Mucho estaba tardando ya la guerra sucia que les venía anunciando hace semanas. La fecha del 28 de marzo en la que se daba una tregua a la propaganda electoral parece que puso nerviosos a algunos de los contendientes.
Si a esto le añaden el resultado de las encuestas que unos y otros manejan entenderán ustedes el nerviosismo de algún que otro dirigente y, en consecuencia, de los sicarios más cercanos que ven peligrar sus posiciones de privilegio en el pueblo que han aprendido a querer los últimos años y en el que tan bien se vive fuera del competitivo mundo laboral ajeno a la administración. Lógico y natural, cualquiera pensaríamos en su caso de la misma forma, y consecuencia de las actuaciones que ocupan su tiempo más allá de aquello para lo que destinamos nuestros impuestos. Un ejemplo: la vivienda del presidente popular, Ignacio Mena, que, tras siete años de finalizar unas obras de ampliación de las que desconozco todo - jamás he estado en ella - se le abre un expediente de ilegalidad urbanística. Insisto, desconozco absolutamente quién tiene razón pero de lo que no me cabe la menor duda es de que, legal, alegal o ilegal, su tiempo ya está cumplido y, tal como señala la LOUA, de existir alguna ilegalidad, que lo dudo ya que Ignacio Mena lleva en la oposición nada menos que ocho años, esta estaría prescrita. ¿A qué viene pues este ruido y alharaca? sencillamente a una venganza de quién sí ha sido pillada con las manos en la masa, la inefable Cristina Rodríguez y al hecho evidente de que estamos en plena campaña electoral. Y a que Mena, faltaría más, ocupa el número dos de la lista de García Urbano.
Les hablaba de los sicarios más cercanos. Uno de ellos, curiosamente, se destapa en distintos medios de comunicación - distintos de éste me refiero - o sea el de la rama familiar, hablando de las actuaciones de la delegación de urbanismo en relación a este asunto y de como se habrán de seguir los trámites a partir de este momento. Vamos, como si quién a esto escribe le diera por hacerse portavoz de Mourinho en vísperas de la final de la Copa. Y El Larguero lo difundiera. Son las cosas de los sicarios del PSOE, dicho sea lo de sicario sin ánimo de ofender, entiéndase como metáfora de quién actúa por cuenta de otro, que confunden el partido con el Ayuntamiento. Acostumbrados que están a ello después de tantos años de interacción. Ya lo dijo Carmen Calvo: el dinero público no es de nadie, y se quedó tan pancha. A la vista está de que si tiene dueño. Sólo hay que leer los periódicos a diario para ver como entre los niños y niñas de Chaves, según Griñán "el político más honesto que ha conocido", parten y reparten sin medida. Y no crean ustedes que cuando se levante un pastel es de los chiquititos de cóctel: En absoluto, no hay uno que baje de los tres kilos. Para si los quisiera mi amigo Milán.
Les decía, en relación a los sicarios, que andan que trinan con la caducidad porque a ver como, tras tres años sin concejal de urbanismo, van a justificar los más de dos mil expedientes, paralizados, semiparalizados o simplemente abandonados. Que, no lo olviden, han sido causa de la imputación de dos concejales y como se descuiden, se llevan también por delante a este alcalde. Hay otro tipo de caducidad que preocupa a los sicarios. La suya, pero de este tema ya hablaremos con más propiedad y argumentos más adelante cuando dispongamos de todos los datos. En breve.
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