Los sindicatos indican que ?el régimen cerrado va a seguir existiendo?
Indican que la Secretaría General ha tomado una decisión por venganza y no por los números o resultados
La plataforma sindical del centro penitenciario de Puerto I, compuesta por las secciones sindicales Acaip-Uso, UGT, CCOO, Apfp, excluida Csif como indican, quiere dar a conocer a la opinión pública, la opinión generalizada de los trabajadores de este centro ante el cambio de modalidad y desaparición del único centro de régimen cerrado, Puerto I, que existe en España. Confirman que, más que ante una decisión técnica o fundamentada, “nos hayamos ante una decisión de venganza política y de rencor histórico que nada tiene que ver con la realidad de nuestros días y la labor que realiza Puerto I”.
Aseguran en comunicado de prensa que “nuestra actual Secretaría General siempre quiso cerrar Puerto I”, aunque entienden que “el régimen cerrado sabemos que va a seguir existiendo y si eso es así, Puerto I seguirá siendo necesario”. Esta decisión creen que se basa en una línea argumental “a todas luces errónea: la posibilidad de aplicar programas de intervención integral con internos de régimen cerrado en las prisiones tipo”.
Reconocen el esfuerzo que se hace en algunos centros, pero en la mayoría de las prisiones “la posibilidad de integrar a los internos que, por una causa u otra, no se adaptan al sistema, está condenada al fracaso. No se puede llevar a cabo un programa de tratamiento integral con este colectivo de presos y penados, con carencias tan profundas, en un módulo de aislamiento, donde no existen lugares adecuados ni los funcionarios están concienciados de la importancia que tiene la intervención con estos usuarios. Los maestros, educadores, psicólogos y trabajadores sociales, tienen verdaderos problemas para desarrollar un programa mínimo de trabajo, que a veces tienen que realizar separados de los internos por una reja”.
Y para que se sepa su asociación práctica, explican que “para muestra, un botón”. El día siguiente al secuestro en Morón, en la mayoría de los centros, indican, no se permitió el acceso de los profesionales de tratamiento a los módulos de régimen cerrado, pero en cambio en Puerto I por la mañana una trabajadora social impartió una sesión de videoforum para quince internos y por la tarde una educadora realizó una sesión de yoga con diez reclusos. “Ni nos planteamos suspender los programas a causa del secuestro. Lo que en las prisiones es excepcional, trabajar con este colectivo de internos, para nosotros es el día a día y no se suspende por ningún motivo”.
Consideran que la Secretaría General “se cree, en el desconocimiento de lo que en realidad es el interior de una cárcel, que va a acabar con los primeros grados”, forzando “progresiones ficticias que han convertido algunos módulos de régimen ordinario en auténticos polvorines”.
Entienden, y así lo hacen saber en su comunicado, que “estos usuarios necesitan que se ejerza sobre ellos, de forma simultánea, varios programas específicos de intervención para así responder a todas las carencias. Es la única manera de conseguir resultados perdurables en el tiempo. En las prisiones tipo lo que hacen es poner parches que a medio plazo no van a servir para nada”, por lo que confían en que no se tengan que acordar de Puerto I cuando sea tarde y esta cárcel ya no exista.
“Nos quieren cerrar y lo más triste de todo, encima queriéndonos dar mala publicidad a los profesionales de este centro. No reconocen que llevan muchos años intentando copiar nuestra forma de tratar a este colectivo de internos, sin darse cuenta de que nuestro modelo de intervención integral no es trasladable a un módulo de una macroprisión que siempre va a destinar sus mejores recursos a programas más innovadores que se vendan mejor en Europa”.
También se preguntan por qué los presos de Puerto I, cuando van a otras prisiones por juicios pendientes vuelven deteriorados o que algunos internos pidan no progresar.
Aseguran en comunicado de prensa que “nuestra actual Secretaría General siempre quiso cerrar Puerto I”, aunque entienden que “el régimen cerrado sabemos que va a seguir existiendo y si eso es así, Puerto I seguirá siendo necesario”. Esta decisión creen que se basa en una línea argumental “a todas luces errónea: la posibilidad de aplicar programas de intervención integral con internos de régimen cerrado en las prisiones tipo”.
Reconocen el esfuerzo que se hace en algunos centros, pero en la mayoría de las prisiones “la posibilidad de integrar a los internos que, por una causa u otra, no se adaptan al sistema, está condenada al fracaso. No se puede llevar a cabo un programa de tratamiento integral con este colectivo de presos y penados, con carencias tan profundas, en un módulo de aislamiento, donde no existen lugares adecuados ni los funcionarios están concienciados de la importancia que tiene la intervención con estos usuarios. Los maestros, educadores, psicólogos y trabajadores sociales, tienen verdaderos problemas para desarrollar un programa mínimo de trabajo, que a veces tienen que realizar separados de los internos por una reja”.
Y para que se sepa su asociación práctica, explican que “para muestra, un botón”. El día siguiente al secuestro en Morón, en la mayoría de los centros, indican, no se permitió el acceso de los profesionales de tratamiento a los módulos de régimen cerrado, pero en cambio en Puerto I por la mañana una trabajadora social impartió una sesión de videoforum para quince internos y por la tarde una educadora realizó una sesión de yoga con diez reclusos. “Ni nos planteamos suspender los programas a causa del secuestro. Lo que en las prisiones es excepcional, trabajar con este colectivo de internos, para nosotros es el día a día y no se suspende por ningún motivo”.
Consideran que la Secretaría General “se cree, en el desconocimiento de lo que en realidad es el interior de una cárcel, que va a acabar con los primeros grados”, forzando “progresiones ficticias que han convertido algunos módulos de régimen ordinario en auténticos polvorines”.
Entienden, y así lo hacen saber en su comunicado, que “estos usuarios necesitan que se ejerza sobre ellos, de forma simultánea, varios programas específicos de intervención para así responder a todas las carencias. Es la única manera de conseguir resultados perdurables en el tiempo. En las prisiones tipo lo que hacen es poner parches que a medio plazo no van a servir para nada”, por lo que confían en que no se tengan que acordar de Puerto I cuando sea tarde y esta cárcel ya no exista.
“Nos quieren cerrar y lo más triste de todo, encima queriéndonos dar mala publicidad a los profesionales de este centro. No reconocen que llevan muchos años intentando copiar nuestra forma de tratar a este colectivo de internos, sin darse cuenta de que nuestro modelo de intervención integral no es trasladable a un módulo de una macroprisión que siempre va a destinar sus mejores recursos a programas más innovadores que se vendan mejor en Europa”.
También se preguntan por qué los presos de Puerto I, cuando van a otras prisiones por juicios pendientes vuelven deteriorados o que algunos internos pidan no progresar.
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