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José María Quintana: “El obispo me planteó que cediera el cementerio a Santa Marta”

Hablamos con José María Quintana, expárroco de San Paulino en Barbate, al que se le tiene un enorme cariño y que actualmente reside en Burgos

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  • José María Quintana, expárroco de San Paulino en Barbate
  • "Le dije en varias ocasiones que no cediera el cementerio, que no firmase. Se lo insistí porque el cementerio era parroquial y no diocesano"

¿Qué es Don José María Quintana? ¿Dónde se encuentra? ¿Cuál es su labor?

En nuestro caso, como algunas de esas subidas nos parecieron exageradas pues no las llegamos a aplicar, entre otras cosas porque nosotros mirábamos al pueblo de Barbate, cuyas economías en muchos casos eran muy débiles y a veces las tarifas que nos proponían desde el Obispado nos parecían tan desorb

Pues mira, estoy en la Diócesis de Burgos, a la cual pertenecía y pertenezco. Y estoy colaborando en los distintos tanatorios de la ciudad.

¿Echa de menos Barbate?

Sí, lo recuerdo mucho aunque es una etapa pasada. Una etapa que viví con mucho gozo y muy feliz y la recuerdo con mucho, mucho cariño.

¿Cuándo llegó a Barbate?

Pues llegué en 2008 y allí estuve hasta el año 2022…

¿Cómo acaba una persona de Burgos en la parroquia de Barbate?

A ver, ya tenía experiencia en la zona porque había estado trabajando en los campos de Tarifa y también en Algeciras. Luego fue el Obispo Antonio Ceballos quien me destinó a Barbate.

Cuando usted llegó a Barbate la gestión recaía en la Parroquia de San Paulino y en su periodo se llevó a cabo una ampliación del camposanto…

Sí, el cementerio parroquial estaba colmado y no daba más de sí, los nichos estaban agotados y había que realizar una ampliación que ya se venía intentando hacer pero que había que descatalogar el suelo, el cual pertenecía al monte público de Vejer y de Barbate, y algo también tenía que decir ahí la Junta de Andalucía. El hecho es que costaba mucho descatalogarlo y había dos pinos que parecían que eran sagrados o poco menos, pero al final se consiguió el permiso. Una vez logrado este primer y complicado paso, nos encontramos con que había que sacar toda la arena que venía de la duna. La idea era hacerlo por fases pero nos resultó imposible porque ya estaba limpio y veíamos que la duna seguía viniendo, y si lo dejábamos la arena acabaría por tapar todo lo que se fuese haciendo. Al final optamos por hacernos cargo de todo el cercado porque la pared sur, la que colinda con la duna, necesita además de construir el tabique, sino que había que apoyarla con contrafuerte, que eran los nichos,  y una vez que hicimos eso en la parte norte había que realizarla por el resto. En fin, que era una obra de envergadura que queríamos haber hecho por tramos pero no fue posible. Así que se cercó todo el terreno que nos habían concedido con nichos, quedando toda la parte central por construir si fuera necesario. Aún hay espacio para construir seis o siete bloques verticales para nuevos nichos en la parte central.

Es decir, en 2010,  la ampliación de unos 4.500 metros cuadrados se llevó a cabo sobre el mismo monte público de la zona antigua, tras solicitar tanto desde Barbate como desde Vejer a la Junta de Andalucía el cambio de uso de la finca de dominio público, cuestión que el Consejo de Gobierno dio luz verde dada la “prevalencia del interés general sobre el forestal”…

Sí, los ayuntamientos de Barbate y Vejer realizaron un convenio en el que se le cedía, creo, suelo al segundo para permitir esa ampliación.

¿Cuál fue el presupuesto?

Pues no lo sé, creo que ascendió a alrededor de los 340.000 o 350.000 euros.

Y esa inversión fue asumida en su totalidad por la Parroquia San Paulino, ¿no?

Sí, pedimos un crédito ICO. Es que entendimos que la Parroquia debía asumir ese coste y pedimos el crédito con mucho miedo… además, para que fuese más rápida la concesión del mismo lo pedimos a título personal, es decir, lo pedí yo.

¿Y ya está devuelto?

