Llegan las fiestas navideñas y la hora de adquirir los productos típicos de las mismas, que no faltan en ninguna mesa para endulzarlas. Uno de los más tradicionales es el turrón.
Sin duda, la capital española del turrón es Jijona, que concentra la IGP (Indicación Geográfica Protegida) de Turrón de Jijona y Turrón de Alicante, que velan por que los ingredientes respeten dicha denominación y determina sus calidades.
El turrón de Jijona o blando se elabora a partir de una mezcla de miel, azúcar y clara de huevo, a la que se añade la almendra, en proporciones que pueden variar, que se muele y se cuece. Para darle una textura crujiente se le agrega al final una parte de almendra granulada.
Existen dos categorías:
La Categoría Suprema, para la cual el turrón debe contener un mínimo del 64% de almendra (y si es de la IGP Turrón de Jijona, un mínimo del 10% de miel).
La Categoría Extra, para la cual el turrón debe contener un mínimo del 50% de almendra (y si es de la IGP Turrón de Jijona, un mínimo del 10% de miel).
En cuanto al turrón de Alicante o duro consta de una mezcla de miel, azúcar y clara de huevo, a la que se añade una cantidad variable de almendra. La mezcla va cubierta con una oblea, una fina lámina de fécula de patata.
Igualmente, existen dos categorías:
La Categoría Suprema, que debe contener como mínimo un 60% de almendra (y si es de la IGP turrón de Alicante, un mínimo del 10% de miel).
La Categoría Extra, que exige un mínimo del 46% de almendra (y si es de la IGP turrón de Alicante, un mínimo del 10% de miel).
Estas dos variedades de turrones tienen alrededor de 550 kilocalorías por cada 100 gramos.
Fabián López, fundador de turronesydulces.com, indica que es conveniente buscar turrones que estén amparados por una denominación de origen, ya que los consejos reguladores del turrón “velan por la calidad de la materia prima y por que todo esté, de alguna manera, correcto”.
En cuanto a su conservación, recomienda que cuando se abra la tableta, se corte el trozo que vayamos a consumir. “Después, lo mejor que se conserve guardada en una bolsa de plástico muy bien cerrada, y además, si tenemos una caja de metal o lata, también introducimos el turrón en dicha caja. Recuerda que siempre se debe conservar en lugar seco y fresco, por ende, es mejor nunca utilizar la nevera”.
Los turrones suelen tener un plazo de consumo de entre diez y doce meses. Si la tableta caduca en un mes o un plazo corto, probablemente pertenezca a la campaña pasada.
Otros sabores
Aunque Jijona abandere la tradición, es el turrón de chocolate crujiente el más vendido en estas fiestas. Un estudio de la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) revela que su volumen de ventas es más del doble que los tradicionales.
El turrón de chocolate es el que ofrece una mayor gama de variedades y es aquel sobre el que más innovan los fabricantes.
Eso sí, advierte el mismo informe, se trata de dulces muy calóricos, con un elevado contenido en grasas y azúcares que le hace alcanzar el valor más elevado (E) en la escala Nutri-Score, el sistema de etiquetado nutricional frontal usado en España para ofrecer una información nutricional más clara.
Además, es común hallar -con excepciones, por supuesto- prácticas que rebajan su calidad (aunque también el precio, en muchos casos), como es sustituir la manteca de cacao por grasas de inferior calidad, así como el extrusionado de arroz y uso de aditivos.
Los turrones de yema, por su parte, son los que menos calorías suelen tener, algo sorprendente En cualquier caso, el mercado ofrece cantidad de variedades recientes sin azúcar.