Preguntado Darmanin sobre si Moscú lo aceptará, la respuesta fue: "Es lo que esperamos"
Francia está a las espera del visto bueno de las autoridades de Moscú para que acepten la expulsión a su país de 39 rusos identificados como integristas islámicos, explicó este lunes el ministro francés del Interior, Gérald Darmanin.
En una entrevista al canal BFMTV, Darmanin explicó que la semana pasada habían pedido al Gobierno ruso que los identificara como nacionales, y que una vez que han recibido la respuesta sobre ese punto "vamos a expulsarlos desde el momento en que las autoridades rusas nos den las autorizaciones".
Preguntado sobre si Moscú lo aceptará, la respuesta fue: "Es lo que esperamos".
Esos 39 rusos identificados por su radicalización religiosa por los servicios secretos franceses bien se encuentran encarcelados, bien han sido recluidos en centros de retención para inmigrantes en situación irregular, precisó Darmanin.
La vigilancia y la expulsión de islamistas extranjeros vuelve a estar entre las prioridades de la seguridad en Francia después del atentado yihadista el pasado 13 de octubre perpetrado por un joven ruso originario de Ingusetia, una república rusa del Cáucaso, que asesinó a un profesor en un liceo de la ciudad de Arras e hirió a varias personas más.
Ese atentado trajo a la memoria otro que se había producido en octubre de 2020 en que otro joven ruso radicalizado, en ese caso originario igualmente de una república rusa del Cáucaso, Chechenia, decapitó a un profesor francés al que medios integristas reprocharon en las redes sociales dar clases a sus alumnos sobre la libertad de expresión y las famosas caricaturas del profeta Mahoma.
Darmanin contó que sus servicios no tienen constancia de que haya ahora "una amenaza caracterizada" de atentado en Francia, pero al mismo tiempo recordó que "el riesgo terrorista es muy elevado".
Y añadió que existe la posibilidad de que personas radicalizadas pasen al acto, como en Arras, o como ocurrió en Bruselas, donde un yihadista tunecino mató el 16 de octubre a dos aficionados suecos que estaban en la capital belga por un partido de su selección.