Sí, totalmente. Se pagó. Cuando concluyó la obra y se abrió el cementerio, para ayudar a abonar ese crédito se vendieron algunos nichos, los menos posibles, pero tuvimos que vender algunos correspondientes a los que están ubicados a mano de derecha según entras por la nueva puerta. Y con algún dinerillo que iba saliendo con la venta de nichos por algunas defunciones, se pagó bastante bien a pesar del miedo que yo tenía… se pagó. Ahí Pedro Álvarez fue fundamental porque realizó una gran gestión. Y desde tres o cuatro años antes de dejar la Parroquia, el cementerio ya estaba libre de toda carga.

¿Durante todos esos años, la gestión del cementerio estaba en manos de la parroquia?

Era parroquial.

 ¿En qué consiste esa gestión?

Pues cuando hay un sepelio, a los familiares se les facilita un nicho ya como venta o como alquiler, lo que deseen. También hay unos derechos de colocación de lápidas, que en ese aspecto no intervenía, al menos mientras yo estaba al frente de la parroquia, el cementerio. No había un marmolista al que nosotros derivábamos para las lápidas y obtener una comisión, sino que cada uno hacía las lápidas donde quisiera y como quisiese, siempre que fuese con dignidad. También llevábamos el tema de la limpieza, cuidado y mantenimiento del cementerio… ahí entraba pintarlo con motivo de la Festividad de los Santos y los Difuntos, pero no solo se realizaba la limpieza en esas fechas, sino que se realizaba de forma constante. Los familiares y amigos de los difuntos llevaban flores y coronas que al cabo de unos días quedaban marchitas y había que retirarlas…

También la apertura y el cierre…

Sí, apertura y cierre sobre todo cuando en el cementerio antiguo alguien contaba con un nicho comprado con un familiar que había fallecido años atrás y quería meter a otra persona, pues había que llevar a cabo la apertura del nicho, reducción de restos y nuevo cierre…

¿Con cuántos trabajadores contaba?

Con uno en el cementerio y otro en la administración. Había una tercera persona a la que se le reclamaba ocasionalmente para cubrir vacaciones o algún día de descanso o los festivos. Pero no tenía un contrato fijo, sino era ocasional.

Obtener rentabilidad de la gestión de un camposanto a manos de una parroquia no es una tarea sencilla, ¿no?

Pues para eso estaba Pedro que lleva la contabilidad y era administrativo. Llevaba muy bien la contabilidad y también la atención de las personas a las que se les daba servicio. Era de admirar cómo desarrollaba su labor.

No hablamos solo de una labor social y necesaria, sino que conlleva un componente sentimental y humano muy elevado…

Sí, con un componente sentimental y también con una respuesta que había que ofrecer a quienes nos debíamos. Todo eso con el añadido de que había que llevar bien las cuentas y pagar los impuestos que Hacienda exigía. Había que estar atentos a los balances y las cuentas… Hacienda sí entra ahí porque es una gestión pública que se llevaba desde la Parroquia y de la que se obtenía unos beneficios.

Durante esos años en los que usted estuvo al frente, lamentablemente ocurrieron varias desgracias derivadas de la llegada de pateras, al tiempo que la crisis económica provocó que aumentara el número de familias vulnerables y con escasos recursos económicos. ¿Qué se hacía en esas situaciones?

Pues en esas situaciones ocurría lo siguiente. Había un concierto de palabra en el que el Ayuntamiento se hacía cargo de la caja y nosotros poníamos el nicho gratis, así como el enterramiento y los servicios religiosos. En cuanto a las personas de economía muy débil, pues a ellas se les permitía pagar poco a poco el nicho… pagaban de mes a mes pequeñas cantidades que pudieran asumir hasta cubrir las cargas que tenía con la iglesia.

Claro, lo principal era ofrecer ese servicio…

Sí, se daba ese servicio y teníamos los ojos muy abiertos para ver qué costes tenían los cementerios públicos y nosotros lo teníamos bastante, bastante más bajos… También había acuerdos de palabras con los cementerios de Conil y de Vejer, que eran los más cercanos y próximos, para mantener los precios de forma uniforme.

Desde el Obispado indican que desde 2012 se han producido tres subidas en las tarifas (2013, 2015 y 2023)…

En nuestro caso, como algunas de esas subidas nos parecieron exageradas pues no las llegamos a aplicar, entre otras cosas porque nosotros mirábamos al pueblo de Barbate, cuyas economías en muchos casos eran muy débiles y a veces las tarifas que nos proponían desde el Obispado nos parecían tan desorbitadas que no las llevábamos a cabo. Por otra parte, el cementerio era lo suficientemente rentable como para no cargar más sobre la gente.

¿A qué se dedicaban esos beneficios derivados de la gestión del camposanto?

