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Desde mi azotea

Los buenos y malos modales

A lo largo del tiempo, los buenos modales han aflorado y han sido bandera de personas educadas; pero también hay personas maleducadas

Publicado: 27/06/2024 ·
19:20
· Actualizado: 28/06/2024 · 12:10
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Autor

José Antonio Jiménez Rincón

Persona preocupada por la sociedad y sus problemas. Comprometido con la Ley y el orden

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En sociología, los modales son normas de conducta que, ejecutadas, demuestran que una persona es correcta, educada y refinada, y se usan para exteriorizar el respeto hacia otras personas. A lo largo del tiempo, los buenos modales han aflorado y han sido bandera de personas educadas; pero también hay personas maleducadas que suelen degradar la convivencia.

¿Les suena a ustedes cuando vamos a acceder a nuestra entrada a la vivienda y nos encontramos con un vecino u otra persona que salen o entran y ni te miran? Y habréis comprobado que eso de dar los buenos días, tardes o noches, para algunos, es un esfuerzo increíble. Pero no, no es un esfuerzo para ellos o ellas, es mala educación y falta de respeto que no la han tenido nunca. ¿Y cuando entran ustedes en un ascensor? Da igual con quién, pues en la mayoría de las veces, las miradas se pierden hacia arriba, abajo, a los paneles laterales, todo para no mirarte y tener que saludarte. Están deseando que el ascensor llegue a la planta para bajarse lo más rápido posible. A veces a mí me ha pasado que ni te aguantan la puerta para dejar que puedas salir y te la sueltan en las narices si antes no pones la mano.

Esa suelta de puerta también se suele dar cuando vienes de la calle o intentas salir del edificio, que yo, y posiblemente usted, hemos vivido. Te ven venir a poca distancia, aligeran el paso como si fuese una competición atlética, abren rápidamente con la llave y entran, dejando cerrarse la puerta antes que te dé tiempo a sujetarla y la puerta se cierra. Buscas la llave y abres la cerradura, y cuando intentas subir a tu piso por el único ascensor que hay, ves que esa persona ya ha cerrado la puerta del elevador y sube a su planta sin haberte esperado. ¿Cómo le llamamos a eso?

¿Qué nos está pasando? Pues que mucha gente suele vivir de puertas de su casa para adentro y piensan que solo su casa les pertenece y ese es el reducto donde ellos hacen lo que quieren. Es su república, como dice un anuncio de una empresa de muebles sueca. No les importa la comunidad. Y la comunidad está formada por todos los vecinos que son copropietarios de las escaleras, las paredes, el ascensor, la luz, los adornos, la puerta de entrada, los buzones, etc. Eso a mucha gente no se les mete en la cabeza. Son insolidarios y suelen tener muy poca vergüenza.

¿Han sido ustedes presidentes de una comunidad de propietarios? Yo sí, y en varios años. En la mía habitan muchas personas mayores que no saben o no quieren llevar “los problemas” de la comunidad porque se les hace un mundo. Yo no tengo inconveniente en ser presidente, porque lo primero que hay que hacer en una comunidad es tener un administrador eficiente que lleve bien la gestión. Lo demás no es tan difícil, excepto el trato con morosos que se aprovechan de todos los servicios sin pagar nada. Aquí la ley es lenta, aunque a la larga es eficiente y tendrán que pagar todo lo que deben. Yo, por ejemplo, soy de los de llegar a un acuerdo: ve pagando la cuota actual y un poco del débito, y así vas saldando la deuda sin pleitos. También hay vecinos que tienen problemas de liquidez y ni para comer. Ahí hay que tener paciencia y ayudarles en lo que se pueda.

¿Y las reuniones de comunidad, qué me dicen ustedes? Los hay que protestan a todo, son las voces discordantes de siempre, los ponepegas que se niegan a aprobar mejoras. Si se trata del ascensor, ellos viven en el bajo o en el primero, que paguen los de los pisos de arriba que lo utilizan más.

Si se trata de cambiar la puerta de entrada, esa de hierro forjado que las personas de edad no pueden abrir, por las que están de moda de acero inoxidable y abren solas con una llave electrónica muy cómoda; no, eso no puede ser, el que no pueda abrir que se apañe como pueda porque él abre perfectamente y no se necesita ese desembolso.

No ha pensado que, por lo normal, la edad de los residentes cada vez es mayor, porque muchos vivimos en pisos desde hace casi cuarenta años. No miran que hay personas mayores que andan con taca-taca y que no pueden salir o entrar. Personas en sillas de ruedas, con bastones. Nada. Ni caso. Yo no participo en ese gasto inútil. Menos mal que los gastos se aprueban por mayoría y que además como afecta a la accesibilidad y mejora de la comunidad para personas con discapacidad, hay que joderse y pagar, te guste o no.

Esa es la mala educación, los malos modales a los que me refiero, trasladados a lo que es una comunidad de vecinos. Aunque tengo que decir en justicia, que esos desalmados o desalmadas son solo un 10 % de los vecinos. El resto da gusto. He tenido la suerte de ser presidente de mi comunidad muchos años (aún lo soy). Y mi mejor recompensa es cuando personas mayores, cuando me ven, me dicen “no te vayas nunca que lo haces muy bien”. La comunidad es de todos. Los modales son de los educados. Y por mucho que demos los buenos días, tardes o noches, siempre habrá quien no te mire. Pero yo estoy contento donde vivo.

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