que está la mayor parte del tiempo funcionando. Con semejante bochorno, las bromas con los clientes están a la orden del día: “Hay quien me dice que le tire el pan hasta la puerta para no tener que entrar en la tienda”, comenta Virtudes.
La panadera intenta capear el temporal hidratándose y utilizando ropa ligera y de algodón. Su peor hora del día es la tarde, porque le da el sol de pleno.
En la tintorería Bahía Blanca, emplazada en la calle Tamarindos, también están sufriendo un verano de todo menos fresquito. Jesús, uno de sus trabajadores, calcula que dentro del establecimiento pueden estar a 5 o 6 grados por encima de la temperatura que marca la calle. El peor momento del día para ellos es de 5 a 7 de la tarde porque las dependencias del comercio se convierten en una sauna. Para combatir el calor lo tienen claro: abren las ventanas, salen a la calle para cambiar de aires y beben mucha agua. Con tanto sudor pierden peso durante el día, pero como dice Jesús, “se recupera cuando salimos del trabajo y nos vamos tomar una cervecita”. Lo importante es trabajar y más en los momentos que corren.
Las empresas deben facilitar el trabajo
Si es importante que los trabajadores tengan en cuenta las recomendaciones a la hora de evitar efectos secundarios por la alta exposición al calor, también es fundamental que las empresas colaboren para proteger a sus empleados. En el sindicato UGT aseguran que aún queda mucho camino por andar en este sentido. Fuentes de este sindicato afirman que muchas empresas ni siquieran facilitan cremas solares ni ventiladores para refrescar a sus trabajadores.
De hecho, indican que para muchos empresarios, una camiseta y una gorra es todo lo que tienen que aportar a las medidas impuestas por la Ley de Prevención de Riesgos Laborales.
El problema se da especialmente en el sector de la construcción y de la viña, para los que curiosamente no existe una legislación específica que lo regule.
En UGT aseguran que los empresarios tienen la obligación de estar atentos a las alertas meteorológicas para adaptar las horas de trabajo. Es más, afirman que hay trabajadores que han pedido cremas solares para protegerse del sol y el empresario se las ha negado.
No obstante, aseguran que poco a poco la ciudadanía se está concienciando de la importancia que tiene la prevención, aunque aún queda mucho por hacer y por trabajar en este sentido.
Como evitar un golpe de calor
Los sindicatos y el Sistema Nacional de Salud facilitan una serie de recomendaciones para aquellas personas que estén obligadas a trabajar a pleno sol. En este sentido, se aconseja controlar la temperatura en trabajos interiores, utilizando aire acondicionado o ventiladores, usar barreras físicas para reducir la exposición al calor radiante y modificar los procesos de producción (un ejemplo podría ser colocar el asfaltado de las carreteras en turnos de noche para evitar las altas temperaturas). Además, se recomienda proporcionar ayuda mecánica para reducir el esfuerzo físico, controlar la duración de la exposición en ambientes calurosos, aclimatar a los trabajadores para el desarrollo de actividades con temperaturas elevadas, proporcionar entrenamiento a los empleados recién llegados a la empresa y agua fresca a toda la plantilla para evitar la deshidratación, adaptar la ropa de trabajo y realizar una vigilancia continuada de los trabajadores. De no tenerse en cuenta todos estos consejos, la exposición directa al sol durante un tiempo continuado puede dar lugar a calambres, agotamiento por calor y golpes de calor e insolaciones.
El golpe de calor puede producirse rápidamente. La presencia de piel enrojecida, seca y sin ninguna evidencia de sudor es una de las señales más importantes del golpe de calor. En este caso, es importante pasar por la consulta del médico.
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