Pues para el mantenimiento del cementerio, para el pago de los sueldos y los servicios. También para Cáritas y por supuesto para las mejoras del propio templo, en el que arreglamos las dos puertas principales. Se piedra en la zona inferior porque el edificio estaba construido con arena de playa y supuraba humedad. Se pintó. Se pusieron dos campanas nuevas y aquí debo decir que contamos con la ayuda de la Hermandad de Nuestra Señora del Carmen. También se puso el alumbrado nuevo… En la capilla del Sagrario se hundió el tejado y lo tuvimos que arreglar de la noche a la mañana, con lo que costó más que si se hubiera programado. Se arregló la casa de las monjas, con el arreglo de las habitaciones, la construcción de cuatro o cinco cuartos de baños, al tiempo que se les instaló un sistema de calefacción. También se cambió la megafonía estaba obsoleta… Los salones parroquiales, también… se hicieron pequeñas y grandes mejoras, sin olvidarnos que logramos abonar por completo el préstamo que solicitamos para ampliar el cementerio.

Todo bajo una gestión cien por cien parroquial… ¿en algún momento le plantean que esa gestión pase a manos de la Diócesis de Cádiz a través de la Fundación Santa Marta?

Sí, ya al final de mi etapa en Barbate. Un día me lo dijo el obispo (ya por entonces Rafael Zornoza Boy).

¿Cuál era la idea?

Pues a mí me vendió que lo iban a llevar ellos y con eso se mejoraría la administración, que era una ayuda lo que nos iban a dar, que los beneficios revertirían en la parroquia, pero la experiencia de otros sitios me decía que no. Al hablar con otros curas, con otros compañeros, me suscitaba dudas y le dije que no, que el cementerio era parroquial y que no, que quien lo tenía que administrar era la parroquia y el párroco, fuese yo o al que quisiera nombrar. En su mano estaba el cambiarme y mandarme a otro sitio, y que viniese un nuevo párroco pero aún así yo pensaba que debería ser el nuevo párroco el que administra el cementerio.

¿Usted tenía constancia de una negociación con el Ayuntamiento para venderle el cementerio?

En mi tiempo no.

Y tampoco le dijeron que querían asumir la gestión para venderlo…

No, no, para nada. Eso no me consta aunque parece ser que era la idea que tenían, es decir, vender todo el lote de cementerios parroquiales… no lo sé, o gestionarlos a través de la Fundación Santa Marta… pero no lo sé de forma fehaciente.

Fuentes municipales y también de la iglesia señalan que tanto por el de Vejer como por el de Barbate, desde la Diócesis pidieron un millón de euros a los respectivos ayuntamientos…

A mí eso no me consta. Es más, cuando nosotros tuvimos que hacer la ampliación y claro, teníamos que contar con el Ayuntamiento porque el suelo era público y nos lo tenían que ceder, pues yo propuse si querían asumir ese servicio desde el Consistorio y me dijeron que no les interesaba porque, entre otras cuestiones, en esa época el Ayuntamiento no tenía medios e incluso adeudaban bastantes nóminas a sus propios trabajadores… Esa fue la época en la que se hizo la ampliación.

Cuando le dice que no al obispo, ¿qué le contestan?

Pues él se marchó como diciendo que si esta batalla la he perdido ya ganaré la otra, la siguiente. Tampoco insistió mucho en ese momento. Sabía que me quedaban dos o tres años en Barbate porque me tenía que jubilar. Además, en algún otro momento intentó cambiarme y le dije que no aceptaría ningún cambio, que me volvería para Burgos si intentaba removerme porque ya tenía una edad.

En los últimos años ya habías escuchado hablar de Santa Marta, ¿no?

Sí, sí, pero en mi caso no ejercieron una presión fuerte para integrar el cementerio en Santa Marta… hubo unos conatos pero no fue una presión fuerte porque además ya les había dicho que no, que no se lo daba, que no lo firmaría.

Usted se jubila y llega un nuevo párroco a San Paulino… no sé si tiene constancia de que la gestión del cementerio pasa a manos de Santa Marta…

Sí, al parecer sí. Yo le dije en varias ocasiones que no cediera el cementerio, que no firmase y así se lo insistí porque el cementerio era parroquial y no diocesano, y como parroquial quien tenía que gestionarlo era la Parroquia… pero bueno, me vengo para Burgos y ya no sé qué ocurre porque nadie me pide consejos. Mi tiempo allí se acabó.

¿A qué cree que se debía el interés por los cementerios si supuestamente estaban bien gestionados y cuidados, cumpliendo con su labor social?

No sé cómo se cumplían y cómo se llevaban los demás cementerios, o los problemas económicos que tuvieran en otras localidades. Yo puedo hablar certificar y garantizar que el de Barbate se estaba llevando bien, pagando a tiempo los impuestos, pagando a los trabajadores, cotizando a la Seguridad Social y además con una limpieza y una exquisitez que había en el cementerio que a mí me lo dijeron y me lo agradecieron en multitud de ocasiones. Me decían hay que ver qué bonito está el cementerio, qué limpio… la gente estaba francamente contenta. Por otro lado, oí hablar del cementerio de Benalup que cuando pasa a manos del Obispado comienza a contar con trabajadores ocasionales que llegan de otros sitios para llevar a cabo los sepelios pero nadie se encargaba de quitar las flores y cuando se hacía, era de tarde en tarde. Nadie se encargaba de barrer el cementerio… y es que hay una cuestión, en Barbate, en Benalup y en toda la zona hay que contar con el viento de Levante que hace sus jugarretas también. No sé si será verdad o no, pero oí que los vecinos y vecinas de Benalup se quejaban del estado de su cementerio… En nuestro caso, Germán era un gran trabajador, lo llevaba muy bien y hasta ahí te puedo decir.

En Barbate existe actualmente un gran malestar entre los ciudadanos por la gestión actual del cementerio, tanto por la subida de los precios como por la propia gestión… Hace unos días incluso hubo un altercado porque no llegaba un permiso para permitir el enterramiento… También existe un enfrentamiento, por así decirlo, entre el Ayuntamiento y la Diócesis… ¿qué sensación le produce esta situación?

La verdad es que desconozco esa situación y lo que está ocurriendo. No sé si ese retraso fue por el permiso de enterramiento por parte del juez… En mi época de esos permisos se encargaba la empresa adjudicataria que nos traía los permisos. Nosotros nunca hicimos un enterramiento sin licencia previa. Tampoco hubo nunca ningún enfrentamiento con el alcalde o con el Ayuntamiento. Las relaciones eran muy cordiales y muy buenas. Me imagino que el Ayuntamiento se sentirá también presionado por la gente, pero no lo sé. Lo que sí tengo que decir, por ética sacerdotal, es que desde el primer día me he desligado del funcionamiento de la parroquia y del cementerio. Son pocas las veces que me llaman o que yo les llamo, y cuando llamo es por una amistad que quedó y solo hablamos de cuestiones personales, nada de temas parroquiales en los que ya no quiero entrar porque es algo que ya no me corresponde.

¿Cree que hubo una deriva, desde la llegada del obispo Zornoza, más mercantilista por encima de su función social desde la Diócesis de Cádiz?

Sí, sí. Sí, también intentaron gravar sobre las parroquias una mayor cantidad. Pero mire, por un lado no me parecía mal. Si la parroquia de Barbate tenía beneficios, no me importaba que colaborase en ayudas de otras parroquias con menos beneficios. Eso me parece justo pero nuestra parroquia ya colaboraba con el veinte o el treinta por ciento de sus beneficios con la Diócesis, con el fondo para la sustentación del clero… un dinero que iba a la Diócesis y que creo que lo administrarían de la mejor forma posible, pero eso tampoco lo sé.

Pero hubo muchas quejas por ese excesivo interés por lo económico que por lo social…

Sí, un interés mayor por lo económico que por lo pastoral. Sí, sí lo notamos. Pero quiero que conste que me he desligado de la Diócesis y de sus problemas, y de los problemas pastorales y parroquiales de Barbate. Que no quiero ni husmear, ni meter cizaña, como a lo mejor se pueda pensar desde algún estamento religioso.

Por último, solo me queda decirle que su huella presente sigue muy presente en Barbate, donde los vecinos y vecinas le tienen en muy alta estima…

Eso me alegra y mucho. Me alegra porque significa que se hizo bien el trabajo durante el tiempo que estuve. Pero debo decir que ese buen hacer del trabajo no fue mío, sino que también es mérito de las personas que colaboraban conmigo. La figura de Pedro Álvarez Luque ya estaba con el padre Troya y su labor la debo ensalzar, así como el asesoramiento de otras personas que me ayudaron muchísimo. Quiero que se resalte que la labor no fue solo mía, fue parroquial.

 

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